Descripción de la Exposición El bosque ocupa un lugar central en la iconografía simbólica del paisaje, está lleno de connotaciones mágicas y oníricas. Entre los diversos significados que se le atribuyen destaca, sin duda, su principio materno y femenino, su capacidad para generar vida. Es símbolo de lo terrenal, de vida vegetal no dominada ni cultivada, pero también es origen de un simbolismo de lo inconsciente, de la falta de luz, de lo oculto, de los terrores de los cuentos infantiles, de ese espacio amenazante que esconde más que enseña. El árbol como elemento primordial que conforma un bosque también está cargado de Significados simbólicos. El árbol representa la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como fuente de vida inagotable, el árbol equivale a la inmortalidad, a una especie de 'vida sin muerte'. Derivado de su carácter vertical, el árbol actúa como puente de unión entre la tierra y el cielo. Dentro de las corrientes paisajísticas, Kaspar David Friedrich nos enseñó a entender el paisaje como un constructo de la mente, donde lo sublime nos desvela el misterio y la sugestión de terror de la naturaleza primitiva, donde la soledad se convierte en protagonista de cada uno de sus cuadros. Este artista alemán recogía en sus cuadernos de viaje todas estas impresiones. Si bien la pintura de Fiedrich nos desveló un aspecto de la naturaleza que apuntaba a lo sublime y grandioso del paisaje, las fotografías de Markus Schroll, nos remiten a un cuaderno de viaje del siglo XXI, donde el artista, a través del objetivo de su cámara es capaz de captar toda la gestualidad que aún permanece en los, no ya inmaculados, bosques de nuestros tiempos. En las dos series presentadas en la muestra, una dominada por el blanco y la otra dominada por el negro, vamos descubriendo toda una suerte de binomios y contrastes a los que nos expone el artista: vida-muerte; letargo-eternidad; luminosidad-oscuridad; frío-calor; nieve-fuego; reposo-gestualidad.... La serie Schneeweiss (Winter) nos introduce en un paisaje nevado, en un bosque donde el blanco de la nieve cubre de una aterciopelada textura las ramas de los árboles, encontrado en la desnudez de la estación una imagen llena de calma y sosiego. El blanco dominante se ve interrumpido por las líneas verticales de los troncos desnudos. Por el contrario la serie Wald in Schwarz (Sommer) nos descubre un paisaje desolado por un desastre natural o intencionado, el fuego, mostrándonos un bosque cuyos árboles se retuercen en el horror de su herida, petrificados y calcinados. El negro y los tonos oscuros de un atardecer estival dominan este paisaje desolador. Como dotados de vida, sus troncos giran sobre si mismos trasmitiéndonos ese dolor de un incendio; sus ramas, como brazos, se alzan pidiendo ayuda; las inclinaciones de sus troncos parece que congelan el instante en el que comenzaron su huida y de la cual no fueron capaces de liberarse debido al peso de sus raíces. Paisaje desolador y, sin embargo, bello, donde el espectador se enfrenta cara a cara a las heridas que consciente o inconscientemente infringimos a la naturaleza. Como en un cuento 'Érase una vez un bosque...' (Es war einmal ein Wald) nos cuenta una historia, enfrentándonos a través de un sutil y tenso silencio a la inmensidad de la naturaleza, del paisaje, de los bosques y demostrándonos que Schroll una vez se adentró en la profundidad del bosque para capturar estas imágenes que ahora nos muestra.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España