Descripción de la Exposición La inspiración de Ildefonso Aguilar es básicamente la orografía natural de las islas. Si la naturaleza volcánica de Lanzarote ha sido su principal fuente de inspiración, un viaje a Islandia -una ínsula de enormes dimensiones y horizontes infinitos, y poblada por desiertos de lava y masas de hielo- ha dotado a algunos de sus paisajes de una extraña y misteriosa luz. Sus composiciones pictóricas son resultado de la proyección del paisaje interior del artista, que vuelca sus dunas, sus mares y sus cielos en los cuadros, convirtiendo el paisaje en protagonista estelar. Sus obras están realizadas con arena y pigmentos naturales aglutinados con copolímero acrílico, sobre soporte de chapa de madera marina. A principios de 1970, comenzó un lento proceso creativo, que inició con la recogida de arenas -alejadas de la orilla y libres de salitre marino-, con tres tonalidades y grosores diferentes: una, casi blanca; otra, grisácea; y una tercera, muy fina, marrón, casi negra. Estos tres tipos de arenas, generadas a partir de la degradación de conchas, la primera, y de la meteorización de rocas, las otras dos, se mezclan entre sí, aunque el matizado final se obtiene aplicando pigmentos naturales muy diluidos. El proceso creativo comienza extendiendo el lienzo en el suelo y vertiendo arenas, luego aplica los pigmentos y el color se funde con la arena, sugiriendo formas y creando una atmósfera especial. Entonces raspa, recupera puntos o zonas de la materia que había debajo, y la arena, por su textura, da una calidad especial, a las casi monocromas superficies. Finalmente las masas del negro, el blanco y los restantes colores resultan fundidos. Todo, inmerso en el nítido negro del fondo, sólo violado por las incidencias de la luz, que lleva a cabo una selección de los elementos y funde el conjunto. La imagen resultante nos brinda una sensación de unidad y de vida… de insularidad y universalidad… que nos retrotrae a la inicial contemplación de lo real que lleva al artista a la abstracción o a la visión totalizadora de las cosas. Característico de Ildefonso Aguilar es la realización de series, así como la asignación de títulos evocadores, que dan claves para la comprensión de la obra, de su posición ante el panorama insular. En general, se trata de una obra plácida, de gran belleza y sensibilidad, en la que se rescriben fragmentos de su intimidad, llevando al espectador a un cierto estado de elevación. Este polifacético artista posee una larga trayectoria artística. Bebe de artistas de vanguardia constructivistas e informalistas que incorporaron a sus creaciones la arena como un elemento pictórico más. Guarda concomitancias con el romanticismo, en tanto en cuanto, deja constancia en su obra de sus sentimientos más íntimos y muestra la grandeza de la naturaleza contemplada. Se han dado diversas visiones antológicas sobre la obra de Ildefonso Aguilar, como por ejemplo las de los autores José Saramago o José Corredor-Matheos.