Descripción de la Exposición
Esta tarde, a las 19 horas, se inaugura en el Museo de Bellas Artes de Asturias la exposición "El vaciado de la huella belga", de Carlos Suárez, proyecto específico del artista para el patio y sala de exposiciones de la planta baja del Palacio de Velarde. Esta muestra, que se prolongará hasta principios del mes de julio, busca reflexionar sobre nuestra identidad y la manera en la que ésta se construye a través de los procesos de reconstrucción de la memoria, utilizando como punto de partida el archivo y sus procesos, concepto que se ha convertido en paradigma de buena parte de la creación artística contemporánea.
Carlos Suárez (Avilés, 1969) es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y Doctor en la misma disciplina por la Universidad de Vigo, donde recibió el Premio Extraordinario de Doctorado en 2015. Activo artística y expositivamente desde principios de los años noventa, desde 2008 su obra se centra en la investigación de las relaciones entre el ser humano y el territorio, la especulación de la propiedad, la memoria y la identidad colectiva. Resultado de ello son muestras como Ciudad Satélite, Galería Adriana Suárez (Gijón, 2011); No memory. Cities in the world, CMAE (Avilés, 2013); Timeless city, Factoría Cultural, (Avilés, 2014); la propuesta Promesas de Bucarest (Gloria Helmound, 2013) o el proyecto colectivo Neste Universo, Centro da memoria de Vila do Conde (Portugal, 2014). Además, a raíz de su tesis doctoral ha profundizado especialmente en su trabajo en torno a los espacios habitados, la identidad de los individuos y los pueblos y sus desplazamientos y, sobre todo, en torno a la fragilidad de la memoria y al desarraigo en el contexto de la Unión Europea.
"El vaciado de la huella belga" es precisamente resultado de estas investigaciones. Sus estudios parten del concepto de "archivo" como lugar donde los vestigios de la memoria resisten noblemente el paso del tiempo. El archivo y los trabajos a él asociados, como el propio archivado, los procesos de búsqueda de documentos y objetos y su posterior jerarquización, constituyen para el creador "una acción discursiva y dialéctica más próxima al arte que a la acción puramente administrativa y documental", además de "un proceso a través del cual almacenar la memoria y salvar la historia, en contraofensiva a la pulsión de la muerte, que nos empuja a la autodestrucción, al olvido y a la aniquilación de los recuerdos". En el caso concreto de este proyecto, Carlos Suárez se inspira en el Archivo de la Real Compañía Asturiana de Minas-Asturiana de Zinc, en Arnao (Castrillón, Asturias), empresa que además colabora en el patrocinio de la muestra. El artista reivindica el extraordinario potencial artístico de este archivo en relación a una serie de procesos con los que, a partir de distintas conexiones entre objetos, memoria e ideas, nos va dando las claves de su personal proceso de reinterpretación del pasado.
La exposición, instalada en la planta baja del Palacio de Velarde, gira en torno a cuatro ejes y está protagonizada por seis piezas de diversos materiales y formatos, que abarcan desde la instalación a objetos y fotografías. El primer eje es la confrontación entre "El vacío y la huella" como proceso a través del cual se nos revela la historia. El vacío hace referencia a la historia ausente, aquella que nunca se ha narrado. En este sentido, una instalación formada por 170 cajas de zinc que albergaron la memoria del archivo desde 1833 y que ahora se adueña, como un gran muro, de la sala de exposiciones del Palacio de Velarde, sería la pieza más emblemática. Mientras, la huella alude a los testimonios que sí han permanecido, en este caso, los de los propios vestigios del archivo y también de los trabajadores que dieron su vida y energía por la empresa, cuyas marcas dactilares presiden el testero de la sala.
La utilización de objetos y piezas del propio archivo a modo de "Arqueologías de la memoria", que posteriormente Carlos Suárez reinterpreta y descontextualiza para enlazar con la contemporaneidad, sería el segundo de los ejes. Ejemplo de este eje es la pieza titulada El esplendor de las ciudades, en la que el artista simula la construcción de una ciudad en miniatura a partir de los tipos que sirvieron para editar los catálogos con objeto de comercializar elementos decorativos para arquitecturas urbanas.
El tercero es la "Relación colonial", de ida y vuelta, establecida desde 1833 entre empresarios belgas y trabajadores asturianos, a partir de la cual se configuraron historia y sociedad a uno y otro lado. Algo que el artista plasma en un díptico fotográfico. Por último, la enorme pieza Más de 80 kilos. Transportable por dos trabajadores, situada en el patio central del Museo, dialogando con las columnas que sustentan el Palacio de Velarde y que enlaza la muestra con las dos plantas superiores, hace referencia a la "Tensión, esfuerzo y trabajo", señas de identidad sobre las que se construyó la sociedad asturiana.
A través de este proyecto y de las conexiones entre los distintos objetos, memoria e ideas, Suárez nos acerca en suma al proceso de reinterpretación de la historia asturiana, del entramado sobre el que se construyó nuestra identidad y sociedad actual. Nos acerca a una historia de trabajo y de esfuerzo, de migraciones y desplazamientos de uno a otro lugar, que queda evidenciado por cartas, cuentas y huellas. Su labor, la de "archivero-artista", es en sí misma la propia obra de arte que quiere reivindicar. La labor de contar una historia, establecer un discurso, recuperar la memoria, indagar, investigar...
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