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Se dice siempre que la fotografía congela un instante, captura el tiempo. Una de las funciones del retrato, sea pictórico, escultórico o fotográfico, ha sido siempre la obsesión humana por la permanencia, por la interrupción del flujo de la vida, o al menos por representar esta detención. Desde la antigüedad clásica a las instantáneas hechas con teléfonos móviles, el retrato ha intentado vencer al tiempo mediante imágenes que sobreviven las transformaciones que aquel produce. Paradójicamente, este afán consigue más bien comunicar el tiempo, al permitir comparar las mutaciones experimentadas por las personas retratadas a causa del envejecimiento, los cambios físicos y otros factores propios del fluir de la vida. En este sentido, la fotografía, por su rapidez y su facilidad para plasmar secuencias hace posible tanto congelar el tiempo como mostrar sus metamorfosis.

Cara al tiempo reflexiona, a través de la obra de Esther Ferrer (España, 1937), Péter Forgács (Hungría, 1950), Pere Formiguera (España, 1952), Kan Xuan (China, 1972), y Lucas Samaras (Grecia, 1936) sobre las edades, el envejecimiento, la evolución física, las transformaciones del individuo... en definitiva, sobre los ciclos de la vida humana. Las fotografías y vídeo instalaciones que forman parte de la muestra -realizadas entre 1969 y 2006- permiten observar cómo los artistas investigan utilizándose a sí mismos o a otros sujetos, con acercamientos muy diferentes.