Esta exposición parte del descubrimiento de una pequeña biblioteca emparedada durante cuatro siglos tras un tabique de una antigua casa en Barcarrota (Badajoz). Este decubrimiento fue una invitación para que la artista pensase sobre el tiempo suspendido al que estuvieron sujetos estos libros.

A través de un conjunto de fotografías, cajas de luz y un libro de artista, Joana Pimentel reflexiona sobre la condición del tiempo congelado, que acaba por revelarse como una ficción. Esta idea de ficción como mediadora de la realidad sirve de base a la exposición.

En el ensayo Sobre la certeza de Ludwig Wittgenstein, el filósofo alemán presenta el concepto de “en circunstancias normales” como una falacia lingüística. Creemos que en estas circunstancias (las normales) aquello que afirmamos e que tenemos como cierto lo es de hecho, pero, sin embargo, Wittgenstein ... pone en tela de juicio esta certeza.

La equivocación surge exactamente de nuestra convicción de verdad. Sucede lo mismo cuando miramos una fotografía. La realidad de la imagen fotográfica nos permitiría, en circunstancias normales, creer en su verdad. Sin embargo, el deseo de verdad hace que nuestra mirada se equivoque. Witttgenstein ayuda, así, a Joana Pimentel a problematizar la cuestión de la ficción en su trabajo, desde otra perspectiva.

Las imágenes de los 29 mares de la luna se contraponen a las cajas de luz, donde una mujer sostiene y lee un libro congelado. Si, en apariencia, las dos series están lejos la una de la otra, el blanco del agua congelada y de la luz que emana une todas las imágenes de la exposición. En ambas series, el tiempo está suspendido por la congelación. Y la artista empieza un viaje sin un destino definido. Lo mismo le sucederá a cada espectador. Siempre que, en circunstancias normales, crea en la veracidad de aquello que ve.