Contemplamos las fotografías de Endika Basaguren y éstas nos retrotraen a mundos y épocas pasadas, aunque bajo la óptica de un artista contemporáneo, y joven. Su particular visión de las grandes escenas de la pintura occidental es provocadora y rupturista, y da un nuevo significado a unas obras de arte hasta ahora intocables.

Aquí más que en ninguna otra serie, se pone de manifiesto el concepto postmoderno de fusión de las disciplinas artísticas y de aceptación de la cultura popular por parte de las artes. Atrás quedaron las grandes tablas y lienzos que contenían personajes históricos, mitológicos, paisajes y escenas campestres y de ocio, por citar algunos ejemplos.

Todos tenemos grabadas en nuestra mente, con mayor o menor intensidad, imágenes de obras clave que han pasado a formar parte de la Historia del ... Arte, reproducidas hasta la saciedad en numerosos libros dedicados a esta disciplina. Incluso a veces disfrutamos con la visita a algún museo que nos permita deleitarnos, aunque sólo sea por unos minutos, frente a la obra que tenemos delante de nuestros ojos.

Ahora, aunando tradición en cuanto a la temática y modernidad, tanto por la técnica empleada como por la óptica con que ha tratado estas inmortales escenas, Endika Basaguren trae a Catarsis sus últimas creaciones en fotografía. Se trata de imágenes de gran tamaño que reinterpretan obras muy conocidas, mostrando así la relación que existe entre el pasado y el presente. Aunque el artista utiliza como medio la fotografía digital, es muy interesante el cuidado que ha tenido en mantener unas tonalidades y una luz muy pictóricas.

El contraste entre las monumentales pinturas a las que tan acostumbrados están nuestros ojos con la estética decadente, algo punk, de Endika, le da a la exposición cierto carácter lúdico y la hace muy atractiva.