La exposición "Estiueig de proximitat, 1850-1950" quiere ayudar a mirar y repensar de otra manera el paisaje del entorno actual de la ciudad de Barcelona. A pesar de los cambios derivados de la gran densificación urbana, se puede rastrear la huella de una vieja práctica social relacionada con la salud: el veraneo aristocrático y burgués, de mar y montaña en un radio no superior a 50 km de la capital de Cataluña. Las torres, los jardines, las fuentes, los balnearios, los casinos y los antiguos hoteles son testimonios de ello. En algunas poblaciones, el viejo veraneo (especialmente a la costa) se ha reconvertido en un turismo de masas; en otros, los herederos de los antiguos veraneantes han reconvertido las viejas torres en sus primeras residencias y han buscado destinos más alejados donde pasar el verano.