En la serie expresiones, Diego Beyró, representa la expresión de la cara como sede de la energía vital. Esta serie se divide en dos partes: infancia y juventud. La primera está compuesta por retratos de niños en el momento de gritar, un grito intenso y descontrolado que simboliza la infancia como el momento de descubrimiento y asombro hacia el mundo externo. Ahí donde la dimensión emotiva, más que la racional, dirige nuestras acciones. Los niños no tienen miedo de gritar, no tienen todavía estructuras sociales, son pequeños guerreros que van a la conquista de un mundo desconocido. El grito como juego, defensa, expresión de felicidad, es siempre un grito espontáneo, único, que comunica la libertad de exprimirse a ellos mismos, sin limites.

La segunda serie hace referencia a la juventud y está compuesta por chicos y chicas retratados en el momento del orgasmo. Representado como el símbolo de ... ese período de la existencia en donde la búsqueda frenética de la propia identidad, lleva a experimentar e inclinarse por elecciones fuertes que hacen sentirse vivo. Diego Beyró define esta edad como "el orgasmo de la vida": las emociones son extremas y la vida se amontona de nuevas experiencias y relaciones. El acercamiento con la vida es descarado y el futuro no da miedo pero es visto como una constelación de sueños realizables. Estas pinturas de grandes dimensiones expresan toda su fuerza mediante la marca negra del acrílico y el óleo. Transmiten, a quien las mira, una energía pura e instintiva comunicando una clara voluntad de querer tomar parte en el juego de la vida. Pertenecer a ella y hacerse pertenecer por ella.