Xavier Magalhaes, desde muy pequeño, se siente atraído por el dibujo. Llegado el momento el padre no acepta que haga Bellas Artes, porque no le ve una carrera con futuro, sin embargo, en Tuy donde estaba viviendo desde 1969, conoce al pintor Laxeiro, el cual fomenta su vocación regalándole carboncillos para que dibuje, desde este momento se convierte en su maestro, pasados más o menos 6 años de duro trabajo será cuando le de plena libertad para que haga lo que quiera, regalándole una paleta de pintor.

Su carrera expositiva comienza a finales de la década de los setenta, siendo muy extensa tanto dentro como fuera de España, llegando a cruzar el charco donde expuso en Buenos Aires y La Habana. Se puede encontrar su obra en museos e instituciones tales como el Museo Quiñones de León, CGAC, Caixanova, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Fundación Eixo Atlántico, Colección Pilgrim ... Haus Soest Alemania, etc.

En su obra nos encontramos con la explosión del color que lo inunda todo, lo trabaja de tal manera que hace resaltar los trazos esquemáticos con los que muchas veces realiza sus cuadros, dándoles fuerza e intensidad. Los carmines, azules o violetas parecen que se confabulan para lograr el objetivo deseado, Por otra parte, también nos podemos topar con una pintura de mancha amplia y enérgica con reminiscencias cubistas, que conllevan, al mismo tiempo, una gran carga de ternura y fantasía.

Xavier Magalhaes tiene una mente tan ebullidora e inquieta que siempre esta en constante creación . Su inseparable block-agenda sabe mucho de ello, mas tarde lo plasma en sus sugerentes dibujos y en la amplia obra gráfica de la que también es autor.

Xavier Magalhaes dice sobre su obra que "cada cuadro es una correspondencia individual y como tal tiene que ser entendido en cuanto cause alguna emoción al espectador".

Francisco Pablos (critico de arte, aeca) escribió sobre él "Comunicativo, locuaz, expresivo, tal dinamicidad la transmite a su pintura inquieta, danzante, síntesis de un expresionismo muy libremente figurativo, que derivó hacia la casi absoluta abstracción. Magalhaes, creador libre, incapaz de sujetarse a sistemas, en su plástica expansiva deja entrever, sin embargo reflexiones irrenunciables, atisbos líricos.