Se trata de una colección de treinta obras de pintura de diferentes tamaños en la que la artista plasma su particular visión de la naturaleza. El trazo minucioso y la riqueza del color dotan a la obra de un realismo que muestra la fascinación obsesiva de la autora por el mundo natural.
En esta muestra se dan cita elementos cotidianos, vivencias personales plasmadas desde un prisma sorprendente pero que son fiel reflejo de la trayectoria vital y profesional de la pintora. La incorporación del lenguaje realista experimentado por la autora hace una década alcanza en este momento su exponente máximo.
Pero no solo eso. De la mano de las diferentes obras, se redescubre una manera particular de ver el mundo, a través de unas pinturas muy elaboradas, minuciosas hasta el extremo, que requieren para su concepción un gran esfuerzo de concentración y trabajo continuado.
El tratamiento de la luz facilita este disfrute contemplativo....Reflejos en el agua, hierba danzante, hojas caídas o bajo el mar nos transportan a un mundo real pero también soñado.
La mirada de la autora es cuando menos original y sugerente abriendo la puerta a recrearse en la contemplación de su creación. Sus pies son protagonistas en muchos de los lienzos, adentrándose e integrándose como un elemento más en el agua o la hojarasca.
Los mínimos detalles que se pueden encontrar una y otra vez reflejan el acabado obsesivo de las obras, detalles que aparecen en contemplaciones repetidas de las mismas.
Entrada actualizada el el 24 nov de 2014
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