Ana Garcia-Pineda presenta en su primera exposición individual en +R maserre galeria un conjunto de obras donde se descontextualizan escudos de armas y banderas del mundo generando un abanico de paisajes inexistentes hasta la fecha. Aparentemente inofensivas, estas composiciones reflexionan sobre el significado e implicaciones sociopolíticas de la identidad nacional y el nacionalismo al mismo tiempo que revisan los símbolos que sustentan estas construcciones.
“Las banderas y los escudos, como símbolos identitarios, ilustran la historia de los países y hablan de la imagen que las naciones desean proyectar al exterior. Son representaciones de ideas políticas y hacen referencia a hechos históricos, religiosos, míticos, etc. En cualquier caso, banderas y escudos son usados para promover ciertos valores, ideales y creencias. Su poder simbólico se utiliza para unificar los países y promover una percepción determinada en el resto del mundo. Son construcciones que refuerzan, e incluso crean, identidades nacionales y un sentido patriótico...que por ende, alimenta la diferencia y por tanto la hostilidad.
Históricamente se han usado en el discurso y las estrategias colonialistas, expansionistas y de dominio geopolítico. Sin embargo, en muchas ocasiones los derechos de las personas que habitan un territorio no están representados por los símbolos de una nación y por tanto, esos símbolos no son más que herramientas para mantener el status quo.
Es muy precisa y pertinente la revisión de esos símbolos. ¿Por qué están ahí? ¿Hasta que punto nos representan? ¿Cómo nos coaccionan? La manipulación de estos símbolos para crear otros puede ayudar a formular estas preguntas y poner de manifiesto cómo las banderas son herramientas que construyen las identidades y el sentimiento de pertenencia y exclusión de grupo. Son, por tanto, estrategias de poder cuyo objetivo es la clasificación y la dominación.
Mi propuesta intenta escenificar un nuevo estado de cosas y poner de manifiesto que existen otras cosmovisiones que poco o nada tienen que ver con el discurso dominante.
Al mismo tiempo, estas piezas permiten estudiar uno de los géneros clásicos del arte figurativo como es el paisaje, desde un punto de vista crítico, entendiendo el paisaje contemporáneo como un lugar de consumo para espectadores donde se hace necesario revisar los arquetipos de escenificación cultural. Y es que a veces se nos olvida que las banderas y escudos son composiciones paisajísticas que hablan de ciertos ideales de belleza y formas de representar el paisaje.
Descontextualizar y unir elementos de distintas banderas y escudos permite contraponer interpretaciones hechas por diferentes culturas y en distintos momentos históricos, y así reflexionar hasta qué punto son -o incluso si algun dia fueron- vigentes. El objetivo es manipular estos símbolos para hacer patente su artificialidad y su labor como mantenedores del status quo.
La vexilología y la heráldica refuerzan una concepción de la verdad donde el individuo debe someterse para formar parte de un grupo identitario concreto. Se trata de desplegar un espacio para la rebeldía y resistencia a estas verdades, no para descalificarlas como ideológicas o criticarlas como falsas, sino para evidenciar que no son obligatorias si no aceptamos someternos al juego de la verdad científico”.
Entrada actualizada el el 04 sep de 2014
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