Una conciencia muy aguda sobre los problemas de un mundo alterado por fuertes cambios culturales, es el motor de una obra que evoluciona a la misma velocidad que aquellos cambios. Lo que en series como "Espuma y Viento" supuso hace unos años la asunción de la "otra orilla" a través de referentes como el sufismo y una visión intimista del arte, ha sido sustituida poco a poco por vivencias extremas de los dos lados de la ecuación Occidente -África, dando como resultado unas obras de evidente diferencia formal con respecto a las precedentes. Obras que parten de la realidad de las dos orillas, cada vez más presentes en nuestro mundo, y que Diego Moya vive en directo a través de sus largas estancias en el norte de África, con toda la carga de emociones urgentes que se pueden imaginar. Para D. Moya, los dos polos ... de aquella ecuación se plantean como el gran reto del s. XXI: el paisaje de nuestro entorno, de nuestras costumbres más directas, de nuestro hábitat, tendrá que ser intercultural o no será.

Esta nueva serie se llama de forma significativa "Entre dos Mundos", como la continuación de un libro del mismo título que hace años le editara May Moré, con motivo de una de sus exposiciones en esa galería. La incorporación del aluminio tratado con códigos informáticos en clara pugna con una materia primitiva, crea el espacio de confrontación que, a nivel artístico, se hace eco de aquellas polaridades a las que antes se aludía, y de esa tensión máxima se extrae la energía necesaria para que esos dos mundos puedan sostenerse en el mismo espacio.