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Enric Balanzà. Pintures i dibuixos

Exposición / Sala de la Muralla - Colegio Mayor Rector Peset / Plaça del Forn de Sant Nicolau, 4 / Valencia, España
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Cuándo:
15 abr de 2010 - 15 may de 2010

Inauguración:
15 abr de 2010

Organizada por:
Sala de la Muralla - Colegio Mayor Rector Peset

Artistas participantes:
Enric Balanzá

       


Descripción de la Exposición

Pinturas y dibujos

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A Enric Balanzá, pintor valenciano neometafísico y prosaísta, vengo siguiéndole desde un poco antes de Muelle de Levante, es decir, desde hace algo más de quince años, y siempre he encontrado que cuanto sale de sus manos, está animado por una gran poesía y, sobre todo, por una gran verdad. Relevantes han sido sus individuales valencianas (en el Café Malvarrosa y otros establecimientos similares, en el Club Diario Levante de la buena época, en I Leonarte) y madrileñas (en Estampa, en la por desgracia desaparecida Muelle 27 de tan feliz memoria, en Tercer Espacio), y relevantes algunos de los premios y menciones que ha obtenido (especialmente en el Certamen de Valdepeñas de 1999, y en el Premio Ángel de 2004), y relevante su presencia en una revista como Mundos (del infatigable Paco de la Torre), y relevante su inclusión en diversas colectivas, entre ellas en dos de las ordenadas por Dis Berlin, que siempre ha sido especialmente receptivo a las voces figurativas valencianas.

 

La presente exposición de Balanzá nos da a conocer algo más de quince años de su laboratorio, de sus formatos menores, de sus dibujos (algunos, a bolígrafo), de sus acuarelas, de sus óleos sobre papel, de sus óleos (tableautins) sobre lienzos de pequeño formato. Piezas sueltas, y a veces polípticos, una fórmula a la cual él es muy dado. Balanzá, o el rincón de la infancia. Niños, maternidades, rondas y corros infantiles como de poema del peruano José María Eguren, parques encantados, la propia infancia de sus dos hijos (Lluc, y Paula), los sueños y las pesadillas de estos últimos, la aplicación con la que se afanan en sus deberes escolares, la calmada vida familiar, los armarios en orden... Una pequeña crónica familiar que ya irremediablemente hay que contemplar en sepia, el tiempo melancólicamente detenido, ya definitivamente convertido en recuerdo, que el hogar no es lo que era, y en concreto, por hablar sólo de los hijos, a los que conocimos cuando los Balanzá los llevaban siempre a las inauguraciones, los amigos los hemos visto crecer, y los hemos visto empezar a volar por sus propias alas...

 

Niños rodeados de pájaros, unas palomas en Alfara -Alfara como contrapunto rural a Valencia, y Almenara como escapada a un mar demótico-, un gato, una cabra, unos perros. Un niño a lomos de un poney. Un lobo como de cuento. Unos patos. Un conejo. Un oso de peluche. Una niña tocando la flauta, flanqueada de una araña, y de un elefante. Un niño-arquero. Compañeros manifiestamente imaginarios: un Nipón, por ejemplo, con algo de tintinesco, como algo de lo mismo tiene una escena de indios, como relatada a los hijos...

 

Interiores luminosos y en orden -a veces, el propio estudio del pintor: útiles de pintar, el caballete, cuadros dentro del cuadro, en orden compacto, en el lugar mismo donde fueron pintados-, y desde esos interiores la calle, los edificios de enfrente, y qué bien vistos en el caótico Finca alta (1985), toda una teoría de edificaciones chapuceras, pura Valencia menestral... Un sentimiento urbano enfrentado a un sentimiento de intimidad luminosa, por momentos muy cercano al que puede reinar en la gran pintura holandesa, aunque por aquí -como por la obra de un Luc Tuymans- también han pasado la fotografía, y los medios de comunicación de masas, empezando por la televisión. De lo exterior e interior se tituló, en 2008, la última individual madrileña de Balanzá, en Tercer Espacio, refugio de figurativos otros. Atmósferas urbanas que, más cerca de nosotros, me recuerdan mucho algunas de las evocadas por Alex Katz, una de las grandes voces solitarias de este entre-dos-siglos, y cuyo modo de dibujar ha ejercido una indudable influencia sobre el modo de dibujar sintético, narrativo, escueto, de Balanzá. (Lo que la obra del norteamericano tiene también de crónica familiar: antes de conocer en persona a Ada, ya la conocíamos, por la pintura de Alex). Objetos comunes, de uso cotidiano: una paleta, una papelera, la televisión sobre su carrito, un libro de Gustave Flaubert y otro de Arnold Hauser, el contador de la luz, un martillo, unas tijeras, una cuerda enrrollada, una bombilla, unos coches de juguete, un mocasín desparejado, una jarra de aceite, unas chapas, el sillín de una bicicleta que nos trae a la memoria su uso por Picasso en una de sus esculturas más felices, más objet trouvé...

 

Ámbitos: el taller, el dormitorio, el salón, la cocina y la mesa puesta en ella, los niños en el cuarto de baño...

 

Actividades: jugar a las damas, leer a Jack London, dormir la siesta, dibujar, clavar un clavo, hablar por teléfono desde el balcón abierto a la cálido noche valenciana de verano, la ordenación del armario, la plancha, la lectura del periódico o de un libro...

 

Lugares fuera de casa, cerca: una sombría estación del metro valenciano, una habitación de hospital o el dolor, un banco en el Botánico, la señalización de unas obras contempladas desde el volante, como desde el volante una bicicleta aparcada, unas melancólicas dunas, unos caminos entre cañas, unas demóticas edificaciones, unos cables eléctricos, unos caballistas, un 600...El antiguo cauce del Turia a su paso por la ciudad, los árboles, los puentes, un autobús municipal...

 

Vida cotidiana. 'Ah que la vie est quotidienne!', decía el francés y ochocentista Jules Laforgue, el poeta de Les complaintes, tan bien aggiornadas por el británico y sixties Patrick Caulfield. Por eso, por lo laforguiano, por lo simbolista 'normal', he calificado antes a Balanzá, de pintor prosaísta. En un dibujo de 1993, escribe: La vida breve, de Manuel de Falla. Leve música para una vida cotidiana con sus dramas pequeños y grandes. La vida no ha sido fácil últimamente para el pintor, y sin embargo la intenta encarar siempre con la sonrisa, y esto, sobre todo, se nota en su pintura, que es una pintura dulce, sosegada, celebratoria del milagro de la vida, una pintura a menudo en grises, a media voz...

 

Manzanas, en homenaje a Paul Cézanne. Naturaleza muerta infantil con barquito y caracola. Caracola como de cuadro de Filippo de Pisis, o como de poema de Agustín de Foxá. Otro bodegón: una pila de periódicos atrasados. Una vanitas. Unos tarros morandianos, y ciertamente la esencial y despojada pintura de Giorgio Morandi ha sido una referencia clave para Balanzá, como para la mayoría de quienes, en su generación española, se han enfrentado a la 'anticuada' tarea de pintar bodegones. Unas hojas, unas flores enormemente matissianas, como lo son ciertos rincones de jardín en el Sur -Alfara, de nuevo: jardín del arrabal valenciano-, como lo es el sofá rojo, ámbito central de la casa, de esta pequeña crónica familiar.

 

Rostros y cuerpos de mujeres, en homenaje a Henri Matisse, una vez más. La huella del pintor del lujo, de la calma y de la voluptuosidad, está muy presente en la obra de Balanzá de mediados de los años ochenta, todavía desgarrada y expresionista, y ha seguido estándolo, de modo más difuso -y desde luego todo más en grises, con otros colores suaves diluidos en ellos, y todo más post-expresionista-, a lo largo de las etapas siguientes. Balanzá podría ser calificado como lo ha sido Albert Marquet: 'le fauve en gris'. El pequeño universo del valenciano también tiene mucho de bonnardesco, de vuillardesco, aunque en el segundo caso, sin el lujo de la segunda etapa. Y aunque sin el sentimiento religioso, también lo veo cerca del mejor Maurice Denis. (Todo esto para decir, que esta pintura, además de estar muy vivida, tiene memoria, consciencia de la tradición, de las tradiciones en las cuales se inscribe).

 

Autorretrato: los hay, explícitos, en esta obra. Pero el principal autorretrato de Balanzá, es el que dibuja aquí este conjunto de obras íntimas, esta suerte de diario íntimo, realizado con su inconfundible estilo, el estilo de alguien que ha sabido inventarse, tanto pintando como dibujando, un modo de hacer neutro, inelocuente, contenido, en grisallas, a media voz, a media luz...

 


Imágenes de la Exposición
Enric Balanzá

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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