Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- 'He llegado a ver tan claro que entre lo conseguido y lo fallado apenas hay diferencia. Inclinado a las preguntas más que a las respuestas'. Esta frase de Eduardo Chillida resume el sentir y el hacer de su última etapa, cuando la depuración de las formas y la eliminación de lo superfluo pueden considerarse una constante en sus obras. Precisamente son piezas de esta época las que se podrán disfrutar en la bodega CVNE, en Haro, La Rioja, desde hoy y hasta el 30 de septiembre bajo el título 'El viento que no vemos'. Se trata de una exposición creada expresamente para esta nave de la bodega por Ignacio Chillida, comisario de la misma; piezas especialmente escogidas para ser expuestas en un espacio igualmente singular, fuertemente vinculado a la tierra y donde confluyen tradición y modernidad. La exposición estará formada por un total de ocho esculturas, cinco de ellas de gran tamaño y otras tres más pequeñas, todas ellas realizadas en hierro, alabastro, arenisca y tierra. La nave donde se ubica la exposición es abierta y diáfana lo que potenciará el diálogo entre las esculturas y el espacio circundante. Además, estarán situadas de manera que el visitante pueda interactuar con ellas, rodearlas y experimentarlas. En definitiva, se trata de una exposición para ser vivida. Las obras Las esculturas seleccionadas introducen a un Chillida pausado. El mismo que en su juventud hacía vibrar los hierros con rebeldía, se muestra en estas obras más sosegado, pero también más seguro y sólido. Una de las esculturas más singulares de esta exposición es la piedra de forma cruciforme, encastrada en la pared al fondo de la nave. Expuesta por primera vez al público, esta arenisca fue labrada por las manos del artista en el molino de Los Vados en Burgos, donde originalmente se encontraba incrustada en sus muros. Otras esculturas presentes en la exposición son 'Escuchando la piedra III' o 'Lo profundo es el aire XVIII y XIX'. En estas, Chillida horada los bloques macizos hacia el interior, ideando laberintos, y accede a las entrañas de la materia hasta tocar su esencia. Además, se podrán disfrutar de 'Homenaje a Cioran', 'Homenaje a la arquitectura II', realizada en alabastro, 'Lurra 94' y 'Zuhaitz VI'. Arquitectura, escultura y vino Tal y como Chillida hizo en sus obras, CVNE saca al exterior la esencia de cada vino. La eliminación de lo superfluo permite la creación de caldos de gran calidad. En CVNE comprenden que es una suma de factores lo que da como resultado grandes vinos. No solo influyen la tierra o la uva, sino que para hacer un gran vino es necesario mimarlo y entenderlo. Esto ha dado como resultado una manera de hacer vino en la que confluyen historia, tradición y modernidad y que acumula ya 135 años de experiencia. Cabe destacar que la arquitectura ha sido uno de los pilares fundamentales a lo largo de la historia de CVNE. El vino necesita un hogar en el que crecer, en el que madurar y en el que descansar y en CVNE han conseguido crear este espacio en el que a la vez se respira diseño y vanguardia. El vino surge de la tierra, como también la obra de Chillida lo hace de la piedra o el hierro. Una vez más, encontramos puntos de encuentro entre Chillida y la obra de la bodega. La naturaleza, lo que para el artista supone un imán, una inspiración, para la bodega es el inicio, la fuente de su vida y existencia. Tanto CVNE como el artista vasco más universal han sabido desde siempre conjugar tradición con modernidad y han marcado un antes y un después en respectivas épocas, aplicando la vanguardia a su trabajo y estableciendo así un factor diferencial que ha marcado un hito en sus respectivos ámbitos.
Se trata de una exposición única creada expresamente para la bodega.