Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El viaje de Mercedes Lara por las artes plásticas comienza en la figuración, donde sus cualidades se hacen notar y su oficio se ve recompensado con diversos premios. Sin embargo su inquietud y necesitad de búsqueda la lleva a traspasar nuestras fronteras para buscar, investigar y salirse de una formación artística quizás demasiado anquilosada. Sus huesos y sus herramientas recalan en la meca del arte contemporáneo actual (con permiso de Berlín), Nueva York. En esta ciudad esta megalópolis que todo lo devora, lo digiere, lo asimila o lo excreta, su vida da un giro, abandona el paisaje y poco a poco comienza la aventura de abandonar la figuración para adentrase en el proceloso mundo de la abstracción. Esta nueva andadura no dejara de lado su personalísimo lirismo y gusto por el color, algo que la define. El trabajo que Mercedes presenta hoy en la Sala de Exposiciones del Palacio Pimentel es el resultado de un largo camino de mucho trabajo de investigación. La artista descuelga su trabajo de la pared y no pinta la luz, sino que pinta con luz, utiliza de forma artificial el bien natural de la luz que es el que ha marcado siempre el paso del tiempo, del día a la noche. Las piezas que vemos en la sala, dos grandes estructuras de metacrilato articulado y cubiertas con una delicada capa de hilos de algodón, están inspiradas en los campos de vides, en los enormes emparrados que cubren su provincia y la que visita, campo del Duero. Las piezas de metacrilato son como brazos que sujetan la estructura, los brazos que sustraen el fruto en cada cosecha. Si bajamos un poco la vista y nos acercamos podremos contemplar esos campos, valles y montañas gastadas por el tiempo. La luz, ese poderoso elemento interviene en la pieza pintando sobre ella iluminando y oscureciendo midiendo cada fase como lo hace el sol con sus ciclos, la luz además envuelve al espectador ya que es entonces cuando toda la sala se convierte en soporte de la obra, la luz atravesando los hilos comienza a pintar sobre las paredes del espacio creando una atmósfera de permanente movimiento. Mercedes Lara nos invita a acompañarla en ese camino en el que los espectadores son parte integrante de sus piezas, nuestro punto de vista, nuestra posición ante la obra serán determinantes para su interpretación.
Mercedes Lara presenta el resultado de un largo camino de investigación. La artista descuelga su trabajo de la pared y no pinta la luz, sino que pinta con luz. Las piezas que veremos en la sala, dos grandes estructuras de metacrilato articulado y cubiertas de una delicada capa de hilos de algodón, están inspirados en los campos de vides, en los enormes emparrados que cubren la provincia en los campos del Duero.
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