Las siguientes fotografías pretenden documentar mi visión personal de Barcelona, la ciudad en la que resido desde hace más de 8 años. En ella, existen ciertos trayectos que realizo una y otra vez cada día, a diferentes horas, a veces acompañado de gente o sólo con mi cámara de carrete en mano. Fotografío con una pequeña cámara rusa, que gracias a su reducido tamaño y la calidad de la película en blanco y negro, me permiten pasar prácticamente desapercibido. En las calles, observo que los habitantes mantienen un acelerado proceso de adaptación a los cambios que genera el agresivo crecimiento urbanístico y social de la ciudad.

Sin embargo, para mí la ciudad se mantiene viva y atractivamente inagotable de temas. Para bien o para mal la ciudad nos ofrece un espacio que nos contiene ... y al que yo me acerco en uno de sus lados más agradables. Así que lejos de denunciar a través de mis imágenes, sencillamente sucumbo al lado más exótico de las mezclas que aparecen en mi campo de visión. Por un lado la ciudad me ofrece unas líneas orgánicas en forma de sus habitantes, que conviven casi en armonía, con las líneas inorgánicas de los nuevos horizontes de concreto. Este frágil equilibrio, este constante desfile compositivo, es el que crea en mí una necesidad de documentar lo que vi, de salir a capturar estas fracciones de tiempo que registran el comportamiento del hombre y sus estructuras, en su bella simbiosis.