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Su pintura se deposita en lienzos de tamaños y formatos dispares (grandes, pequeños, circulares), se concentra en papeles de distinto gramaje y dimensión, se expande sobre las paredes de las salas, se transforma en tejidos u objetos ajenos a priori a la contemplación estética. Es un viaje sin destino hacia dentro y hacia fuera que se vincula a lo cotidiano, a la idea de flujo. En un continuo ir y venir de las estancias a los materiales y de éstos al espectador, la pintura, una vez más, es la absoluta protagonista.

De todas formas, en esta ocasión el repertorio se amplía. La pintura se abre a nuevas estructuras compositivas y las gamas ... cromáticas reproducen variaciones de mayor intensidad. Esta apertura evidencia un manifiesto interés por profundizar en la naturaleza específica de la pintura, tomando la abstracción como base de operaciones o campo de acción. Pero se trata de una abstracción que, inspirada en lo doméstico y en lo urbano, rehuye la rigidez de la pura formalidad y toda ambición trascendente. La ejecución manual, las alusiones figurativas, la ambigüedad de las formas, operan en ese sentido; titubeantes y en frágil equilibrio, las figuras geométricas y las orgánicas, las bandas, las líneas, los planos y los empastes de color, confluyen plásticamente para desconcertar la mirada, para obligarla a deambular por la superficie del lienzo. Apoyada con ironía por el título que acompaña a la imagen (noticia, story-telling, fiebre, punto y aparte, tuner-band), se convoca una mirada que, arrojada del reino del sentido, pueda habitar en la pura sensación, en la voluptuosidad de lo vivido.