Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Generar: (del lat. Generare). Producir una cosa. Engendrar. María Moliner, Gredos, Pag. 1148.
Una reflexión sobre los espacios verdes, el cambio climático y la intervención del hombre en la naturaleza. En este contexto surgen conceptos que conforman instantáneas de espacios y formas que provocan en el espectador el sosiego, el silencio y la reflexión. La obra pictórica, sobre lienzo y papel, está acompañada por una obra efímera, realizada exclusivamente para la exposición, compuesta de arena y pigmentos, que situada en la sala octogonal obliga al espectador a rodearla para introducirse de pleno en la sala expositiva.
No se me ocurre mejor manera de iniciar un texto de Norberto Gil que recurriendo a la verdad objetiva, concreta, fría, limpia y eficaz-como sus cuadros- de una definición. Generar como raíz de Generación, que es de lo que ya toca hablar en Sevilla y que, como historiadora del arte y testigo directo del nacimiento de la misma, me siento obligada (también me obligan los amigos artistas) a formar parte de la tarea de reconstrucción. Norberto Gil pertenece a esa generación de jóvenes que nacimos en la recién estrenada democracia, con muchas cosas por hacer todavía en política y más aún en cultura; que crecieron (crecimos) en el ambiente esperanzador e inocente de la libertad retardada mezclada con un sentimiento de inferioridad culpable; que admirábamos lo extranjero sin dejar de sentir profundamente lo andaluz. Una generación de E.G.B. y COU y la diatriba de ser “de letras” o “de ciencias”. Una generación para la que poseer un título universitario significaba la culminación de un cursus honorum incuestionable para poder llegar a ocupar un lugar decente en la estructura social; una generación todavía lectora pero sobre todo ya espectadora de una programación televisiva infantil que aún no se avergonzaba de tener pretensiones culturales y educativas: Barrio Sésamo, Willy Fog, Don Quijote, Los Tres Mosqueperros, Ulises 31, La Bola de Cristal, El Planeta Imaginario, La Cometa Blanca, Érase Una Vez el Hombre… Una generación también huérfana de héroes (arrancados de la Historia por la reforma educativa de Villar Palasí), pero que aún seguíamos teniendo a Italia como el referente cultural al que rendíamos homenaje (cada uno en su estilo) en nuestro anhelado Viaje de Fin de Curso.
Con la mezcla de todas esas imágenes más las que cada uno ponía de su cosecha, la generación de artistas a la que Norberto Gil pertenece se abre camino por el árido paisaje cultural de la Sevilla de principios de los noventa; en una facultad de Bellas Artes por la que se pasaba sin pena ni gloria, pero que sirvió como escenario para que el azar (tan decisivo en las cuestiones de arte) decidiera el encuentro de un grupo de jovencitos que sin saberlo entonces, estarían abriendo una nueva página dentro de la historia de las generaciones de artistas andaluces.
Así, en 1997, cinco amigos deciden alquilarse un viejo pero espacioso piso en la calle La María transformándolo en estudio de pintura, pero también en inevitable foco de encuentro, fiestas, intercambio de ideas… Estos amigos eran Fernando Clemente, Javier Parrilla, Luis Germán, Miki Leal y por supuesto, Norberto Gil.
Al año siguiente, en 1998, Miki Leal y Norberto Gil proponen a la galería Marta Moore una exposición conjunta, Edifica, que se inaugura en enero de dicho año. Es la primera vez que estos jóvenes pintores trabajan con una galería, pero el resultado es, a pesar de su juventud(están en cuarto de carrera), bastante maduro. Presentan obras individuales y un par de esculturas conjuntas, en las que la admiración por los mismos artistas y el 3 contínuo intercambio de ideas en el estudio compartido queda patente. Como apuntaría Alberto Oliver en el catálogo de dicha exposición: “Ambos artistas vienen a coincidir en su común sentido de lo estético. Es la resolución final de todo conflicto en la complacencia de lo visualmente bello, lo que une los extremos, lo que elimina las distancias y rompe la dicotomía que apuntábamos al principio.
El joven Norberto presenta una obra que, a pesar del tiempo ya transcurrido, se nos revela con una tremenda coherencia estilística, perfectamente enlazada con la obra actual, en su concepción tanto técnica como iconográfica. El profesor Alberto Oliver seguía estando en lo cierto al afirmar de la obra de Norberto: “Casi rozando lo descarnado, el reduccionismo formal de todo su lenguaje tiende a mostrar el camino más corto entre dos puntos: la elección de los materiales más sencillos; la intervención en el proceso operativo a veces elementales collages-son la consecuencia de un contenido igualmente fundamental que parece buscar lo verdaderamente esencial como si se tratase de una meditación Zen”.
Un año después, ambos amigos vuelven a coincidir en Isabel Ignacio (antes Marta Moore), junto con otros artistas, en la colectiva ”La Hora de los cuentos”, donde Norberto mantiene esa mirada límpida, casi aséptica del pintor sobre su obra e incluso sobre la teoría que la genera, pues no es casualidad que el texto elegido para su “cuento”, Los Tres Cerditos, no sea otro que la definición académica de “cuento” transformada en prospecto medicinal: (“La audición de una breve narración sobre un suceso falso o inventado, de carácter sencillo, hecha con fines morales, recreativos o de diversión, pueden producir somnolencia”). Una tendencia a lo conceptual, como vemos, manifestada desde jovencito.
También en el 99 lo encontramos participando en uno de los eventos más significativos de la movida artística sevillana del momento: la exposición- subasta organizada por el Comité Anti-Sida en cuya organización yo misma tomé parte activa y que reunía a un importantísimo elenco de artistas plásticos(artistas ya históricos junto a artistas emergentes) que, desinteresadamente, donaban una obra para la recaudación de fondos del dicho comité. 99 artistas de distintas generaciones y procedencias( Rafael Agredano, Juan Lacomba, Luis Gordillo, José María Báez, Pepe Espaliú, José Manuel Broto, Chema Cobo, Charris, Curro González, Guillermo Pérez Villalta, Joaquín Sáenz, Martín Vegué, Dorotea Von Elbe, Ignacio Tovar, Concha Ibarra, Zusch-Evru, Antonio Sosa, Fede Guzmán, Loncho Gil) compartiendo cartel con los jóvenes estudiantes del estudio de La María (Norberto Gil, Miki Leal, Javier Parrilla, Luis Germán, Fernando Clemente), junto con otros compañeros de generación como Manolo Bautista que por entonces era el “escultor” del grupo y Juan del Junco, fotógrafo de esa generación. Ese mismo año de 1999, Norberto, además de ser seleccionado por varios certámenes nacionales, expone con la que por entonces sigue siendo su galería, Isabel Ignacio en Hotel y Arte, una magnífica iniciativa de fomento del mercado del arte en Andalucía que consistía en destinar la planta de un hotel (en este caso el emblemático Hotel Inglaterra de Sevilla)como alojamiento temporal para distintas galerías de arte nacionales y extranjeras con el fin de dinamizar el dormido mercado del arte y de paso provocar el acercamiento del ciudadano al arte contemporáneo. En esta edición vuelven a trabajar juntos Norberto Gil y Miki Leal, presentando una instalación hecha ad hoc para esta habitación-galería, que van a ubicar en el cuarto de baño. La estética elegante, pulcra y serena de Norberto se mezclaba ahora con la mirada tierna e irónica, un tanto gamberra de Miki Leal, resultando una suerte de retablo postmoderno de plástico transparente lleno de exvotos familiares, fotografías y pequeños objetos alusivos al personaje fotografiado; todo ello perfectamente ordenado, clasificado y catalogado.
En esa línea de tono despreocupado y un punto irónico, y desde luego tremendamente consciente en su deseo de romper con lo establecido aunque fuese a costa del sacrificio de la estética, nos encontramos al Norberto Gil más despreocupado y hasta, en cierta manera, “chano”, participando en la exposición colectiva My Own Week, organizada en 2001 por el Área de Cultura y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla.
Independientemente de la calidad de las obras presentadas o de lo que esta extraña exposición pudo significar(una semana en la vida de un personaje inventado entre todos los artistas, incluida yo misma, llamado Cesáreo Mataseñor). Lo que verdaderamente importa de esta colectiva es que por primera vez se van a reunir en un trabajo conjunto los artistas más importantes del panorama artístico sevillano de los 90. En My Own Week aparece ya el germen de lo que será la Nueva Generación de los 90: Miki Leal, Javier Parrilla, Luis Germán, Fer Clemente, Juan del Junco, Manolo Bautista y, por supuesto, Norberto Gil. Durante aquel año Norberto había buscado un estudio para trabajar en él de forma individual, mientras que Miki Leal, Fer Clemente, Juan del Junco y durante algún tiempo, también Luis Germán, habían alquilado una antigua casa en la calle Macasta a modo de estudio colectivo primero, pero pronto convertida en sede de la Richard Channin Fundation. La Richard funcionaba como artista colectivo creando sus propias obras, aunque los componentes de la misma(Fer Clemente, Juan del Junco y Miki Leal)siguen trabajando cada uno de ellos de manera individual. El tono gamberro, desenvuelto, macarra, un puntito barriobajerro y tremendamente divertido de la Richard caló en la adormecida vida artística sevillana, y una de las galerías emblemáticas de la ciudad, Cavecanem le propone una exposición, que la Richard acepta gustosamente: los protagonistas son ellos mismos, que aparecen en fotografías, objetos fetiches, lienzos en blanco y negro o dibujos a boli, y de esta manera el mundillo del arte empieza a conocerlos. Por esta razón deciden adaptar la parte de debajo de su estudio convirtiéndola en Show Rom de la Richard, un espacio a modo de galería alternativa para que los artistas pudieran exponer. Las inauguraciones a base de potajes, cerveza y muchísimo y variado público (artistas, pero también directores de museos, coleccionistas, curadores, periodistas, arquitectos…)se hicieron famosas y en la primera exposición que la Richard Channin organiza (RCH1) expone Norberto Gil.
Durante estos años, su técnica se aclara, se limpia, por así decir, liberándose de la ambigüedad de los primeros collages,la distancia aséptica del Spray, o sus escarceos con el apropiacionismo fotográfico, asentándose ya de una manera más reflexiva su posición de pintor pulcro, perfeccionista y con una obsesión por la belleza estática de una corrección que casi roza lo computerizado, y una iconografía basada fundamentalmente en el reflejo de una naturaleza ordenada y silenciosa. No en vano, desde 2002, Norberto Gil simultanea su actividad pictórica con el diseño gráfico (en octubre de ese año funda, junto a Fer Clemente un estudio de diseño gráfico llamado Lalola), y eso deja inevitablemente una impronta muy significativa en la manera de mirar y de interpretar su propia mirada.
Si la exposición colectiva My Own Week significó el germen de una generación, la consolidación definitiva de la misma se produce en este año 2003, en una exposición comisariada por Miki Leal y José Miguel Pereñiguez (otro de los artistas emblemáticos de esta generación) que tiene lugar en Sala de Star, espacio expositivo alternativo que recogió el testigo del Show Room de la Richard Channin, y en la que, por supuesto, también encontraremos a Norberto Gil. Con motivo de la inauguración, yo misma escribí un texto que puede servir como documento histórico inmediato de aquella emblemática exposición:
LA PARTE CHANGA
Nadie es un artista verdadero si no está quemado antes de los 30. Voz en off y plano general de un grupo de personas que posan para una foto en plan “equipo de fútbol”. Fundido en negro sin pretensiones simbólico-alegóricas (nada que ver con el futuro del arte), es simplemente que el negro resalta las letras, en blanco de los nombres de esas personas de la fotografía: Manolo Bautista- María Cañas-Fer Clemente-Juan del Junco-Mª José Gallardo-Norberto Gil-Jose G. Galiano-Miki Leal-J. Alberto Medina-Ramón David Morales- Felipe Palma-A. Javier Parrilla-J. M. Pereñíguez- Cristóbal Quintero-A. D. Resurrección-M.P & M.P Rosado Garcés- Rodrigo Vargas-Rosa Vives. Añádanle en los agradecimientos el esfuerzo y la profesionalidad de los comisarios (J. M. Pereñíguez Miki Leal y Fernando Clemente como colaborador), la cesión de un espacio expositivo alternativo a las tradicionales galerías (Sala de eStar) y el incomparable marco de una ciudad hermosa, provinciana y bizca-la pobre- a fuerza de mirarse el ombligo durante años y años y les saldrá si no una película de holiwood, al menos un documental de esos de la 2 sobre fauna y flora en peligro de extinción. Porque como el Lince Ibérico, los Glaciares o las cartas de amor por correo postal, estos bichos raros de la fotografía corren el peligro de perderse para siempre en la memoria y en el tiempo. Su obra constituye ya el capítulo sobre Arte Joven Sevillano de Finales del Siglo XX del libro de Historia del Arte que aún está por escribir y como los propios comisarios admitirían en su “es una historia que merece ser contada.”
También aparece Norberto Gil incluido en la Generación de los 90 en la segunda gran exposición organizada en Sala de Estar, Todomodo, confirmándose así su ya indiscutible pertenencia a la misma. Para la inauguración escribí un artículo en el Diario de Sevilla, cuyo fragmento resume lo que fue aquel Todomodo en Sevilla: “Afortunadamente, esta presencia se ha hecho igualmente extensible al ánimo participativo y gracias al comisariado y esfuerzo de casi un año de Jesús Reina tenemos el resultado de la más reciente propuesta de esta sala: TODOMODO; una exposición doble, ambiciosa y diversa, donde Jesús realiza una labor de recopilación de obras por el panorama de los estudios de pintura sevillanos y no sevillanos en busca no de un a justificación temática propia previamente establecida, sino de algo mucho más curioso: la certificación y acotación de la existencia de dos generaciones bien diferenciadas: “la generación de los 80”, integrada, entre otros por Agredano, Curro González, Fede Guzmán, Patricio Cabrera, Abraham Lacalle, Victoria Gil o Concha Ibarra. Y la “generación de los 90”, con, MP & MP Rosado, José Miguel Pereñíguez, Johannes Zimmermann, Miki Leal, Cristóbal Quintero, María José Gallardo, Ramón David Morales, Norberto Gil o Fernando Clemente entre otros.”
El 2007 parece ser el año de los premios para Norberto Gil: Premio Focus Abengoa, el premio Pepe Espaliú y el premio Ingearte XXI. Finalmente este año 2008 siguen los reconocimientos al trabajo de Norberto Gil, con la selección de su obra para ser expuesta en la recién estrenada Sala Kastelar de Sevilla. Una obra que, en línea con la tremenda coherencia de la que Norberto hace gala, podríamos definir con un texto que yo misma escribí hace exactamente ahora 10 años y que al volver a leer, me quedo asombrada de lo mucho que de ella perdura en los ojos y los pinceles del artista ya maduro, del artista que ahora expone en la Sala Kastelar:
”Claridad y elegancia. Textura y sencillez, como elementos definidores de la obra. Búsqueda de todo aquello que perdura, que sigue siendo azul y elemental en el paisaje incoherente de la civilización. Como artista que vive y crea en una ciudad de fin de siglo, que se siente absorbido por el desarrollismo, la polución y el ciberespacio, utiliza sus cuadros como reivindicación con la luz y el agua que aparecen, como ráfagas de telas y papel reciclados, iluminando el fondo oscuro de la noche urbana o cruzando el blanco eléctricos de las luces de neón. Verticalidad de árboles y surtidores. Caminos que unen dos puntos, cualesquiera de la ciudad, una ciudad que es recuperada de su presente incierto de cemento y asfalto, traducida en la obra a un “collage” ecológico con aires nuevos de futuro.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España