Descripción de la Exposición
Los humanos siempre intentaron acotar el territorio, hacerlo suyo y registrarlo con la intención de entenderlo y dominarlo. Los mapas y las cartas de navegación buscaban no errar en el trayecto y que los navíos transitaran por la senda más segura, muchas veces hacia lo desconocido. Es por ello que resultaba primordial la estructura métrica y la relación de escalas que se desarrollaban en esas representaciones del mundo. Sin embargo, esos planos no dejaban de ser representaciones que generaban también un lugar para el ingenio, una base donde el dibujo podía expresarse siguiendo el trazo imaginativo de sus creadores. Bestias, animales fantásticos, unicornios, dragones, eran con frecuencia las representaciones de ese terreno ignoto.
Las tramas de Patrick Germanier pueden ser observadas como una manera más de concebir el mundo que le rodea, una fórmula de analizar un territorio, de estudiar un lugar y aprehenderlo. El artista asume la mirada de los cartógrafos de antaño, donde convive de manera contrapuesta la intención de una neutra y distanciada representación del mundo y la presencia de la intuición, la imaginación y la ilusión.
Así, su trabajo se acerca a un análisis sintético del entorno, de cualquier entorno. Sus dibujos conforman trazas analíticas de los territorios, son casi visiones microscópicas que le permite escudriñar los espacios, los materiales, los estratos, los restos. Mediante una estructura modular, su obra sobre papel representa la mínima unidad del terreno. Un trabajo que le vincula a sus creaciones anteriores, esas re-creaciones de los vestigios antropológicos del pasado, restos de vasijas, botes, tarros; trozo hecho cuenco, donde la memoria y el pasado están presentes y se dan la mano.
En este sentido, la obra de Patrick Germanier se puede enlazar con una amplia nómina de artistas que en Canarias aportan nuevas preguntas sobre el territorio, como pueden ser Alfonso Crujera, Paco Sánchez o Julio Blancas.
En la sociedad actual donde todo resulta medible, cuantificado, evaluado, los dibujos infinitos de Germanier nos ofrecen un espacio interminable (solo limitados por el papel). Unas imágenes inabarcables del territorio en la que se vislumbra cierta pesadumbre, cierto sinsabor al ser el artista del todo consciente de que la tierra, aunque pueda ser medible, es humanamente inabordable en su totalidad, y que su trabajo irremisiblemente se convierte en un inane ejercicio representacional.
En esta búsqueda por entender los espacios por los que transita, Germanier también nos ofrece una mirada sobre la representación de la identidad porque sus mallas no dejan de convertirse en huellas dactilares, en líneas que se multiplican sin fin. Sus dibujos, planteados como grandes tramas, proyectan imágenes límpidas de organismos vivos, estructuras casi moleculares que ofrecen cierto grado cinético, dotando a sus imágenes de una extraña sensación de movimiento o si se quiere de transformación.
Sin embargo, existe en Germanier una actitud inconformista ante su obra sobre papel, a la que siempre vuelve después de abarcar otros terrenos de la creación. En este sentido, sus dibujos, representan un lugar de seguridad, de serenidad, que le permite cobijar y asentar su trazo en esas celdas, que resuelve de manera casi obsesiva, siempre sintéticas, de trazo ágil y dinámico. Si se quiere un tanto atemporales. Sus mallas, de diferentes intensidades y formatos ofrecen al espectador las múltiples diferencias de una misma representación que el artista siempre comienza con un punto.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España