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La mirada. Nuria Pozas. La palabra. Ignacio del Valle. Queremos mezclarnos, reflejarnos, enredarnos. Deseamos reconocernos, comprometernos, asociarnos. Nuestra estética es un diálogo, un juego de percepciones. Nos interesa todo lo que impulsa al ser humano, el amor, el erotismo, la desdicha, la herida, la existencia, la muerte, la belleza. Contamos historias. Esta es la esencia del proyecto de imagen y palabra que quedará inaugurado esta semana en la sala de exposiciones del edificio histórico de la Universidad de Oviedo, y que estará abierto al público hasta finales de abril. La idea de colaborar nació de nuestras respectivas inquietudes artísticas, de la curiosidad hacia nuestros oficios y la consiguiente búsqueda de la forma de imbricar sus fotografías con mis letras. A mí me apasionaba Leibovitz, Irving Penn, Stieglitz, Walker Evans, Jonas Mekas, Ernst Friedrich, Robert Frank, a ella, Romain Gary, ... Kafka, Koeppen, Schnitzler, Anatole France, Arturo Barea. El resultado fue el rastreo a lo largo de un año de los nexos, los vínculos, en un tanteo de ensayo y error a la caza de esa presencia fantasmal que no aparece nunca en el radar: arte. Nuria hacía las fotos, imágenes que no sacan conclusiones, sino que resumen la realidad; yo me inspiraba en ellas para hacer los textos, letras que buscaban abrazar esa realidad en un feedback que se adapta a las variaciones de lo que le alimenta. En esa conversación, en esa nostalgia de ágora, en esa convivencia creamos Enredados, una exposición que nunca estará acabada, porque lo acabado no puede ser sino perfecto -y eso es algo que no existe-, sino que pretendemos que sea un proceso, una evolución, una suma de obras que irán agregándose sin límite. Y tenemos Amantísima, un homenaje a todas esas madres que nos aman más que a nada en el mundo, más que sí mismas, más que Dios, y que por eso se condenarán en el infierno. Y tenemos a Hans y Ringo, cuya amistad no se nutre de esperanzas, que es la amistad de los que se arriman a ver lo que cae, sino de recuerdos, que es la verdadera amistad. Y tenemos a hombres que no se cansan de mirar mujeres que a los ochenta siguen siendo guapas, de otro modo, pero guapas. Y tenemos sectas alérgicas a la edad, y extrañas navidades, y fotógrafos enamorados, y días de cerveza y rosas, y manuales para ser amados..Tenemos, señor, tenemos un montón de cosas para mostrarle: venga a vernos.