Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Formalmente, haciendo un viaje en el tiempo y para situar la obra de Manolo Olmo, podríamos anclar las raíces de su trabajo en las escenas domésticas de los grandes maestros holandeses del siglo XVII (Vermeer, Gerrit Dou, Gerard ter Borch, Caspar Netscher, Jan Oteen, Pieter de Hooch, Gabriël Metsu ó Emanuel de Witte). O también asociar sus piezas con las magníficas escenas de interior del danés Vilhelm Hammershoi (1864-1916), y por supuesto, ya en el siglo XX, relacionar la melancolía de algunos sus cuadros con las soledad de los nostálgicos interiores de Edward Hopper (1882-1967) ó con los creadores de la llamada 'Escuela de Londres' y especialmente con R.B. Kitaj (1932-2007) pintor de la nueva figuración europea y autor de ensayos tan importantes, como The Human Clay. También se han establecido relaciones entre la obra de Olmo y la de Gary Hume (Kent 1962), pues ambos creadores comparten un pulcro dibujo de línea y el uso de las tintas planas que se recortan sobre un fondo generalmente de color claro. Pero en mi opinión, Manolo Olmo no realiza solamente espléndidos retratos de interior, sino que nos habla de un lugar donde es posible vivir, donde es posible morir, incluso. Las cosas nos dicen que ya no estamos allí. Nos lo dicen las sillas que rodean la mesa, la taza de café y el libro, precisamente ese libro que elegimos sacar del anaquel de la estantería. Lo que vemos de las cosas no son las cosas, pero ese espacio interior que las alberga habla de nosotros. Los fragmentos de la casa-refugio-universo que Olmo decide reconstruir, son fragmentos que componen la memoria de las cosas y que nos cuentan, cómo el doblez de una sábana puede transformarse en el paisaje que acoge nuestros sueños. La taza, el comedor, la butaca junto al balcón, los libros, las maletas, un territorio para el encuentro, el deseo de que no acabe el verano y la presencia de Irene. En la obra de Manolo Olmo paseamos por estos lugares, por esos objetos comunes que nos remiten a nuestros propios recuerdos, vivencias construidas con lo cotidiano. Todo, desde las cosas más importantes a las más insignificantes le sirven a este artista para construir su mundo, para levantar una utopía donde tienen cabida la alegría, la nostalgia, la luz y el recuerdo. En estos espacios mágicos, conviven los objetos reconocibles por sus formas y sus funciones, con otras imágenes que viven y respiran sobre ellos. Los objetos hablan de nosotros y de la ausencia, pero la identidad de los retratos, Irene, viene determinada por las palabras, por los gestos, los actos y sobre todo, porque existen en el Tiempo. Detener el tiempo, dar cuerpo al instante, no a cualquier instante, sino al que se fijó en nuestra retina y perdura en la memoria, es el horizonte privilegiado del arte y es, como mediante la utilización de proyecciones de capas superpuestas ('De Ida y Vuelta', 'Despierta, lo Suficiente para Saborear la Mañana', 'Standby'), Manolo Olmo consigue hacernos olvidar que somos tránsito, brevedad. La unión y superposición de estos objetos estables y el dinamismo de las figuras, asienta las bases de una estructura dialéctica que es a la vez el argumento conceptual y la resolución técnica de este artista de Málaga. Por una parte, Manolo incorpora a su imaginario el universo de los objetos comunes para abrir la puerta a lo diverso y lo múltiple. Por otra parte, el autor teje una trama arquitectónica, colmena-esqueleto-armazón, de tinta ó grafito, sobre la que se asientan las figuras de esmalte-barniz-miel ('Oculta, Entera y Suave, ella Buscaba', 'Paisaje Interior'). Así, su estética de depurados espacios diáfanos, se ve desbordada por la transparencia áurea y enorme de ese primer plano del barniz-miel que todo lo ocupa y es el alimento, la veladura y el espejo que devuelve nuestra imagen. Finalmente, se ha construido esa caja de sorpresas que podemos llamar nuestro espacio, nuestro techo. Ese compendio de formas yuxtapuestas que, ya se expanden y agrandan, ya caben en la palma de la mano o en una taza de café, nos define y se ha convertido en nuestro autorretrato, en nuestro más fiel reflejo. Los libros, el sillón, la cama, esa esquina en la que ella levanta los ojos de las páginas del periódico, para ver, a lo lejos, que otra vez vuelven los meses con 'r'. ¡Enhorabuena!
Exposición pintura. En una primera visión aparecen en color con toda su belleza y pureza, las lineas dibujadas y en un segundo y tercera visión se encuentran otros paisaje, otro composición y otros escenarios
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España