Por medio de materiales evocativos, la artista explora la tensión creada por las oposiciones. Sus esculturas e instalaciones presentan a menudo materiales reflexivos, como el acero inoxidable y espejos, en contraste con sustancias orgánicas y sensoriales, como flores, con miras a ampliar la experiencia del visitante en el espacio. En este sentido, Soares se utiliza de distintas técnicas sensoriales, incluyendo el sonido para crear atmósferas y vivencias que son tanto invitadoras como perturbadoras.
Para la exposición en la Pinacoteca, la curaduría ha seleccionado un conjunto de 40 obras provenientes del acervo del museo, de colecciones particulares y de la propia artista, puesto que algunas de esas últimas son inéditas en Brasil. Son pinturas, collages, objetos, instalaciones y esculturas que, como sugiere el título, presentan zonas intermedias de contacto: intersecciones entre el individuo y la sociedad, entre lo encubierto/misterioso y lo explicito, pasado y futuro, etc. “La muestra explora también obras que... echan mano de la idea de colectividad, ya sea por el recurso de la colección en diversos trabajos por Soares, sea por la constitución de una experiencia compartida, como en Epílogo (2016) o Vagalume (2007)”, define la curadora.
Entrada actualizada el el 18 sep de 2018
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