La Comella es el territorio personal del escultor Rufino Mesa. Territorio que se me ha invitado a interpretar.

Estampa figura total de un hombre, de un animal... (¿De una montaña?)

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La Comella no es un jardín, es un bosque salvaje como cualquier otro bosque, que crece sin parar y se resiste a ser colonizado. Rufino ha de compartir el territorio que desde siempre han ocupado árboles y matojos, para poder exponer sus pensamientos, en forma de piedras, a la luz del sol y al agua del cielo, sirviéndose de la sombra y ... la compañía de todo ello. También se ha propuesto ejercer la corrección cultural del territorio a través del cultivo y el aprovechamiento de los recursos en la mejor línea del domus romano.

El pensamiento de Rufino no me parece hermético; aun mas, lo encuentro claro, esencial. Un pensamiento ambicioso a escala humana y modesto confrontado a la potencia de las leyes naturales. Como una piedra encima de una montaña. Es tan esencial que se puede compartir.

La nueva propuesta se ha desarrollado a partir de una vivencia empírica, gozando de la presencia de su espacio, de su tempo, de sus objetos, vegetales y animales y de su proximidad, con tanta complicidad visual y empatia personal que me hace olvidar, incluso, el sonido universal de su entorno sonoro. Lo que yo he visto allí, no es lo que él ve y la manera como yo miro no es la misma manera como él trabaja. Más allá de la obviedad de que lo que vemos siempre es el otro y desde la diferencia de la propia identidad, diría que su intervención no es propiamente visual, es ejecutiva y simbólica y pretende constituir realidad; la mía en cambio, es analítica y descriptiva. Yo no cambio, a diferencia de Rufino, el estatus de las cosas más allá de como lo hace un fotógrafo en la construcción de la interpretación.

En cualquier caso lo que yo tenía que destacar es aquella parte primigenia, implícita, que el no se ha propuesto mostrar en razón de sus principios programáticos, a pesar de su presencia abrumadora, -a pesar de que habla de ello a menudo- lo salvaje sensorial, el orden oculto de la naturaleza en apariencia de caos, su grandeza evidente. Y descubrir el enraizamiento orgánico de las piedras en la tierra.