Descripción de la Exposición
El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente se inauguraba hace 20 años, el 28 de abril de 1998, y se convertía en el primer Museo de Arte Contemporáneo de la comunidad de Castilla y León. El Museo surgía a partir del que sería el núcleo fundamental de su actividad, una Donación de 142 obras por parte del artista Esteban Vicente. Este legado contribuyó al enriquecimiento del patrimonio no solo local, sino también regional y nacional, pues se erigía como centro de referencia para aquellos interesados en la figura de Esteban Vicente y de la corriente del expresionismo abstracto americano.
La actividad del Museo se ha caracterizado por la organización de proyectos expositivos, que en estos veinte años suman un centenar de muestras entre aquellas dedicadas a Esteban Vicente, y las que han mostrado a otros artistas y movimientos importantes de los siglos XX y XXI. Además, el Museo ha colaborado con otros centros importantes en la producción de exposiciones de Esteban Vicente con fondos de nuestra colección permanente, fomentando la difusión de la vida y obra del artista. Toda esta actividad ha surgido gracias a un riguroso trabajo y una importante labor de investigación subyacente a todas ellas. También, se han organizado importantes ciclos multidisciplinares que han reunido a lo más granado del mundo del arte y cultura contemporáneos. La constante oferta educativa ha congregado a público de todo tipo desde educación reglada a público general, pasando, en los últimos años, por una atención a los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
El año 1998, cuando Esteban Vicente contaba con 95 años de edad, tenía lugar el mayor reconocimiento a su carrera en su país de origen. Así, en marzo de ese año se inauguraba una retrospectiva de su carrera en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Esteban Vicente, 1950-1998; el 25 de abril, recibía el Premio Castilla y León de las Artes y pocos días después, se inauguraba un museo de dedicado a su figura: el MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO ESTEBAN VICENTE.
Veinte años después, esta Institución muestra su colección tal cual fue inaugurada por el propio Esteban Vicente y que supuso un acontecimiento de primer orden. Las cinco salas del Museo acogen la donación inicial del artista que consta de 142 obras: 45 óleos, 25 collages, 51 dibujos, 4 acuarelas, 16 esculturas de pequeño formato, o toys y 1 tapiz. Esta colección abarca la evolución del artista desde 1925 a 1997 y, por tanto, todas sus etapas creativas.
En una primera época descubrimos pinturas, dibujos y acuarelas fechados entre los años 20 y 30 del siglo XX. Son obras figurativas realizadas en Madrid, Barcelona, París, Murcia e Ibiza, y relacionadas con la llamada Escuela de París. En esta época se aprecia a un Vicente ya interesado por la luz y el color, nota dominante de la obra de madurez del artista. Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, Esteban Vicente viaja a EE.UU., comienza una etapa de indefinición estilística que abarca aproximadamente desde 1940 a 1949, poco a poco se va dejando seducir por la escena artística neoyorquina, aunque se mantiene latente su personalidad europea. A partir de los años 50 se produce una paulatina deriva hacia la abstracción y Esteban Vicente se introduce con personalidad propia en la corriente del Expresionismo Abstracto Americano. De esta época son una serie de pinturas y collages relacionados con la pintura de acción, gestual, de contraste y entrelazamiento de formas, cercana a De Kooning aunque en el caso de Vicente son piezas más líricas y amables. La mitad de la década deja paso a composiciones donde la mancha y el color se concentran en el centro del cuadro, lo que evidencia la influencia de su amigo Guston. En esta época comienza su producción como maestro del collage en obras compuestas rasgando o recortando papeles, que disponía sobre soportes de papel, cartón, tabla o lienzo.
Las pinturas de los años sesenta son obras de formas amplias y regulares, que flotan en el espacio en una atmósfera muy personal. La relación con la naturaleza se hace evidente en estos años, y son reflejo de sus viajes y estancias en Hawai. Al igual sucede en sus collages, realizados a base de grandes formas de colores brillantes y formas evocadoras. A finales de esta década, se aprecia un viraje hacia la pintura de campos de color. Desaparecen las composiciones gestuales gracias al uso del aerógrafo, que sustituye al pincel y a la brocha. Con esta técnica consigue una mayor saturación. La paleta de color de estos años es sobria, contenida de luz, para mostrar un paisaje, pero no cualquiera, el paisaje interior, reducido a color, veladuras y matices. Paralelamente los dibujos y collages de esta década son obras donde prima la estructura, la construcción y las formas rectangulares de color, influido por la arquitectura de la ciudad y el minimalismo.
La colección de los años 80 y 90 son obras de gran calidad artística y de tamaño. El artista trabaja con una mayor libertad, los colores se multiplican y cobran luz y color.
La naturaleza es el principal foco de interés. El dibujo se combina con el uso del aerógrafo, y los contornos se difuminan. Las composiciones parten de un trabajo de estudio, donde las formas se relacionan y se complementan. La luz emana de las obras, “el color es la luz”, decía Esteban. Por esta relación color/luz, se intensifican los colores. Por su parte, los collages de estos años sorprenden por la casi total ausencia de color, son obras casi exclusivamente blancas, donde el papel es el único protagonista en tanto que es capaz de apresar la luz.
Dedicamos un apartado a los toys o divertimentos, pequeñas esculturas realizadas a partir de piezas encontradas en su estudio y realizadas entre 1968 y 1997. Son de pequeño formato y muestran las mismas características de sus pinturas y collages pero trasladadas a la tercera dimensión. Son obras desenfadadas, improvisadas, donde el color, el equilibrio, la composición y el juego, son los elementos principales.
Con esta colección evocamos el mundo de Esteban Vicente, un lugar de sensaciones, emociones, recuerdos y sentimientos: “mis pinturas son paisajes interiores. Los veo con el corazón, no con los ojos”.
BIOGRAFÍA DEL ARTISTA. ESTEBAN VICENTE
Esteban Vicente nace en Turégano, Segovia, en 1903. Con muy pocos años se traslada a Madrid con su familia. En 1919 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando para formarse como escultor, pero enseguida decide dedicarse a la pintura. Su época madrileña está marcada por el contacto y la amistad con los pintores Francisco Bores, Juan Bonafé, Benjamín Palencia o el pintor norteamericano James Gilbert con quien comparte estudio.
Se relaciona con poetas de la generación del 27 algunos de los cuales incluso escribieron reflexiones sobre su obra. Su interés por la poesía se manifestará también por sus lecturas de clásicos españoles, y ya en Norteamérica, su atracción por poetas exiliados u otros de la importancia de Peter Viereck, con quien colaboró ilustrando algunos de sus poemas. En 1928 expone por primera vez en el Ateneo de Madrid y más tarde en el Salón del Heraldo. Entre 1929 y 1936 vive en París, Londres, Barcelona, Murcia e Ibiza, diferentes lugares que le permiten desarrollar un nuevo desarrollo vital y artístico. En París vive de retocar fotografías y de su trabajo en la escenografía del Folies Bergère. Visita a Picasso en su estudio, conoce a Marx Ernst. Expone en el Salón des Surindépendants. Conoce al joven estadounidense, Michael Sonnabend, que se convierte más tarde en su marchante de Nueva York. Pasa seis meses en Londres.
En 1930 se traslada a Barcelona y expone su obra en las Galerías Syra y Avinyó. En su estancia en Barcelona conoce a Joan Miró, poetas como J.V. Foix, o el crítico de arte Sebastià Gasch. Se casa en 1935 con Estelle Charney, joven norteamericana que conoció en París. La pareja pasa casi un año en Ibiza.
En 1936, con el estallido de la Guerra Civil española trabaja en la sierra de Madrid, colaborando con la República, antes de embarcar para Estados Unidos. Fernando de los Ríos, embajador de España en Estados Unidos, le pide que trabaje en el consulado de la República en Filadelfia, donde se quedará hasta que acabe la Guerra Civil. Se traslada a Nueva York donde realiza varias exposiciones individuales en la Galería Kleemann, y se nacionaliza americano en 1942. Por estos años Esteban empieza a experimentar con nuevas formas de expresión. Se separa de su primera mujer y se casa con María Teresa Babín, puertorriqueña, escritora y profesora de universidad, especializada en la obra de Federico García Lorca. Juntos se trasladan a Puerto Rico en un periodo de intensa relación entre España y América, participando en diversas exposiciones apoyado por importantes escritores como Pedro Salinas, que le dedica un elogioso artículo. Enseña pintura en su Universidad y colabora en proyectos escenográficos. La influencia cubista impregnará su obra, que irá madurando poco a poco.
En 1947 vuelve a Nueva York e inicia un nuevo viaje artístico dentro de la corriente del Expresionismo Abstracto Americano, acompañando a los grandes pintores del momento de los que será amigo como William de Kooning, con quien comparte estudio, Jackson Pollock, Mark Rothko, Franz Kline y Barnett Newmann. Los historiadores del arte y críticos más importantes como Harold Rosemberg o Thomas B. Hess le hacen críticas favorables. En 1950 Clement Greenberg y Meyer Shapiro seleccionan obra suya para la exposición Talent 1950 en la Kootz Gallery. Es elegido miembro de pleno derecho de The Club. Es también uno de los organizadores y participantes de la exposición 9th Street, en 1951, que reúne por primera vez a los artistas que acabarían siendo conocidos como la primera generación de la Escuela de Nueva York.
Serán años intensos, vitales y ricos en experiencias. Su pintura se va haciendo contenida, abstracta y luminosa, gracias también a esa influencia inmersa en la tradición española. Desarrolla de manera coherente un mundo personal, colorista, luminoso, basado en armonías cromáticas en equilibrio con estructuras vagamente geométricas evocadoras de un paisaje interior.
Entre 1960 y 2001 el artista realiza numerosas exposiciones individuales y colectivas, viaja por el mundo abriéndose a nuevas culturas y sensibilidades. Su personal utilización de la técnica del collage convierte su obra en papel en extremadamente interesante, tanto desde el punto de vista de la composición como del uso del fragmento del papel como masa pictórica.
A lo largo de su vida, Esteban Vicente realiza una importante labor pedagógica enseñando pintura en las instituciones más innovadoras y reconocidas norteamericanas. Ha merecido algunos de los galardones americanos más prestigiosos que se conceden a un artista plástico y sus obras se encuentran en los museos y colecciones más importantes. Desde el año 1987 se suceden las exposiciones y reconocimientos en su país de origen. En 1998 abre sus puertas el Museo que lleva su nombre.
El 10 de enero de 2001, Esteban Vicente fallece en su casa de Bridgehampton (Long Island). Cumpliendo con su voluntad, sus cenizas reposan junto a las de su mujer en el jardín de su Museo segoviano.