Descripción de la Exposición
El viaje que propone Rafael Alvarado es al mismo una toma de conciencia de una realidad existente que afecta a la sociedad, y un énfasis en torno a un medio que le obsesiona. El artista planea una serie de pinturas como punto de partida, donde el propio hecho de pintar se convierte en su compromiso con el arte. En este tránsito hacia el cuadro, Alvarado, observando la realidad que lo rodea, plantea un movimiento de ésta hacia su obra; de este modo se convierte icónicamente en un reflejo de un problema social que se reproduce en gran parte de la producción -este proceso de reproducción de motivos, basados en la seriación y repetición, es una de las líneas que vertebran el espacio expositivo. La serie va aglutinando imágenes que vienen de los medios de comunicación -los llamados mass media- proporcionando recursos y fuentes que se van entreverando con los elementos plásticos. Las distintas piezas pueden ser resueltas de manera fugaz -al instante- o sufrir un fuerte periodo de reflexión que llega a postergar su finalización años. Algunas de las que conforman esta exposición, como Banderas perdidas, sirven para ejemplificar este proceso de trabajo.
En 1873 Arthur Rimbaud abandonó la literatura para emprender un viaje que lo llevó a África. Desde entonces solo escribiría cartas desgarradoras a su familia relatando sus peripecias. África se convierte en un continente complicado a sus ojos. Todos sus negocios fracasan. Debido a ello decide volver a Francia. En 1891 muere a los 37. La inmigración tiene que ver con una huida del lugar de origen. Casi siempre la situación en estos lugares es precaria y las personas buscan mejores zonas para vivir y no morir en la miseria. Esta huida siempre es peligrosa, más aún, cuando los sitios de destino los esperan de un modo hostil. El viaje, en estos casos, se produce por tierra y por mar y es un trayecto largo y duro. Tenemos en nuestra cabeza casos de naufragios, rescates en alta mar, personas abandonadas a su suerte... que vemos a través de los medios de comunicación. Toda esta información está al alcance de nuestra mano, la mayoría la vemos y pasa desapercibida. Para nuestros gobiernos también. En mayo de 2015 Bruselas hizo la primera propuesta para dar nuevo hogar a 60.000 personas en busca de asilo, la mayoría de ellas huyendo de las guerras. Esa cifra aumentó en septiembre hasta los 160.000. Un artículo de abril de 2016 afirma que de ellos, tan sólo han sido reubicados 1.145. Esto es un grave problema de inmigración y nuestros gobiernos no hacen nada por remediarlo. Los movimientos populistas en auge de extrema derecha en occidente centran el problema de la crisis en los inmigrantes que viven legalmente dentro de sus fronteras. Oportunistas como Trump, Le Pen, Wilders o Farage ganan adeptos con discursos xenófobos islamofóbicos aprovechándose del malestar que las clases populares tienen con el mainstream político al perder su horizonte de futuro. Se sitúa el objetivo en los desfavorecidos cuando los causantes de la crisis fueron los poderosos. En España el problema está en el sur, y es el estrecho el que se ha convertido en el mar donde se producen este tipo de viajes con personas que huyen de sus países natales. Personas anónimas, sombras que habitan, que tratan de alcanzar un territorio civilizado lejos de la barbarie que dejan atrás. Muchos de ellos se quedan en el camino.
Convento de Santo Domingo (Ronda) Del 8 al 30 de abril de 2017
Es este viaje el que trata de mostrarnos Rafael Alvarado con toda su dureza y dramatismo. Algunas de las series que componen la exposición muestran grupos de inmigrantes tratando de saltar la valla del Tarajal. Esta es una secuencia que se repite de manera casi desquiciante. Del mismo modo que la alusión al continente de origen con una obra titulada África I. El género del retrato también está presente con Jóvenes africanos, así como uno de los elementos que vertebran el trabajo del artista: las vanitas, una clara alusión a la muerte desde la historia del arte. En Alvarado convergen de manera certera el dibujo y el color a nivel compositivo. Su pintura es un ejemplo de amalgama de recursos que funcionan encima de un lienzo. Más allá del tema, la cuestión de la pintura es una cosa en sí; una necesidad vital que se expresa y que, lógicamente, tiene un reflejo en la realidad. El artista parte de imágenes encontradas que muestran elementos que se convierten en leitmotiv de sus pinturas; aviones -en clara alusión al viaje que en ocasiones se presenta siniestrado-, barcos, un personaje que lanza una patada, crucifixiones, calaveras, patinadores... Del mismo modo, explora la historia del arte en busca de referentes, así encontramos alusiones en sus últimos trabajos a José Ribera, Millet o Simonet, entre otros. Todo ello es abordado con algo que en Alvarado es fundamental y que definiría como una energía interna que lo llevan a devorar cualquier tipo de soporte o material en busca del equilibrio en la composición. Al adentrarnos en su lenguaje, apreciamos una tensión latente entre la figuración y la abstracción que se traduce en un expresionismo tenebroso -de oscuros cromatismos- que reflejan algo así como una decadencia y podredumbre social. En este punto, la pintura parece hablar por sí sola, como un lenguaje que se expresa de manera autónoma y que es capaz de exceder los propios signos que la connotan. Todos ellos no hacen sino formar parte de ella en un balbuceo que el artista traduce y convierte en su propia manera de decir fuera de la impostura del lenguaje. El viaje que plantea Rafael Alvarado es un recorrido a través de sombras que habitan nuestro imaginario común y que quedan plasmados en un lienzo. Es el tránsito entre éstos y nuestra mirada.
Javier Bermúdez.
(Crítico de Arte)
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España