Descripción de la Exposición
La Diputación Foral de Gipuzkoa presenta en el Photomuseum la exposición Errefuxiatuak: Herrimina, Memoria eta Erbestea como testimonio de las duras condiciones de vida de las personas refugiadas en diferentes etapas de la historia.
La exposición se vertebra en tres espacios: Bidasoa, Éxodo y Memoria Histórica, recogiendo la obra gráfica de: Andoni Lubaki, Diego Ibarra, Santi Palacios, Ricardo García Vilanova, Javi Julio, Daniel Castro, Juantxo Egaña, Jesús Elosegui, Philippe Gaussot y Arkaitz Saiz.
PERSONAS REFUGIADAS BIDASOA
Las millones de personas que hoy cruzan las fronteras para salvar sus vidas son refugiadas, al igual que lo fueron las personas que durante la Guerra Civil y la dictadura española se vieron obligadas a huir. Pero hoy, esa búsqueda de nuevas oportunidades entraña mayores barreras y dificultades de las que encontraron nuestros antepasados. La solidaridad con la que fueron recibidos la mayoría de las vascas y vascos por la ciudadanía de otros países, tras el impacto de los bombardeos de Gernika, Durango, Bilbao, Otxandio etc., no se ve correspondida en la Europa de hoy, que cierra sus fronteras a quienes huyen de las guerras y el hambre.
Huyen porque nada tienen que perder, o porque se imaginan un lugar mejor que les brinde la oportunidad de construir su proyecto de vida pero, al ponerse en marcha, nunca imaginaron que su esperanza se convertiría, con mucha probabilidad, en una trampa de centros de internamiento, trabajo esclavo y, muchas veces, de muerte.
El Bidasoa es testigo de miles de historias de desesperación por alcanzar el norte europeo y una vida mejor. Es un lugar de tránsito, una frontera más que debe superarse de un viaje que comienza en una tierra donde a sus habitantes se les niega el derecho a una vida digna.
Años atrás, en el río Bidasoa se ahogaron los sueños de las y los portugueses que huyeron de la dictadura; hoy, en su cauce, se hunden los portados por quienes llegan de África buscando un futuro mejor. Tanto ayer como hoy, esos migrantes-refugiados ven vulnerados sus derechos. Europa no cumple. No respeta el derecho a la libre circulación, tampoco acoge las peticiones de asilo. La expulsión en caliente de esas personas es la respuesta europea, lejos del obligado respeto a los derechos humanos.
Conviene recordar que, en épocas pasadas, a las y los vascos nos brindaron apoyo en otras sociedades cuando necesitamos salir de casa para salvar la vida y protegernos de la represión franquista; hoy nos toca agradecerlo siendo igualmente solidarios y exigiendo a los Gobiernos el respeto de los derechos humanos de todas las personas.
EXODOS
El gran flujo de refugiados y migrantes procedentes de África, Oriente Medio, los Balcanes y Asia hacia los países de Europa ha generado una grave crisis humanitaria que alcanzó su máxima gravedad en el año 2015.
La violencia, los conflictos armados, las persecuciones o la situación de pobreza y miseria que atraviesan en sus países de origen son los motivos que empujan a las personas refugiadas y migrantes a emprender su viaje con destino a Europa.
Al no tener estas personas acceso a los canales formales de migración, los movimientos se producen a través de las vías irregulares, viéndose obligadas a realizar largas y peligrosas travesías de la mano de las redes del tráfico de personas para poder alcanzar el territorio europeo. Asimismo, entre las personas migrantes y refugiadas se esconden las víctimas de la trata de seres humanos, cuyo desplazamiento se produce como consecuencia del engaño, la violencia o la coacción empleada por tratantes con la finalidad de buscar su desarraigo y la explotación en el lugar de destino.
Son muchas las personas que pierden la vida intentando cruzar el mar Mediterráneo en embarcaciones precarias e inseguras, y otras muchas fallecen de sed o a manos de traficantes u otros grupos violentos mientras cruzan el continente por tierra.
Las personas sobrevivientes, por su parte, llegan con graves secuelas físicas y mentales como consecuencia de la dureza del viaje y de los abusos que sufren a lo largo del mismo por parte de traficantes y, en algunos casos, de funcionarios gubernamentales, siendo objeto de torturas, trabajos forzados, y de una extrema violencia física y sexual.
A su llegada a Europa, sus dificultades tampoco cesan. Muchas de ellas son alojadas en campos de refugiados donde viven auténticas penurias a la espera de conseguir la autorización para establecerse en Europa, y otras han sido devueltas ilegalmente a sus países de origen sin tener la oportunidad de pedir asilo.
Ante esta situación han surgido varias iniciativas de labor humanitaria en Gipuzkoa, como por ejemplo el buque Aita Mari, de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario, que auxilia a las embarcaciones que se encuentran a la deriva en el mar Mediterráneo. Por su parte, la asociación de ayuda humanitaria Zaporeak, cocina y reparte comida entre las personas refugiadas que se encuentran en Lesbos, Chios, Patras y Atenas.
MEMORIA HISTÓRICA:
PERSONAS REFUGIADAS GUERRA CIVIL Y GUERRAS CARLISTAS
Las guerras y la persecución política han provocado grandes migraciones a lo largo de la historia de la humanidad.
La mayoría de los vascos carlistas perdedores de las guerras del siglo XIX se exiliaron en Francia pero también en Cuba y Puerto Rico, donde unos fueron destinados al ejército y otros a obras públicas.
En el siglo XX, miles de vascos y vascas huyeron de sus tierras tras las devastadoras consecuencias de la Guerra Civil española (1936-1939) y de la inmediata posguerra. Se fueron con lo puesto, desesperados por salvar sus vidas y las de sus hijas e hijos de los bombardeos y sin tiempo de mirar atrás donde quedaban su patria y su hogar. El exilio era un destino incierto pero su única tabla de salvación.
Así, cruzaron la frontera, entre otras, personas fieles a la República, de distintas ideologías, para refugiarse en Francia con la esperanza de regresar de nuevo a su país y acabar con el régimen franquista, mediante el apoyo de las democracias occidentales. Sin embargo, la nueva guerra en Europa dio al traste con sus aspiraciones.
La acogida en Francia no fue la esperada; miles de personas refugiadas son conducidas a campos de internamiento como el de Argelès-sur-Mer (Perpignan), o el campo de Gurs, en el Beárn, junto a la frontera con Zuberoa, donde en mayo de 1939 se contabilizan 6.555 personas de origen vasco. El Gobierno Vasco en el exilio consigue liberar a gran parte de ellas antes de que las autoridades francesas los vaciaran y pusieran al servicio de su ejército, a los excombatientes republicanos para luchar en la 2ª Guerra Mundial.
Durante esos años de guerra en Europa, algunas de las personas refugiadas vascas en Francia participan muy activamente en la red Comète. Su misión era pasar a pilotos aliados derribados en combate al otro lado del Bidasoa para que alcanzaran Gibraltar y, de allí, ser repatriados y pudieran combatir de nuevo. El papel que tuvieron las mujeres vascas en el funcionamiento de la red de evasión fue muy destacado.
Poco antes, en el País Vasco, a medida que la Guerra Civil avanzaba e iban cayendo las posiciones republicanas, el Gobierno Vasco hizo un llamamiento a la comunidad internacional y organizó la evacuación de más de 20.000 niños y niñas de la zona de guerra. Esos niños y niñas fueron enviados a Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Dinamarca, Suiza, México o la Unión Soviética. También creó el grupo folklórico Eresoinka y la Selección Vasca de Fútbol. Ambas formaciones actuaban como embajadoras de Euskal Herria e informaban al mundo de que el pueblo vasco estaba bajo el ataque de los fascistas.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España