Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Manolo Olmo Hoyo. Forma y contenido: entre otras cosas La saturación de la palabra lleva a la fascinación por el silencio[1] Forma 'El dibujo, como en tantas ocasiones se ha repetido, es un desafío mental: representar mediante trazos que no existen en la naturaleza, la masa de los objetos, o representar las visiones del artista. El dibujo permite decir lo esencial con gran economía de medios'[2]. El ojo humano percibe formas tridimensionales coloreadas constituidas por más o menos cantidad de luz que el dibujante transcribe sobre una superficie bidimensional a través de una simplificación formal que codifica los objetos y emociones que quiere mostrar. Estas imágenes que dibuja pueden ontologicamente pertenecer a la realidad exterior o bien surgir en la mente del artista. A su vez lo representado puede estar realizado copiando del natural, haciéndolo de memoria o bien de forma azarosa o combinando y mezclando estos aspectos. El artista para representar lo que ve sobre una superficie lo transforma en formas bidimensionales. Esta técnica artística, el dibujo, puede y suele estar acompañada de la pintura. Es, en muchas ocasiones, el primer paso de una pintura indiferentemente de la técnica en la que luego se vaya a materializar, sería lo que se conoce como el boceto. Sin embargo, el dibujo actualmente tiene autonomía como medio de expresión y no depende del color o de la pintura para ser considerada como una creación acabada. En el caso de Manolo Olmo el dibujo como forma de expresión cobra gran importancia, de hecho sus investigaciones se dirigen hacia el estudio de la forma y el contenido como modelos de representación fuertemente influenciados por el mundo contemporáneo y la forma en que nos relacionamos con él. Cuando visité su estudio me llamó fuertemente la atención su forma de proyectar la obra en la que aplicaba la tecnología a su modo de trabajo, es decir, el autor realiza dibujos técnica y formalmente sencillos con líneas finas, firmes y seguras que posteriormente escanea. Tras esto compone en el ordenador la obra superponiendo diferentes dibujos y añadiendo distintas manchas de color. Estos bocetos pueden partir del natural o de las múltiples fotografías que realiza como archivero de la realidad, recogiendo multitud de instantes que pueden salir a la luz en cualquier momento. Reflexiona y va probando la composición hasta que obtiene la forma definitiva. Esta imagen es proyectada con un retroproyector y a partir de ahí y sobre una tabla con bastantes capas de imprimación comienza a realizar lo que será la obra definitiva. Estas imágenes nos hablan del mundo interior de Manolo, de sus vivencias, pero sobre todo surgen de una reflexión constante del medio en el que se mueve y una búsqueda del camino por el que la pintura cobre sentido en nuestro mundo convulso. La superposición de imágenes, en algunos casos irreconocibles, alude al bombardeo constante al que somos sometidos diariamente, no sólo desde los medios de comunicación, sino también desde el momento en que ponemos un pie en la calle o abandonamos nuestro ámbito de confort en el que también somos, aunque de forma subliminar, perturbados a través de Internet, los spam, la televisión, o las llamadas publicitarias. Por otra parte la fragmentación como forma de pensamiento, de concebir la realidad o la historia son recogidas también gracias y a través de esta superposición de dibujos. La importancia del proceso dentro del hecho creativo ha pasado a ser una de las motivaciones del arte actual de tal manera que, en muchas ocasiones, la idea, el proyecto en sí, adquiere más importancia que la obra terminada; de hecho, en ocasiones la obra es un devenir en continuo cambio. Con esta actitud el arte centra su interés en la idea como motor, y pone un mayor interés en el sujeto y resta importancia al objeto, a la obra como materialidad. En este devenir el dibujo pasa a ser una técnica artística de primer nivel y de actualidad, pero no sólo como elemento de experimentación al ser contaminados por otros ámbitos o estar realizado en lugares que no le son propios, sino también el dibujo simplemente hecho con grafito sobre papel. Al dibujar existe una conexión directa entre la idea y lo que se va a representar que nos obliga a sintetizar de tal manera que lo que se plasma es quizás más gráfico y más cercano a la idea primera, aunque pueda sufrir modificaciones. Lo podríamos describir como un acto mental inmediato, sintético, esencial, en proceso, autónomo, subjetivo, y en el caso de Manolo, radicalmente bidimensional que han practicado grandes maestros desde Picasso hasta Leonardo con un largo ecétera tras de sí. Por otra parte y junto a este dibujo encontramos otro elemento constitutivo como es el color. El uso de éste no sigue unos patrones de verosimilitud ni hay voluntad de ello, sino que el autor los usa con total libertad, sin mezclar. De forma totalmente plana en la superficie pictórica unas veces conforma una imagen y en otras ocasiones son sólo manchas. Poco a poco y como podemos ver en obra como Pink in green, 2005 el uso del color inundaba la superficie pictórica, o en Antes de que vuelvan los meses con r, 2009. En las obras que ahora nos presenta ha dado paso al blanco de la preparación que lo ilumina todo y nos seduce por su sencillez y elegancia, así como una enorme sensación de quietud. El color por otra parte, la paleta elegida, se caracteriza por el uso de colores brillantes y vibrantes que son fruto, en muchas ocasiones de la mezcla de barniz con pigmentos lo cual aporta un acabado muy particular a las obras. Contenido '(...) Cada cuadro encierra misteriosamente toda una vida, toda una vida con muchos sufrimientos, dudas, horas de entusiasmo y de luz (...)[3]' El artista vive una vida compleja, sutil, y la obra nacida de él provocará necesariamente en el espectador capaz de sentirla emociones más matizadas que nuestras palabras no puedan expresar[4] dice W. Kandisnky en De lo Espiritual en el arte. Al mirar la obra de Manolo Olmo no puedo más que sentirme cercana, nos acerca a emociones que, como ha recogido Kandinsky, no puedo expresar, es decir, más que incapacidad para hablar lo que me suscita es silencio. Una necesidad de pensar en nada concreto ante una obra llena de emociones que transmiten intimidad, placidez o sencillez. Una inmensa sensación que se produce cuando estamos observando algo bello que no puede más que contemplarse y llenarnos de ese sosiego que se siente al entrar en una iglesia, por ejemplo, o la quietud que se produce entre dos personas que se conocen hace tiempo y que se sientan una junto a la otra mirando hacia delante con satisfactoria paz, una emoción que no es otra que la experiencia estética que durante tanto tiempo ha ocupado a los estetas y que en el caso de Manolo Olmo no podemos eludir. Su obra introspecciona sobre dos elementos fundamentales como son la forma y el contenido. El contenido en el caso de Manolo son retazos de su vida, instantes que va recogiendo y que va archivando, ya sea a través de la fotografía o del dibujo como forma de mirar, entender el mundo y acercarse a él. Temas sencillos, nunca grandilocuentes que nos sitúan en el interior de algo y que repiten una misma imagen, una mujer en múltiples actitudes: cogiendo un libro de la estantería, durmiendo, llevándose una taza a los labios, recostada sobre la mesa, haciendo una maleta, todo son retazos 'sin importancia', íntimos, que nos acercan al autor y nos conectan con las emociones adquiriendo un valor fuertemente catártico. 'El silencio nunca es aquí una ausencia de palabra, sino un trabajo que hace cada cual para representar el alma para escucharla, para acoger como es debido a la 'luz interior'[5] Silvia Alzueta Junio 2009 [1] LE BRETON, David, El silencio, Madrid, Sequitur, 2001, pág. 2 [2] CARRETE, Juan, 'Picasso. El desnudo dibujado [sobre cobre y piedra]' en Picasso. El desnudo dibujado [sobre cobre y piedra],Valencia, Fundación Bancaja, 2006, pág. 12 [3] KANDINSKY, Vasil, De lo espiritual en el arte, Barcelona, Paidós estética, 2002, pág. 23 [4] Ibid., pág. 22 [5] LE BRETON, David, El silencio, op.cit., pág. 31
Exposición de obra inédita del pintor Manolo Olmo realizadas con grafito, esmalte y acrílico comisariada por Silvia Alzueta, en la que el autor nos lleva por espacios llenos de quietud que son fragmentos de su intimidad. Superpone varias imágenes en la superficie pictórica con diferentes escalas y técnicas.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España