La obra reciente de la pintora María Gómez está compuesta por un serie de esculturas que como no podía ser menos están íntimamente emparentadas con sus cuadros.
Juan Bosco nos da algunas claves de esta nueva andadura en el texto de la exposición, Cabezas y nubes, barro y pigmento:... Picasso, al comenzar su andadura cubista, evita los rasgos dramáticos de La planchadora o El músico ciego, y recurre al rostro como esquema, tomándolo de máscaras africanas o esculturas íberas. Impide así la identificación sentimental con la figura (que suele traducirse en mera emoción, casi siempre pasajera) y promueve en su lugar la reflexión sobre el alcance de la singularidad irrepetible del individuo, presentada por aquello que mejor la representa, la cabeza. Algo similar ocurre con estas esculturas de María Gómez: si la contención expresiva suaviza la tensión emocional (detectada por ejemplo en ciertas cabezas femeninas fechadas hacia 2011), les otorga en...cambio el rigor de la idea: ¿en qué consiste eso de existir como individuo? ¿qué significa su singularidad? ¿cómo la vive, la construye o la padece? Paralelamente, las breves nubes subordinan el atractivo visual del paisaje a la experiencia de espacio y tiempo que surge al seguir las formas que sin cesar generan las nubes, tan casuales, caprichosas, inestables y fértiles como las idas y venidas de nuestro mundo interior...
Entrada actualizada el el 03 nov de 2015
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