En la primera exposición del artista filipino Kristoffer Ardeña en la galería Oliva Arauna, investiga las complejidades de la memoria a través de proyectos en múltiples formatos, que se mueven con fluidez entre la intervención pública, el performance, la instalación artística, la fotografía, el objeto, la escultura y el dibujo.

En Sweat Memories, el artista explora la relación entre el cuerpo y la memoria utilizando el sudor de 100 personas.

Por otro lado, lejos de entrar en el acertijo de un discurso poscolonial, se despoja de su educación cultural y religiosa borrando un efigie de mármol en Once There Was a Virgin and Her Kid dejándonos con una serie de dibujos de mármol sobre papel abrasivo negro.

Ardeña escribe sobre cientos de servilletas, coleccionadas desde enero ... de 2008, la fecha, la hora, el tipo de comida, las personas que le hace compañía y a veces las anécdotas relacionadas con cada encuentro. Dinner Dates nos lleva a Bucarest, París, Madrid, Luxemburgo, hasta que llegamos a la ciudad costera de Tacloban en Leyte. Una isla filipina, al borde del océano Pacifico, donde la fragilidad de cada servilleta nos cuenta una historia, un momento fugaz en relación con la comida y los eventos que ocurren en torno a esta.

Viajamos a Dumaguete, la ciudad natal del artista, donde explora la relación entre lugar y memoria a través de varios videos. En primer lugar Sugarland, donde se puede ver un mapa topográfico de Filipinas hecho de azúcar que es lentamente destruido por unas hormigas. Pure Shores nos muestra el triste intento de Ardeña de escribir los 95 nombres de sus compañeros del instituto sobre la orilla de la playa, sólo para quedar borrados por las olas del mar. En el vídeo Take me Away From Here Boy, continúa con esta investigación del pasado. Un guitarrista compone una canción en homenaje a la infancia de Ardeña. El cuarto vídeo de la exposición: Homecoming, celebra la eterna vuelta hacia la patria como un juego de niños. En vez de utilizar fuegos artificiales, volviendo a la infancia, el artista se fue a recolectar las vainas de una hierba salvaje que se revientan cuando entra en contacto con el agua. En el video utiliza como escenario, una cáscara de coco llena de arena, pequeñas conchas y agua de mar. Por ultimo; en Unsung Lullaby, una canción infantil filipina se inscribe en un incienso anti-mosquitos del Lion-Tiger, una marca tradicional de la zona, este se va consumiendo y literalmente desaparece y se convierte en cenizas.

Siguiendo su investigación en varios formatos, una serie de libros de artista, un cuaderno de bocetos, un diario y un cuaderno de notas, hechos en su último viaje a Filipinas, junto con otro cuaderno de notas y una agenda anual del 2008, aparecen borrados, dejándonos con solo rastros de lo que estaba escrito o dibujado sobre su páginas. Otro aspecto del trabajo que no se muestra en la galería (pero que acompañan a cada proyecto) son la fotografías que el artista entiende como parte de la misma pieza.

Particularmente en esta exposición, Kristoffer Ardeña, explora sobre las diversas maneras de presentar una obra de arte. Así se nos muestra su capacidad de experimentar y moverse de una modalidad a otra y en esta ocasión, en vez de agotar una sola narrativa, nos presenta una introducción a algunos de los temas que explora en su trayectoria artística.