Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- 'La piel más profunda · Manuel Fernández' No es el momento para enredarnos en las tediosas discusiones sobre la 'artisticidad', cuestión todavía metafísica todavía metafísica o, en términos menos pretenciosos, esencialista, de la Moda, como si ésta fuera algo unificado, una jaula maravillosa de la que nadie quiere salir y en la que para entrar hubiera que suscribir un código. Una mirada, informada aunque sea de una forma mínima, reconocerá que las contaminaciones entre ciertos procesos artísticos y algunas manifestaciones de la moda son ejemplares, desde los espectaculares y manieristas filmes de Matthew Barney a las fotografías hieráticas de Vanesa Beecroft o en las impactantes y, a veces, desconcertantes prendas de Matin Margiela o Hussein Chalayan. El proyecto Fashion Art que ha desarrollado con gran entusiasmo el diseñador Manuel Fernández supone una clara toma de conciencia de la moda como soporte artístico. Desde hace años ha colaborado con numerosos artistas generando piezas de una brillantez extraordinaria. Manuel Fernández viene a demostrar que la idea de Valery de que 'lo más profundo es la piel' puede recontextualizarse, en el campo de la moda, por medio de un diálogo fructífero con la pintura. Tenemos que tener en cuenta que el vestido es la verdadera piel del sujeto, eso que asegura el paso de lo sensible corporal al sentido simbólico. Vamos siempre marcados por telas pigmentadas, la pintura es nuestro 'revestimiento', desde el nicho prehistórico (con aquellas imágenes apotropaicas que tenían que ver, tal vez, con estados alterados de conciencia o con rituales) hasta la prenda que acaba de ofrecerse esplendorosamente en una pasarela. El pintor y el diseñador de moda saben de colores, volúmenes, texturas, ambos están confrontados siempre con el modelo (sea para atraparlo en el espacio de la representación o para llevarlo a la presentación pura) y, sobre todo, buscan eso tan difícil de definir que es el placer estético. En el final de la idea moderna del arte surgen, evidentemente, actitudes, gestos y obras, diferenciados de aquella voluntad delimitadora precedente, esto es, afrontamos una situación pluralista. La hibridación ha llegado también al terreno de la moda y Manuel Fernández es, junto a creadores como David Delfín, un ejemplo de un actitud de curiosidad y búsqueda, afrontando retos que no están dirigidos hacia el rendimiento 'empresarial' sino que tienen que ver con la investigación plástica. No es fácil, ni mucho menos, intervenir en esa zona transdisciplinar que obliga, como punto de partida crucial, a estar abierto a la propuesta del otro, dialogando con pintores y artistas, tratando de encontrar inspiración allí donde otro también sedimentó su imaginario. Se puede decir que Manuel Fernández está generando no sólo trajes sino que también persigue una reflexión sobre los acontecimientos corporales vestido excitante, algo 'que nos circunda y envuelve ' desde el punto de vista de la fusión de pintura y moda. El vestido es, no cabe duda, algo que envolvente, una construcción delicada que nos identifica y que tiene que ver con la identidad y el deseo, con la seducción y la definición del sujeto. 'La ropa se adhiere al cuerpo y es, por ende, su doble y su metáfora. Habla de aquello que envuelve, pero sirve para eludirlo y escamotearlo'. En realidad, no es solamente ese 'camuflaje' sino que supone un acto de presentación, un modo de estar en el mundo o, en otros términos, una respuesta personal y estilística a la época en la que nos ha tocado vivir. Manuel Fernández propone sus ropas pintadas como un intento de ir más allá de la 'uniformidad', acaso como una reivindicación de una existencia creativa, en la que el arte esté más cerca de nosotros: convertido en nuestra piel. Todo artista trabaja dejando huellas que nos inquietan. Dejamos por todas partes huellas: 'virus, lapsus, gérmenes, catástrofes- signos de la imperfección que son como la firma en el corazón de ese mundo artificial'. Los gestos y las composiciones de los pintores son las huellas que Manuel Fernández toma para excitar su imaginación, para plegar y desplegar, para coser y ajustar, dotando a los cuerpos de una sofistación inédita. Veo el enorme repertorio de trabajos que ha realizado con artistas españoles y latinoamericanos como una incitación aprender a vivir de maravilla, esto es, como un gesto que nos lleva más allá de lo monocorde, del minimalismo encorsetador o de la inercia a convertir lo banal en chic. Los cuerpos están encriptados (mise en crypte) en la ropa, el arte está sujeto, inevitablemente, a los ornamentos (párerga), ese borde extraño contra el que reacciona el discurso filosófico. Manuel Fernández salta el límite entre disciplinas creativas para adentrarse en la experiencia de la piel como tejido, proponiendo esos vestidos-de-pintura que son absolutamente hipnóticos. Basta contemplar piezas como las que ha realizado con pintores como Juan Genovés, Darío Alvárez Basso, José Manuel Ciria, Úrculo o Uiso Alemany para comprobar la intensidad de todo el proyecto. Sin duda, Fashion Art se ha convertido en un proyecto referencial que se ha exhibido en museos como el de Antioquia en Medellín, el Museo de Artes Visuales Montevideo, el Palacio de la Minería de México DF o en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Quiero insistir en la idea de que los seres humanos son cuerpos vestidos Bataille sabía que la indumentaria está asociada al erotismo como un aspecto de la experiencia interna a diferencia de la sexualidad animal, es manifiesto que al esconder el cuerpo, la ropa excita la curiosidad sexual 'y crea en el observador el deseo de quitarla'. Las suntuosas ropas de Manuel Fernández no invitan a la desnudez, al contrario están esperando sujetos con la suficiente personalidad como para llevarlas, aunque basta con contemplar como la moda da espacio a la pintura y como el arte se expande sin estridencias. 'La experiencia de la piel y del cuerpo como conjunto de tejidos es, por su externidad, lo más opuesto que se puede encontrar del espiritualismo ético-estético'. En ese terreno, maravillosamente superficial, surge el ritual de la seducción. La belleza barroca de la fusión de pintura y moda que propone Manuel Fernández no tiene nada que ver con la idea de ropaje como 'coraza vitrificada'. Al contrario, sus composiciones alegorizan la libertad creadora, la idea incluso de que la vida misma es una obra de arte. Esas pieles pintadas que contemplamos, esas ropas maravillosas nos invitan a convertir el estilo en algo esencial, a dar rienda suelta al deseo que siempre está en función del otro.
Fashion Art, exposición creada por el diseñador Manuel Fernández en 1998, une Moda y Arte de una manera espectacular y atractiva. En junio de 2003 presenta la exposición por primera vez, en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires y hasta la actualidad ha itinerado por más de una veintena de Museos por Latinoamérica (Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, y Guatemala), exponiendo en los museos más importantes con un éxito de público y crítica notables. Desembarcó en España en septiembre del año pasado, en La Ciudad de la Ciencias y las Artes de Valencia. Este proyecto es una propuesta nueva y diferente que trata de analizar la interacción cultural, el cruce de referencias estéticas entre artistas visuales y el diseño de moda. Fashion Art plantea un trabajo colectivo en el que los lenguajes respectivos se articulan y aúnan para crear un vestido que es en sí mismo una auténtica obra de arte. Manolo Valdés, Juan Genovés, Úrculo, Eduardo Chillida, Ouka Lele o Rafael Canogar son solo algunos ejemplos de los más de 130 artistas visuales que hasta el momento participan en la iniciativa. La diversidad de disciplinas artísticas da como resultado una nueva plataforma creativa, única y original, una obra de arte en la que el artista es el protagonista y el diseñador el soporte escénico.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España