Cuatro fotografas deciden exponer juntas, cuatro obras completamente personales y privadas, tratando de comprenderse, de compartirse. Todas inician desde el autorretrato y para poder mostrarse hay que conocerse o al menos intentarlo, y cuando lo hacemos primero aparece lo que incomoda. Porque para limpiar la herida primero hay que abrirla. Acá la fotografía aparece como un acto catalizador, un ejercicio repetitivo que nombra en las fotógrafas sensaciones y emociones reiterativas. La fotografía como catalizador en este caso de emociones, el arte como limpieza, de lo que necesitamos trabajar, para así sacar afuera lo que hay dentro. Un ejercicio liberador. La obra como un viaje de ida que transforma para siempre la percepión de una misma." Paula López Droguett