Descripción de la Exposición El material que se expone en Espacio en Blanco evoca, desde un compromiso profundamente plástico, los peligros que acechan a nuestras ciudades: desde la contaminación y los procesos de deterioro medioambiental hasta el uso abusivo de un territorio asfixiado por las sinrazones. Son paisajes cuya nitidez va perdiendo forma para adentrarse en el universo de la abstracción como medio de expresión de otras ideas más complejas. Una decena de cuadros nos transportan a otras tantas ciudades imaginarias tan desfiguradas como tangentes a la abstracción y el mismo número de pinturas sobre la mujer que, como dice Xesqui Castañer, 'se presenta estilizada, deformada, o fragmentada, pero siempre imponiendo una presencia difícil de soslayar'. Estos cuadros de mujeres son los encargados de enlazar la muestra con las realizadas por la autora en otros contextos y fechas anteriores. Tanto el tamaño de estas obras como la técnica e inquietudes compositivas forman un bloque coherente con los más actuales ensayos sobre la ciudad. Con una técnica común de pinturas acrílicas sobre tableros de madera, la homogeneidad intencionada en la altura de todas las obras (122 cm.) confiere a la muestra una serenidad mayor que permite una lectura más profunda sin discontinuidades, en armonía con el 'espacio en blanco' que nos ofrecen las dependencias universitarias. La figura de la mujer sirvió a la autora para recrear su personalísimo universo de composiciones y colores que fue adquiriendo complejidad al apoyarse en la versatilidad formal de los trajes, peinados o sombreros que adornaban a las mujeres. El informalismo ya estaba anunciado en cuadros como Stäel, Egon, Simetría, y otros, pero aún podía verse la figura de la mujer, en un juego de manchas aparentemente casuales, o en una geometría casi mandala. Las ciudades, por el contrario, constituyeron su verdadera válvula de escape hacia una plástica decididamente abstracta, dejando en algunos casos de lado el objeto ciudad, para adentrarse en la pintura más esencial. Ya desde sus primeros trazados sobre la ciudad se dejó ver esa clara vocación informalista cuando en 1996 mostraba un distorsionado y monocorde paisaje urbano en 'La ciudad de los rascacielos'. Tras las referencias urbanas sean o no sean abstractas siempre se asoma una reflexión en torno a los vínculos afectivos que unen profesionalmente a la autora con la ciudad desde que comenzó sus estudios de arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia. Sentimientos contradictorios en los que aflora la decepción sobre el maltrato que sufren nuestros paisajes urbanos y la impotencia frente a las últimas guerras y masacres que han sufrido territorios tan cercanos a los que rinde homenaje a través de algunos títulos, como Ayulaf (Faluya al revés), o Azag (Gaza al revés). La búsqueda del equilibrio cromático, y de la belleza terminan por desdibujar esos lugares, verdaderos testigos del horror contemporáneo. Episodios urbanos imaginados, visiones lejanas sobre la ciudad, enormes rostros de mujeres o tímidos y perezosos gatos, son los múltiples motivos de una plástica convergente que recrea ese extraño equilibrio de la vida, entre la luz y la sombra.
Exposición. 12 nov de 2024 - 09 feb de 2025 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España