Descripción de la Exposición Con el título Espiñas coroadas, el artista Lito Portela (Moaña, 1958) lleva a la Fundación Laxeiro su reflexión sobre la naturaleza, el hombre y el extrañamiento de este ante el mundo que nos rodea y nos acoge. Espiñas coroadas es un proyecto escultórico sencillo en su planteamiento expositivo, que, a través de tres piezas rotundas, a medio camino entre el hiperrealismo y la poesía y utilizando los recursos de la tradición minimalista, propone un espacio limpio, de encuentro del hombre con la realidad que lo rodea y que, frecuentemente, resulta absurda e ininteligible. EL PROYECTO Espiñas coroadas significa un hito en la trayectoria de Lito Portela. Un hito en el que su lenguaje escultórico abandona preocupaciones constructivas, características en su obra para espacios públicos, para centrarse en un lenguaje orgánico, en la que maneja con maestría los códigos de la representación realista, para trascenderlos y proponer, como dice el comisario de la exposición, Carlos L. Bernárdez, 'una realidad-otra, paralela al mundo real, que se carga de una indudable aura poética y que acaba por constituirse en signos vitales'. Para llevar adelante este proyecto, además de esta utilización de los códigos de la mímesis, Lito Portela maneja con acierto, recursos expresivos del minimalismo, como el juego de escala y el diálogo con el espacio arquitectónico, que el autor integra mediante la intervención en los paños expositivos, además de una eficaz austeridad morfológica, materializada en la monocromía de las piezas y en su instalación en la sala, sin más recurso que su propia materialidad, sin peanas, urnas, vitrinas o cualquier otro elemento propio de la retórica de la exhibición escultórica. ESTRUCTURA DE LA EXPOSICIÓN Este trabajo, que ya fue expuesto en 2012 en la sala Alterarte del Campus de Ourense, muestra en la Fundación Laxeiro una parte inédita al incorporar un capítulo no visto hasta ahora, como es su proceso de gestación, añadiendo un aspecto de reflexión del artista sobre su propio trabajo que resulta, sin duda, útil para el autor, por lo que implica de reformulación, además de ilustrativa para el espectador por ese interés añadido de acceso a los momentos previos al resultado final. La sala de la Fundación Laxeiro se divide en dos espacios claramente diferenciados que son utilizados para definir dos tiempos diferentes del proyecto: Existe un primer tiempo, en el que al acceder a la exposición, podemos ver las tres rotundas esculturas que conforman el trabajo final: un tronco de rosal de grandes dimensiones, dispuesto horizontalmente sobre el suelo, a modo de banco cuyas espinas nos impiden sentarnos en él, un marco colgado, también con espinas y que no enmarca más que el vacío, y una escalera, espinada también, por la que no podemos subir. Estos tres elementos, realizados en resina de poliéster pintado de color negro, dispuestos en un espacio en blanco y negro, introducen al visitante en un mundo absurdo, en el que nada es lo que parece y, con esto, intentan provocar una reflexión acerca del sentido de nuestra existencia. Realizada con el rigor formal de quien conoce el lenguaje escultórico en profundidad, estos tres elementos van acompañados de una inquietante música de percusión, compuesta por Julián Hernández y unos textos breves del escritor Manolo Romón. Frases nihilistas que reflexionan sobre lo sentido de la vida y la muerte y que, rotuladas sobre los paños expositivos, inciden sobre esa sensación de extrañamiento que el artista propone en su proyecto. En palabras del comisario, Carlos L. Bernárdez: 'El realismo de la representación [de Lito Portela] no queda nunca en la pátina, en lo superficial, sino que se sumerge en lo más profundo de la tradición de la representación, de la construcción escultórica, provocando una aguda sensación de estupor'. Ese estupor que impregna el montaje, conecta la mirada de Lito Portela con la tradición plástica existencial de artistas como Giacometti o Francis Bacon; y de escritores como Georges Bataille o Samuel Beckett; contextualizando su propuesta en una línea de pensamiento que, en los tiempos que corren, encuentra un resurgir indiscutible para analizar el absurdo de nuestro presente. En el segundo tiempo de la exposición, el artista decide traspasar la barrera de su intimidad y mostrar lo que podríamos llamar la gestación del proyecto, mediante la exposición de pequeños objetos, a modo de bocetos de sus esculturas. Este segundo tiempo, muestra el proceso creativo de Lito Portela y en él se advierte un cambio de escala que pasa de la monumentalidad a la intimidad y de la rotundidad formal de la obra acabada, a la duda, el ensayo y la búsqueda, propias de la obra en proceso. Un interesante capítulo en el que el artista descubre su forma de trabajo, su manera de pensar y los mecanismos que lo llevan de una sensación más o menos abstracta, a la concreción de la obra final. Maquetas, papeles, dibujos y bocetos, dispuestos en una mesa y una vitrina, conforman este espacio íntimo, en el que, del extrañamiento producido por la contemplación de la instalación escultórica, pasamos a la curiosidad, casi voyeurista de quien entra en el espacio íntimo del taller del artista. El proyecto se enmarca dentro de la línea de colaboración que la Fundación Laxeiro mantiene desde hace años, con la Universidad de Vigo y que se materializa, en este ocasión, en esta exposición cuya obra fue producida por el espacio Alterarte del Campus de Ourense.
Exposición. 09 ene de 2025 - 14 feb de 2025 / Galeria Leandro Navarro / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España