Descripción de la Exposición
El Museu del Modernisme de Barcelona reabre y presenta la nueva exposición: Elogio al color: el esplendor de la vidriera en el Modernisme. Una muestra que contiene unos cincuenta vitrales modernistas, los cuales han sido reunidos en los últimos 40 años por la familia Pinós Guirao. Se trata de una exposición extraordinaria y única en todo el mundo, pues todas las piezas son ejemplares por sus técnicas de creación, que van desde la vidriera emplomada hasta el cloisonné. Un recorrido a través del color, una exposición experiencial en tiempo de incertidumbre: el color que nos da la luz nos facilita el camino por esta magnífica arte decorativa en todo momento.
Sus motivos, la naturaleza: las flores, plantas y animales, así como los elementos figurativos, llenan los espacios de los vitrales que, atravesados por la luz, toman vida y generan un abanico inagotable de formas y colores. Motivos naturales maravillosos, pero también religiosos: San Agustín, San Fernando, Santo Cosme y San Damián, Sant Jordi y la verge de Montserrat, entre otros. Un gran recorrido que va desde medios del siglo XIX –momento en el cual hay un resurgimiento del arte del vitral en Cataluña– hasta medios del XX.
La exposición quiere destacar el valor de los talleres de Barcelona más importantes de la época como fueron los de Camaló y posteriormente Sucesores de Camaló, los de Antoni Rigalt & Cía. o el de Frederic Vidal. Este último fue precisamente quién introdujo la técnica del cloissonné en Barcelona el 1899 a raíz de una estancia en Londres como aprendiz de la compañía The Cloisonné Glass Co.: una estancia que sería clave, pues estas dos ciudades acabarían convirtiéndose en las dos únicas del mundo donde se utilizaría dicha técnica.
EL MUNDO DE LA NATURALEZA
En el Modernisme, los motivos estéticos principales de los arquitectos y artistas estaban directamente relacionados con la natura y, especialmente, con la vegetación y las flores, pues estas eran su fuente de inspiración. Por encima de todo, destacan las flores, que se convertirían en el motivo por excelencia a la hora de embellecer muebles y edificios.
Son el reflejo del clima mediterráneo y donde todos los artistas mirarán para acabarse alejando y creando una representación mimética que tenderá a la abstracción. A partir del uso de líneas sobrias y estilizadas –de clara influencia oriental– las formas se reducen a la expresión más simple.
Es a finales del siglo XIX y los primeros años del XX cuando los edificios se llenarán de vidrieras llenas de flores y plantas para embellecer las aperturas con representaciones orgánicas de formas alargadas y tallos y hojas de líneas sinuosas y ondulantes entrelazadas, que acaban creando un motivo de belleza inigualable.
LA FIGURA TRANSPARENTE
La figura humana es un motivo constante en las vidrieras, sobretodo las de iconografía religiosa y que, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con el resurgimiento de las artes decorativas, empieza a cambiar. Domicilios particulares de la burguesía, establecimientos comerciales y de ocio, así como también edificios públicos, se llenan de este tipo de decoración.
Esta iconografía, principalmente femenina, se adapta en los nuevos espacios a partir de nuevos modelos estéticos e innovadores: se la representa como alegoría o mujer-flor, con formas voluptuosas, trajes ligeros y los hombros desnudos.
MARÉ DE DÉU DE MONTSERRAT Y SANT JORDI: PATRONES DE CATALUNYA
La iconografía alrededor de Sant Jordi y la Mare de Déu de Montserrat ha generado un repertorio artístico de gran valor durante los siglos XIX y XX.
A pesar de que Sant Jordi fue proclamado patrón de Cataluña en plena Edad Media, no fue hasta la Renaixença y, después, en el Modernisme, que su imagen se popularizó y transcendió los ámbitos religiosos e institucionales. Poco a poco acabó ocupando un lugar importantísimo en los espacios privados para acabar aconteciendo una de las imágenes más representadas en las artes decorativas como son los vitrales. Un rasgo común que tienen la mayoría de las representaciones de Sant Jordi de esta época es una estética inspirada en la iconografía medieval y que muestra un caballero con armadura, sobrevesta, escudo, lanza y espada.
En cambio, la Mare de Déu de Montserrat fue proclamada patrona de Cataluña por el papa León XIII durante las Fiestas de la Coronación de la Imagen de la Virgen María en 1881. A pesar de que las primeras representaciones de la Virgen María con el niño iban guarnidas con largos trajes donde solo sobresalían el rostro y las manos, acabaron derivando en una representación muy similar a la del románico, sin recubrimientos, y que tiene fecha en diciembre de 1920.
THE CLOISONNÉ GLASS CO.
El origen del vidrio alveolado o cloisonné lo encontramos en Inglaterra en 1897. A pesar de ser inventada en Francia, fueron Theophil Pfiester y Emil Barthels que acabaron creando la sociedad The Cloisonné Glass Co. en Londres. El término cloisonné surge a raíz del desarrollo de esta empresa de un proceso anterior basado en la técnica cloisonné de los esmaltes para acabar aplicándolo al vidrio.
Se trata de un proceso que empieza con la realización de un cartón a medida de la pieza que quiere realizarse. Este dibujo se sitúa bajo la base de la pieza, un vidrio grueso y que posteriormente se prepara aplicando una fina capa de goma arábiga y donde se fijan unas tiras de latón que acaban formando los alveolos. Después, se rellenan estas cavidades con un vidrio esférico o triturado de varias medidas y tonalidades, que se acabarán fijando con cola a la superficie. Una vez se termina este proceso, se añade cola de pescado caliente y, finalmente, se cubre el plafón con un vidrio más delgado y se acaba sellando el contorno con masilla y papel engomado.
Cómo hemos dicho con anterioridad, esta técnica sería importada a Cataluña por de Frederic Vidal.
VITA (JOAQUIM MIR TRINXET [BARCELONA, 1873 – 1940])
El 1911, el taller de Antoni Rigalt & Cía encargó al artista Joaquim Mir Trinxet el diseño de este espléndido vitral. La obra tenía que exhibirse a la Exposición de Arte Decorativo de Madrid de aquel mismo año, pero no se pudo exponer nunca y, durante muchos años, permaneció en la entrada del taller de Rigalt, situado en la calle de Enric Granados, para dar la bienvenida a los clientes.
Este encargo surgió a raíz de un trabajo previo. El pintor, proyectó un vitral para decorar la sala destinada a su obra de la VI Exposición Internacional de Arte de Barcelona: se trataba de un tríptico que puerta por título El gorg blau, actualmente al Museu Nacional d’Art de Catalunya, y que finalmente se mostró en una de las salas del Fomento de las Artes Decorativas. Mir volvió a colaborar con este taller en 1913 con el diseño de vitrales de temática religiosa para la capilla de la desaparecida Casa Trinxet, del arquitecto Josep Puig i Cadafalch.
Vita, es un tríptico que nos muestra toda la creatividad del pintor barcelonés, con una espontaneidad compositiva de gran expresividad gracias a la paleta de colores utilizada.
LA PRIMAVERA Y LA PLOMA (MAUMEJEAN HERMANOS [FUNDACIÓN: 1860])
El taller de Maumejean Hermanos fue una de las empresas más importantes de los siglos XIX y XX. El origen lo encontramos cuando los vidrieros Jules Pierre Mauméjean (Bayona, 1837 – San Sebastián, 1909) funda su primer taller en Pau (Francia) en 1860. Sus hijos, Josep Jules Mauméjean y Henri Mauméjean, acabarian trasladándose España a partir de 1897 y abrirían un taller a Madrid y después en San Sebastián. No sería hasta entre el 1907 y 1909 que abrirían en Barcelona, concretamente al número 120 de la Rambla de Cataluña.
Las piezas que surgirían de este taller siempre tendrían un alto nivel artístico y técnico y podemos observarlo en esta obra, Primavera, donde se reproducen dos figuras femeninas alegóricas basadas en dos carteles de Alfons Maria Mucha (Praga, 1860 – 1939). Se trata de una modelo que también se utilizaría por el cartel publicitaria de la casa de chocolates Amatller el 1901.
SAN AGUSTÍN Y SANT FERNANDO (SUCESSORES DE CAMALÓ)
Esta vidriera de estilo neogótico de dos lancetas nos muestra la representación de San Agustín y San Fernando. Es un ejemplar magnífico de temática religiosa, pues hay un trabajo magistral en su policromía.
El taller de Camaló se convirtió en una de vidrieros barceloneses que podemos remontar hasta el año 1794 con el vidriero Joan Camaló Farrés. El taller tuvo continuidad hasta enero del 2001, momento que la empresa cerró. Sin embargo, por los alrededores de los siglos XIX y XX, cuando se hizo esta obra, la firma tenía como razón social Carmen Camaló de Terrés. El 1898 heredaron la empresa Carme Camaló y su marido, Evarist Terrés y Haase, que se mantuvieron al frente hasta la década de 1920, cuando se hicieron cargo dos de los hijos del matrimonio. Además de ser conocida por su producción de vitrales, la empresa también fabricó espejos.
Con las pocas obras que conocemos, principalmente de temática religiosa, podemos decir que estilísticamente, la producción de esta empresa se enmarca dentro del estilo neogótico, mucho de moda a finales del siglo XIX. Aun así, hay que decir que también tenemos constancia de la elaboración de obras que se tienen que inscribir dentro del movimiento modernista o lo noucentista.
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