Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Hasta hace una serie de años, la historia del arte moderno obedecía a una historia lineal que daba primacía a la idea de libertad y de continuo cambio en progreso. De esta manera, las vanguardias históricas quedaban reforzadas con las herramientas de la historiografía tradicional, en detrimento de ciertas parcelas de la modernidad -como el simbolismo- que, de forma evidente, quedaban excluidas de lo que la ortodoxia museográfica consideraba moderno. En lo que se refiere al arte español de finales del siglo XIX, el proceso comenzó en París, la gran capital de las artes. Los historiadores españoles sintieron, por tanto, la necesidad de establecer la calidad artística de una obra en función de su similitud con las creaciones de los artistas bohemios de Montmartre. En los últimos tiempos, el prestigio de lo moderno se ha resquebrajado, lo que ha abierto la puerta a lecturas más complejas de la realidad artística. En el caso español, la labor de FUNDACIÓN MAPFRE ha sido crucial en la recuperación de aquellos artistas y tendencias que configuran la modernidad artística española, una modernidad que basa sus señas de identidad en la tensión entre lo clásico y lo moderno, lo castizo y lo cosmopolita. En las últimas dos décadas el Instituto de Cultura de FUNDACIÓN MAPFRE ha llevado a cabo un amplio programa de exposiciones cuyo objetivo era revisar sistemáticamente el panorama artístico español del período 1850-1936, con importantes incursiones en el contexto internacional. En virtud de este programa, en las salas de FUNDACIÓN MAPFRE se han celebrado exposiciones monográficas de algunos de los artistas que mejor definen el arte español de la época, como la primera que se dedicó a Julio Romero de Torres, o las centradas en las figuras de: Sorolla, Zuloaga, Casas, Sunyer, Nonell, Pinazo, Mir, Echevarría, Anglada-Camarasa, Solana o Vázquez Díaz, entre muchos otros. Algunos de estos artistas han participado en exposiciones temáticas que han repasado algunos de los motivos principales de la pintura de la primera modernidad española, desde el jardín hasta la playa, pasando por la noche o el autorretrato. Para vertebrar la muestra Entre dos siglos. España 1900, en la Universidad de Zaragoza, se han seleccionado en torno a cincuenta obras relevantes de los artistas más fundamentales, cubriendo un espacio temporal que amplía en unos años el estricto momento del cambio de siglo. En este contexto, entendido como encrucijada de tendencias culturales y movimientos artísticos, se incluyen artistas como Anglada Camarasa, Casas, Mir, Rusiñol, Nonell o el joven Picasso, que definen el ambiente de la Barcelona de 1900, en el que se superponen modernismo, simbolismo y postimpresionismo; Torres García, que alude a un incipiente clasicismo noucentista; el joven Sunyer, que acusa el impacto de la pintura nabi en su estancia parisina; Zuloaga y Solana, máximos representantes la imagen pictórica de la España Negra; pero también su contrapartida, Sorolla, creador de la imagen plástica de una España Blanca, festiva y alegre, que se despliega a la luz del Mediterráneo y alcanza un enorme éxito internacional; Julio Romero de Torres o Viladrich, que proponen una imagen entre castiza e inquietante de personajes que se mueven entre la literatura y la realidad; Darío de Regoyos, emblema de la conexión con el postimpresionismo internacional; Echevarría, Iturrino o Arteta, que representan la penetración de los lenguajes de vanguardia internacionales en la pintura vasca.
Exposición que retoma la que se presentó en las salas de FUNDACIÓN MAPFRE en el Paseo de Recoletos 23, del 13 de octubre de 2008 al 25 de enero de 2009. Como entonces, la exposición analiza la enorme riqueza y diversidad creativa del arte español de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La muestra presenta más de 50 obras de los artistas más significativos del panorama español de fin de siglo, de Sorolla a Zuloaga, destacando también, entre otros, a Romero de Torres, Regoyos, Anglada-Camarasa, Mir, Casas, Rusiñol, Nonell, Sunyer, Arteta, y, por supuesto, Picasso. Para esta exposición hemos contado con la generosa colaboración de los más prestigiosos museos y colecciones españolas como el el Museu Nacional d´Art de Catalunya o el Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre otros. Esta exposición retoma el espíritu y las obras de la presentada en Madrid, que fue concebida en cierto sentido como culminación de un programa de exposiciones con el que FUNDACIÓN MAPFRE, en los últimos años, ha realizado una revisión y puesta al día de los principales artistas y tendencias del arte español de finales del siglo XIX y principios del s. XX, en colaboración, la mayoría de las veces, con algunos de los más importantes museos del país. Coincidiendo con la apertura de FUNDACIÓN MAPFRE a otros proyectos, esta exposición propone una visión panorámica de las muchas tendencias y posibilidades plásticas que confluyen en un momento histórico crucial: el paso del siglo XIX al XX, así como su evolución natural hacia los lenguajes de la vanguardia, marcando las líneas para una visión menos fracturada del arte español moderno y contemporáneo.