Descripción de la Exposición Lo cotidiano se presenta como la parte más anodina de nuestras vidas: la rutina diaria al trabajo, la monotonía de los trayectos en metro y autobús, los horarios repetitivos y regulares, lo invariable de la programación de la televisión, es decir, lo previsible en su más amplia acepción, que si bien ayuda a que el transcurso vital se encuentre sujeto a una serie de pautas, puede provocar el paulatino descenso hacia la desidia. Juan García-Perrote realiza una amplia reflexión en torno a este concepto del cotidiano, en la que oscila hacia diversas posiciones, diseccionando lo que está más próximo a nuestra vida rutinaria. Por un lado la escenifica dicha cotidianidad, convirtiéndola en algo artificial pero, al mismo tiempo, dotándola de cierta extrañeza en sus fotografías de 'Escenas cotidianas'. También la diseca o, más bien, la envasa al vacío en su serie de 'Objetos cotidianos, usados o encontrados'. La convierte en un llamado de auxilio dentro de una botella lanzada al mar, como náufrago perdido en un gran mar en calma de lo cotidiano, en las piezas de 'Botellas y bombillas'. La corporativiza al convertir el envoltorio en el producto a consumir en 'Ropas y cajas'. Y, por último, la convierte en una gran red de usuarios que registran su vida cotidiana a través del teléfono móvil en la pieza 'Yo, móvil'.