“Los paisajes geométricos son también infinitamente abiertos y variables. Van revelándose lentamente, a medida que avanza el proceso de acuñación de las palabras; la anchura, como símil de la Tierra; la altura, como aproximación al Cielo; y la profundidad o plano de Sagitario, como proyección de la mirada que sigue en su trayectoria la saeta.
Aunque independientes y externas a nosotros, es el afán de conocer lo que alumbra cada día formas y composiciones espaciales nuevas. Construidos con puntos y segmentos, mediante tangentes e intersecciones, los espacios euclidianos no han cesado de crecer y enriquecerse desde los primitivos dibujos sobre las cuevas de abrigo, y nunca se detendrán en este proceso.” María Ángeles Duran.
El paisaje invadió mi memoria tras un viaje a Islandia, donde tuve un encuentro de carácter espiritual frente a su inabarcable donación. Me llevó a replantear qué lugar podría ocupar el viaje y...la naturaleza en mi pintura. La fuerza con la que la naturaleza nos silencia y sitúa en el entorno, ofreciéndonos un vaciado del propio ser, es la fuente primaria de la que parto para este proyecto. La estancia en la isla me colmó de un concepto casi mitológico, romántico y mágico de los espacios; desde entonces he estudiado la idea buscando una manera de enfocar el espacio, sin fracturar con la sensación de viaje.
Fragmento la imagen con la idea de tensionar el espacio y engendrar la metáfora de una nueva extensión o múltiples planos que se suceden en un mismo tiempo, como la memoria de una travesía u el ensamblaje de estímulos sensoriales sucedidos tras el sonido seco de un glaciar. Desarrollo un espacio fronterizo con lo geométrico, de carácter simbólico, donde voy desvelando un lugar mágico para escapar de los abusos territoriales derivados de las políticas sociales hacia el escenario paisajístico actual. Una pintura lírica que a modo de refugio salga al encuentro del espectador, proponiéndole posibilidades de convivencia mutua, apelando a la belleza de la acogida del otro. En tal proceso ecológico me interesan la morosidad y la dimensión meditativa que aporta.
Mi proceso se acerca a la tradición de montaje fílmico, tratando la superficie a la hora de pintar de una forma diacrónica, como hiciera el método tradicional de montaje cinematográfico: voy realizando y completando el cuadro desde cada fragmento. En ese proceso es donde planteo la disidencia, ya que me enfrento al consumo sincrónico de la imagen en Internet, donde un espectador puede ver simultáneamente dos vídeos, leer un texto y escuchar música emitidos desde el mismo dispositivo. Mi pintura pretende atrapar al espectador en una narración lineal, donde una cosa sucede después de otra, donde la historia va paso a paso desvelándose sobre la superficie del cuadro. Parto de la imagen digital y la combino con dibujos y fotografías propias por medio de programas de edición. A partir de aquí me interesa la transformación que sufre la imagen digital despojándose de sus valores de consumo rápido, cambiándolas por la lentitud y el espacio de reflexión que aporta la materia plástica
Imágenes de la Exposición
Inauguración Espacio Incomforme
Entrada actualizada el el 25 mar de 2019
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