Descripción de la Exposición
La sala Kubo Kutxa presenta una exposición que recoge la extensa trayectoria del pintor, fotógrafo y artista plástico Darío Urzay, uno de los principales protagonistas del arte contemporáneo de las últimas décadas.
La muestra, comisariada por Mikel Onandia, propone el diálogo entre un grupo de obras realizadas en los últimos veinticinco años: pinturas, fotografías, dibujos, impresiones y vídeos, entre ellas un destacado conjunto de piezas de nueva producción que abordan aspectos centrales de su trabajo, tales como: la creación de una imagen, los vínculos entre pintura y fotografía, el negativo (lo reversible) de la representación, así como el interés por la cartografía del territorio.
La práctica artística de Urzay, fruto de una reflexión en torno a la condición del arte —y por extensión a la condición humana—, posibilita sugerentes universos desconocidos que implican el cuestionamiento de la naturaleza del medio pictórico. Su obra se caracteriza por su sofisticación técnica y una variedad de registros que trascienden los límites de los procedimientos tradicionales. Esa búsqueda de lo desconocido le ha llevado a situarse en la problemática entre pintura y fotografía, procedimiento e imagen, hasta hibridarlas sin ningún tipo de complejo.
En 1991 Urzay realizó una serie de fotografías en el interior de la Catedral de Burgos. En un acto performativo, cámara en mano, llevaba a cabo movimientos aleatorios y expresivos en el aire, a modo de pinceladas virtuales que captaban una luz cargada de espiritualidad. Bautizadas como Camerastrokes, resultaron ser el embrión de trabajos importantes en los años siguientes como las obras realizadas para la Torre Iberdrola de César Pelli en Bilbao y más recientemente, la serie Curfew (2020), imágenes de pequeño formato y factura dibujística creadas durante la pandemia por la COVID-19 que responden a una escala y una naturaleza más íntima y doméstica.
Por otro lado, el interés de Darío Urzay por lo sedimentario y su derretimiento se concreta en los procesos de solidificación y licuación de la materia. Cuerpos de barro congelado obtenidos mediante moldes de piedra son dejados sobre un soporte a temperatura ambiente hasta llegar a su estado líquido (descongelamiento que el artista registra mediante cientos de fotografías) y resultan la base de algunas obras, donde rocas recogidas en distintos lugares se diluyen en una mancha pictórica.
A partir del año 2000 Urzay incorpora de manera sistemática descubrimientos de años anteriores, caso de los negativos fotográficos, el uso de la resina o el derretimiento, tanto virtual como real.
En 2005 realiza los primeros vuelos en avioneta con objeto de obtener fotografías aéreas, que resultan ser la base de su pintura en años siguientes. Mediante la visión cenital, que le interesa en tanto punto de vista inaccesible a los pintores anteriores al siglo XVIII, cuando tuvieron lugar los primeros vuelos en globo, incorpora la perspectiva arriba-abajo a la tradicional visión abajo-arriba de las Ascensiones que proliferaron desde la Edad Media, con especial profusión en el Barroco. Si los Camerastrokes eran gestos corporales en el espacio, estas imágenes son gestos congelados, descorporalizados desde el espacio a 200 km por hora.
Resultado de un retorno a la esencia de lo pictórico, las últimas obras de Darío Urzay funcionan cual negativos que ponen en cuestión el referente, situado en un futuro incierto: una ambigüedad de ecos espectrales que se resuelve en favor de su cualidad táctil y cuyo revelado no funciona como un contrario exacto, sino como el intento de crear una realidad imposible de desvelar que responde a una querencia de expansión del tiempo (de aplazamiento de la inevitable muerte), uno de los fundamentos inherentes al arte, que obsesiona a Darío Urzay. Es el misterio del arte (y de la vida).
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España