Descripción de la Exposición El píntor francés Jean Helión aseguraba haber dejado la abstracción por el realismo porque no podía pintar ocho horas diarias en un estilo y luego vivir en otro y necesitaba equiparar su pintura “con los personajes y los objetos que dominan mi vida y rondan en missueños”. Es interesante recordar en cuanto a eso, aunque sea de pasada y como anotación a pie de pagina, que no fue el único pintor que vivió esa especie de esquizofrenia plástica entre la abstracción y realismo, y uno de ellos no llegó a superarla, hasta el punto de que se asegura que influyó decisivamente en su suicidio, y me refiero naturalmente a Nicolas de Sthael.
Puede que eso sea debido en buena parte a que no hay nada más ambiguo en el arte que el significado del término realidad, que resulta válido para una gran diversidad de usos, contextos y aplicaciones. Robert Ryman calificaba de realistas sus yacios monocromáticos porque ofrecían al espectador tan solo los datos materiales, literales, de la obra y por su parte los cacharros de Morando eran capaces de crear con su sola presencia una entidad nueva que transcendía su aparente realismo. Para Lucio Muñoz lo real no era lo percibido por los sentidos sino por las emociones, el fotorrealista Richard Estés aspira a una belleza pictórica en la representación buscadamente artificial a partir de la absoluta realidad física y los artistas del pop planteaban su convencional representación figurativa a partir de la plenitud de superficie canónica del expresionismo abstracto según Clement Greenberg. Los ejemplos serían interminables, pero resultan coherentes únicamente admitiendo que la pintura no ofrece una visión de la realidad sino que ella misma es una realidad.
Juan Nicieza Lavilla es uno de esos pintores que, como Jean Helión, necesitan equiparar su pintura con los personajes y los objetos que rondan en sus sueños y dominan su vida. Y como esos personajes y los objetos, al igual que las sugerencias de la vida, van cambiando, lo hace también su pintura aunque sin llegar a entrar nunca en aquella esquizofrenia abstracción-realidad, porque está hecha con convicción y, dicho de paso, entre las mejores y más personales de la moderna figuración, sedimentada y determinada por la influencia de otras tendencias, aunque respetando tradiciones pictóricas y a partir de la renovación del realismo figurativo occidental realizado por Hopper.
En su anterior exposición en Oviedo, Nicieza puso ya de manifiesto el nivel de calidad de su obra, que entonces se centraba sobre todo en la dramatización del espacio pictórico, bien planteado como plásticamente modulado ámbito de soledad, o como escenificación para el tratamiento de la figura humana, uno de los empeños por más difíciles menos frecuentados, especialmente en distintas versiones de su autorretrato, obras de notable intensidad por el uso de los colores cromáticos, la luz y la pincelada e incluso cercanas al expresionismo pese a su fidelidad a lo figurativo.
Pintura muy personal, independiente y valiente, ahora se percibe en ella una nueva postura estética, más distendida y flexible y dotada de una espontánea frescura que parece fruto de una nueva manera de observar el mundo y de la necesidad de especular con la imagen, alejándose de la obviedad y propiciando lo lúdico y el juego creativo. Es como si su realismo necesitara distanciarse del orden natural de las cosas y hacerse más rico en historias y personajes, lejos de la dramatización de lo autorreferencial, con incursiones en los fantástico, tanto cuando abre en profundidad el espacio pictórico contrapuesto a figuras con cierto contexto onírico, como —sobre todo— cuando se entrega a la tradición surrealista del encuentro casual —aquello del paraguas y la máquina de escribir sobre la mesa de disección, según Lautraemont— buscando con humor asociaciones independientes en imágenes de creación pura, acercamiento de realidades que son de mayor fuerza y realidad poética cuando más alejadas estén entre sí, como aseguraba Pierre Reverdy. Una evolución en la pintura de Nicieza Lavilla verdaderamente interesante en cuanto nueva perspectiva de una obra figurativa de indudable entidad.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España