Descripción de la Exposición La obra de Pablo Bellot (Alicante, 1976) se reduce a lo esencial, a la mínima expresión, a lo largo de la cual, lo prioritario para el artista es el color negro asociado al miedo y a lo desconocido. Un color negro que por otra parte es sinónimo de deconstrucción, de desmontar algo y con ello generar nuevas estructuras o conceptos con el minimalismo como protagonista y donde el color blanco ya no esté presente, siendo más mínimal que su serie de Mini yo. El negro es la oscuridad, es lo antivisual, pero no deja por ello de ser un color expresivo, porque es a través de este color, elemento aglutinante del binomio fondo-figura, la manera a través de la cual Pablo Bellot integra su obra dentro de un espacio en el que las huellas de lo visible se desvanecen, apareciendo prácticamente la imposibilidad del reconocimiento de la imagen y despareciendo el entusiasmo inicial ante lo representado. Pero, la intensidad con la que utiliza el color negro, sus aguadas y sus matices, otorgará a los espectadores y a las espectadoras, la posibilidad de reconocer todavía códigos autorreferenciales a través de los cuales se ha dejado vislumbrar un ápice de luz que genera formas reconocibles desde la Premancha negra hasta llegar a la mancha negra. Aquello que por tanto intuimos como si fuera real porque todavía podemos apreciar la presencia de un cuerpo. Un ejemplo de ello lo encontramos en su Estudio de mancha negra número 15, número 27, número 29 o número 30, donde unos grandes ojos y unas grandes manos encarnan el raro goce del drama, de la violencia. El negro disminuye la legibilidad, crea una tensión en el espacio por el que transitamos, por el que nos movemos. El minimalismo en la obra de Pablo Bellot conseguido a través del color negro y de los trazos gruesos, no es únicamente ejemplo de reducción sino también es sinónimo de expresionismo abstracto, culminación postmoderna en la que se experimenta con el contexto, el cual nos sitúa en un ahora y en un tiempo determinados. Es por ello por lo que su trabajo rompe con el espacio trascendental para abocar a los espectadores y a las espectadoras a explorar las consecuencias perceptuales de una intervención particular en un lugar dado, mostrando otras formas de experimentación con el contexto que no nos dejan indiferente. En la base de su trabajo reside el concepto de negación nihilista, cuya ceguera oscura imposibilita en un primer momento la imagen. La visión global de su estudio de mancha negra genera un itinerario a través del cual una línea, similar a la de la vida, es el vehículo expresivo por el que se representa el caos y con ello la complejidad. En esa línea de la vida están insertas formas escandalosas e inquietantes, plasmadas mediante trazos enérgicos y espontáneos donde la pintura y el dibujo se fusionan. Formas oscuras, por otra parte, que nos acercan al concepto freudiano de lo siniestro como experiencia abrumadora de lo desproporcionado, generando atracción y repulsión, a la vez que miedo y familiaridad, comodidad e incomodidad, porque lo monstruoso, como apunta Pablo Bellot, también es real, también nos es familiar, y por ello nos perturba y nos angustia. En Estudio de mancha negra, aquello que ha de permanecer oculto, se ha hecho visible. Una realidad por tanto, en la que está inserta nuestra cotidianeidad llena de violencias y de injusticias, en la que demasiadas veces lo vemos todo negro, como reza la canción 'Todo negro' del grupo de rock español Los salvajes, un guiño chistoso, por otra parte, al metalenguaje yeyé de los años sesenta. Los seres deformes de Pablo Bellot, insertos en ese fondo-figura, grotescos y violentos dentro de una estética gore donde prima la violencia gráfica de reminiscencias barrocas y goyescas, envuelven nuestras realidades cotidianas porque lo siniestro nos enfrenta ante lo real, motivo por el cual, nuestra mirada se inquieta. Frente a lo negro, frente a la dificultad, y ante la iconoclastia, aparece la frustración y la monstruosidad, la cual también es real, es reconocible, al mismo tiempo que compleja y decadente, pues, ¿no existe monstruosidad en aquello que nos rodea? Pablo Bellot plasma un proceso de estudio sencillo a la vez que claro y directo, que raya en la esquizofrenia como enfermedad caracterizada por la alteración en la percepción o la expresión de la realidad, cuyas combinaciones sintomáticas posibles, desembocan en una muestra de lenguaje y de pensamientos entremezclados con los delirios y las alucinaciones, donde surge la imposibilidad de la imagen y con la misma, el vacío, la nada, punto de fuga para la corrupción y la basura moral que nos asfixia. Es por ello por lo que a través de un carácter austero y racional, el artista tiene la capacidad de mostrarnos una respuesta rebelde e inconformista ante la imposición y la norma de la que hombres y mujeres somos víctimas, pero también ante la violencia que nos rodea. Sus manchas negras, son historias que se están narrando dentro de un contexto complejo, inserto en una crisis global, siendo el color que la caracteriza el negro, al igual que nuestro futuro. De ahí su objetivo de rodear con una línea negra el interior del espacio que sus trabajos habitarán en la Casa Bardín, los cuales, a pesar de estar colocados en un orden cronológico, nos invitan a una reflexión dentro de una obra en la que el título ha desaparecido para dar paso sólo a las manchas numeradas, generando de esta manera un estudio más racional, donde la continuidad negra genere un proceso de creación pseudoanárquico cuyo resultado desemboque en un proyecto vivo y mutante.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España