Descripción de la Exposición Se cumplen ahora en 2012 veinticinco años desde mi primera exposición individual en Cornión. Pese a la distancia, afluyen con nitidez los recuerdos de aquel día de 1987. Aunque desde hacía años yo ya pintaba no había pensado nunca en el mundo de las galerías -lo consideraba lejano para mí pues era autodidacta en la pintura y me dedicaba profesionalmente a otros menesteres-, hasta que un día mi íntima amiga Pepa G. Pardo, profesora de Arte de la Universidad Popular, formando equipo con mi hermana Concha, al contemplar mis cuadros llegaron a la conclusión -y me persuadieron- de que debía mostrarlos, y que quizá el lugar adecuado en Gijón era la galería ya de prestigio en aquel momento, Cornión, donde exponían entre otros Camín, Pelayo Ortega, Melquíades Álvarez, Reyes Díaz..... Así que por mediación de Pepa G. Pardo, Amador, viniste un día a mi casa-estudio, miraste (y admiraste) mi obra de entonces: 'La Procesión', 'El mercado', 'Mi pueblo', 'La verbena'... y directamente -ese es tu estilo- dijiste: 'cuando quieras expones en mi galería'. ¡Qué susto!. Pero el primer paso estaba dado. ¿Cómo intuir que vendrían tantos otros?. Y por encima del susto y del miedo, la curiosidad de ver lo que podría ocurrir con una exposición. Eso sí, para que mis cuadros no se vendieran, puse precios exorbitantes. Lo logré con los grandes. De aquella primera exposición -a cuya inauguración, que coincidió con el Carnaval, no acudieron más que los íntimos amigos- tengo recuerdos entrañables. Entre los más importantes, está el paseo con Camín ante mi obra ya colgada en la sala, horas antes de la apertura. Rememoro junto con mi inquietud sus palabras cargadas de afecto e interés por mi obra. Sonreía, y me hizo sentir su respeto y su humildad cuando valoraba y comentaba mis cuadros. Nunca olvidaré la seguridad que me trasmitió en aquel momento en que todo era vértigo para mí. Mi gratitud en el recuerdo, Camín. Aunque las presentes líneas pretenden ser una reflexión sobre mis veinticinco años en la galería, quiero mencionar que esta primera exposición abrió las puertas a otra segunda en 1989 en el Museo Evaristo Valle, museo que goza de toda mi admiración y afecto. Una nueva experiencia que resultó mágica, porque Guillermo Basagoiti, director de dicho museo, organizó la muestra incorporando al lado de cada cuadro los objetos representados que después se convertirían en mis iconos, acaso ya lo eran: el reloj, la mecedora, el fonógrafo, las muñecas... Hay, sin duda, otras pautas imborrables en esta mirada retrospectiva. En 1991, Cornión nos hizo una singular convocatoria a una serie de pintores cercanos a la galería: la de retratarnos recíprocamente, esto es, cada pintor realizaría el retrato de otro. Esta iniciativa se concretó en la exposición denominada Galería de mutuos retratos. No puedo dejar de hacer referencia al texto de Carantoña para la presentación del catálogo de la exposición: '...Cuando se miran unos a otros, los pintores llegan al fondo de las sombras absolutas, o activan la recóndita descarga eléctrica que desde el cerebro llega a la muñeca y le da dimensión sobrehumana a una simple curva trazada a sentimiento...'. Efectivamente este trabajo nos acercó más, descubrimos aspectos nuevos no solo en quien retratábamos, sino en aquél que nos retrataba. Los vínculos se acentuaron de manera inequívoca. Así, recuerdo con nostalgia el descubrimiento de un Camín risueño y bromista cuando le hacía los primeros bocetos y las fotos de apoyo para el trabajo de su retrato. Recuerdo también su vitalismo extrovertido casi renacentista que, divertida, relacioné con el Arcipreste de Hita cuando ya en mi estudio pintaba su imagen; o cuando fui al de Melquíades Álvarez para que él me hiciera el primer apunte de mi retrato. Yo miraba su absoluta concentración, sus gestos al hacer los trazos y sentía muy cercano su esfuerzo. Otra pauta notable, por lo plural de sus participantes y porque Gijón pasaba a ser protagonista, fue la de Gijón Sur-Mer, en 1994. Exposición que resultó rica y colorista, porque, aunque los pintores nos centrábamos en Gijón, cada uno seleccionó de la ciudad o su entorno su peculiar visión de algunos de los aspectos más significativos. Así, finalmente muchos de los entrañables rincones de nuestro Gijón fueron plasmados por las más variadas ópticas. Aquí recojo unas palabras de Amador en la presentación del catálogo, que considero altamente significativas porque en aquel momento parecía evidenciarse que ya existía: '...una serie de artistas asentados en Gijón cuyos trabajos discurren por caminos bien distintos bajo el punto de vista formal, a los que unifica el resultado final, la creación y el desarrollo de la actividad plástica...', idea que Carantoña también plasma cuando subraya y valora la vinculación de las obras presentadas con los espacios gijoneses, señalando aún más: '... lo que tenemos ante los ojos es la constatación de que en Gijón, en Gijón Sur-Mer, la pintura sigue viva...'. Entrañables palabras de alguien que, entusiasta del arte, siempre se interesó por el mundo pictórico, apoyando con sus palabras nuestra creatividad. En 1996, y con motivo del 15 Aniversario de Cornión, se llevó a cabo el proyecto De libros y libreros, título de la exposición y del libro que se editó, a la vez que núcleo temático de los cuadros que una serie de pintores hicimos con la idea de interrelacionar la literatura con el arte. Además, se configuró, por sorteo, un singular abecedario donde cada pintor inventó un grafema que ilustraba el comienzo del texto de cada uno de los veintiocho capítulos creados para la ocasión por sendos escritores. Participé con la obra pictórica 'Bodegón con libro' (al revisar el catálogo descubro que la imagen del cuadro va sin título, sin duda no por olvido mío ya que cuido de manera extrema la titulación de mis obras). En ella el homenaje no solo estará dedicado a los libros, sino también a Gijón, a través de una pequeña pirueta consistente en volver a pintar la imagen de mi cuadro 'Gijón azul' en la obra antes citada. De las letras me había correspondido la 'Z', que sirvió para el comienzo del capítulo que Carantoña creó para el acontecimiento. Letra nada fácil para un comienzo de texto con la que el ilustre escritor aludió a 'zapear', que era un muy reciente neologismo incorporado al léxico castellano y que con habilidad utilizó para hacer una correlación entre zapear y hojear que define como '...acto convulsivo...' y '...ejercicio de sosiego...' respectivamente, defendiendo naturalmente esta última actividad, a través de unas reflexiones que incluso llegué a utilizar en mis clases de Lengua en el Instituto Doña Jimena, al identificarme totalmente con su pensamiento y valoración. Creo que fue una exposición importante porque sirvió para impulsar la creatividad en esa doble banda arte-literatura, que siempre he considerado debían estar tan íntimamente unidas como el anverso y revés de una misma hoja. Por el deseo de hacer más hincapié en aquéllas exposiciones donde compartí espacio con otros muchos pintores, he dejado para el final la referencia a mis exposiciones individuales pese a que todas y cada una de ellas dejaron huella entrañable en mi vida y fueron pasos fundamentales en mi camino pictórico. Efectivamente, junto con aquellas colectivas mi trayecto en la Galería estuvo pautado con otras exposiciones individuales cuyos títulos fueron: Huellas en el 92, Encuentros en el 95, Estelas en el 98, Trazos de esencias en 2002, Espejo de miradas en el 2008, que alternaron con otras de suma importancia para mí en diferentes salas y lugares, Avilés, Candás, Madrid, Covarrubias... En esta última localidad burgalesa, sorprendente paraíso, realicé la exposición titulada Espacios y tiempo en 2011, promovida y dirigida por Cándido Fernández. Dejará huella eterna en mis recuerdos, entre otras razones por el privilegio de que cuarenta y seis obras pictóricas mías fueran expuestas en dos lugares cargados de historia y belleza: el Archivo del Adelantamiento de Castilla y la Casa palacio de Dª Sancha. Hasta llegar a la presente muestra titulada Espacios de armonía, configurada por una serie de cuadros donde se refleja parte de lo que son ya mis 'lugares comunes': la naturaleza, esta vez centrada en Taborneda, aldea asturiana de mis querencias, convertida en un 'locus amoenus' siempre añorado; Gijón, mi amor eterno, representado con varios cuadros en torno al muelle y plazas cercanas; el tempus fugit, reflejado en esas obritas donde la mecedora se convierte en icono de la fugacidad de la vida y la imposibilidad de atrapar el tiempo. Con esta muestra individual cumplo el ciclo de mis veinticinco años en la Galería. Y se me ofrece la ocasión de manifestar mi gratitud a cuantos me han apoyado en esta tarea -que encierra infierno y paraíso pero que sin duda me ayuda a vivir-, y muy especialmente a la galería Cornión por el ya largo trayecto juntos. Madrid, Septiembre 2012
Exposición. 26 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España