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El tiempo pintado (1998-2011)

Exposición / Aula de Cultura Fundación Cajamurcia - Madrid / Cedaceros, 11 / Madrid, España
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Cuándo:
06 may de 2011 - 21 may de 2011

Inauguración:
06 may de 2011

Organizada por:
Fundación Cajamurcia

Artistas participantes:
Salvador Torres

       


Descripción de la Exposición

Retrospectiva de toda la trayectoria del artista, con pinturas, esculturas sobre metal, fotografías etx.

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Es fascinante contemplar el paso del tiempo sobre las obras de arte y más aún sobre la plástica contemporánea. El tiempo es un sabio e insobornable maestro a la hora de decidir lo auténtico y válido de una obra de arte. Poco a poco, nos vamos alejando de los días de la primera exposición individual de Salvador Torres (Cartagena, 1971) que trasladó en 1999, ya pintada, desde sus últimos días en la Universidad de Valencia hasta sus primeras jornadas en nuestra galería de su reencontrada ciudad natal. Bambara estaba recién inaugurada.

 

Esa ópera prima fue Acerca de Lawrence (2000) y resultó impactante por su temática, su luz y su gran unidad narrativa. Descubrimos a un joven heredero cualificado de la gran tradición pictórica metafísica.

 

Se sentía que la serie era un homenaje al excepcional y ambiguo aventurero inglés desde el fondo de su corazón. Dicho personaje se desenvolvía en unos lienzos y maderas que recorrían escenas de su apasionante vida con una enriquecedora visión creativa.

 

Allí anotamos el interés del pintor por la arquitectura, sobre todo por la de Aldo Rossi y las visiones clasicistas de Etienne Louis Boullée, que tanto le influían. En esa primera muestra estableció una relación atemporal entre la reconstrucción del mito de Lawrence de Arabia y la obra de arquitectura efímera El teatro del mundo de Aldo Rossi, que se edificó para la Bienal de Arquitectura de Venecia de 1979. Aún hoy, ésta es una exposición muy recordada y referente continuo para los que admiramos su obra.

 

La siguiente muestra individual fue Chinese Restaurant (2001), con una personal introspección al mundo más interior de los restaurantes chinos de provincias, esos espacios culinarios, más o menos teatrales, más o menos escenográficos, plenos de orientalismo y envolventes atmósferas, inundadas de detalles, olores y sugerentes historias. Esos escenarios, en los que se cruzan tantas historias, rezuman una poesía de tiempo detenido, de anhelos sorprendidos y de perfume envolvente de chop suey. Fue un paso adelante en su Gran Marcha hacia la composición, el tono cromático y la inmersión en temas urbanos.

 

En esa exposición, a diferencia de la anterior, una inmensa mayoría de obras mostraban espacios interiores donde, entre miradas directas y huidizas y entre nostalgias imposibles, se cocinaba una inquietante pintura metachina, con especiales apariciones fugaces, entre los platos cocinados, por ejemplo la del edificio del Banco de China, obra del arquitecto Ming Pei, en alusión al también origen teatral y turbio de estos locales.

 

Y así llegamos a Fútbol Utópico (2003), su tercera muestra individual, que nos sumerge de nuevo en el corazón del mito, en las entrañas de sus aficiones más recónditas; es un homenaje y un paseo por los tiempos pasados (años treinta y cuarenta del pasado siglo) de este deporte de masas, cuando el fútbol era una contienda deportiva entre iguales.

 

En esta exposición las escenas de ese pasado reciente están pobladas de playas y pintadas en rojo y blanco, estructuras sin puertas y con vallas de aeródromo delimitando el terreno de juego, así como el cielo y la tierra. Los personajes allí dispuestos parece que atisbaran kiplingnianamente los niveles del placer del éxito o del miedo al fracaso. Era una exposición en la que no solamente había pinturas, sino que también se exhibían por primera vez originales esculturas de metal pintado; en ambos medios continuó siendo muy cuidada la utilización de la materia, el color y el misterio. En esa colección brillaba el esplendor de tantos y tantos héroes anónimos del ayer y de siempre.

 

Su cuarta exposición individual fue una serie de fotografías Iconografía privada (2006), técnica en la que ha trabajado siempre de forma privada y que expuso por primera vez en Bambara en el marco del prestigioso Fotoencuentros´06. Se trata de una aventura visual y urbana acerca de sus mitos, sus amores y desamores estéticos y viscerales acerca de su ciudad natal; Cartagena es una especie de álbum privado lleno de cianotipias y gomas bicromatadas, en las que el autor se contempla y autorretrata a sí mismo como personaje de ficción, un extraño viajero de mil personalidades. Así, las imágenes obtenidas resultan cercanas a la técnica del daguerrotipo y de la obra gráfica, tan cercanas y estimadas por el autor.

 

Era un análisis de la realidad como una dimensión fragmentada y de la identidad personal como un producto permeable, heredero de unos factores culturales e iconográficos concretos que la conformaban. Ha sido una de las exposiciones más personales y cercanas a su intimidad. La ciudad vivida apareció analizada en una encrucijada de poesía y de rechazo, de pasión y de odio.

 

En 2007 conocimos otra exposición individual: El sastre olvidado, exhibida primero en la Sala de las Caballerizas de Murcia y después en la cartagenera galería Bambara, en la que, a través de numerosas pinturas y de nuevo algunas esculturas, conocimos la relación del autor con su abuelo, un extraño sastre que vivió la Guerra Civil española y su posguerra en circunstancias extrañas, ya que además de sastre viajaba a menudo a Sudamérica y cuando murió aparecieron sospechosos documentos, varios pasaportes distintos y otros objetos que nos acercan a adivinar una vida oculta más o menos aventurera.

 

La exposición resultó muy interesante, ya que en ella abundaban por primera vez los grandes formatos de pintura, a los que no estábamos acostumbrados, y que resultaron muy atractivos, plenos de personajes enigmáticos, de escenarios fragmentados y de fantasmas flotantes. Se cumplían pues todas las reglas metafísicas.

 

La serie El zoo que habitamos (2007-2008) es muy rica de imágenes potentes, optimistas y con un cierto surrealismo en el diálogo e interrelación entre los humanos y los animales, sugiriendo una gran fluidez de conociminetos, experiencias y sabidurías. ¿Quienes están fuera y dentro del zoo?, ¿quienes contemplan a los otros, supuestamente prisioneros?. El autor elaboró, por primera vez, una interesante videocreación 'Fauna y ocio'. Son imágenes de una sutil poética e iconográficamente muy vinculadas al autor.

 

En 2008 trabajó en una serie titulada La iniciación urbana. París 1967-1970 en la que se confrontaban dos intensas experiencias parisinas: la de un joven emigrante español (su padre), entre 1967 y 1970, y la de un joven pintor (él mismo), muchos años después, con un gran contraste temporal de imágenes, experiencias y emociones en los ritos de la vida de una ciudad fascinante en belleza y poder a través de la historia.

 

El antropófago erudito fue la exposición que participó en el OFF PAC 2010 con una serie de pinturas sobre papel y sobre aluminio recortado (de nuevo escultura) y por segunda vez rodó una video creación. Esta serie representa la capacidad humana de inspiración y apropiación en el arte, el como los artistas muchas veces y de forma natural se alimentan de propuestas estéticas anteriores a ellos.

 

En la última serie El ruedo, elaborada en 2010, nos traslada a escenarios taurinos muy especiales y personales, en los que las corridas de toros se ven invadidas con escenas e iconografías de la historia de España. Una revisión de España, siempre España, a través de mitos, leyendas y emociones.

 

No podríamos dejar de anotar también su participación en varias exposiciones colectivas, tanto en Bambara como fuera de ella, en las que ha mostrado Series que reflejan su más íntima cosmogonía creadora y mítica: son las dedicadas temáticamente

 

- a los diferentes Viajes, internos y externos, que desarrollamos en nuestros caminos (1999).

- a los marítimos Faros de la vida (2000).

- a Tintín y a sus mundos.

- a las Ciudades soñadas y literarias (2002).

- a epopéyicos y líricos temas históricos.

- a las Ventanas de un discreto voyeur erótico (2003).

- al amor de la vida en los Hoteles (2004).

- a la retención que tenemos del Paisaje en nuestra mirada y en nuestra mente (2005).

- a la relación que tenemos con nuestra solidez física en El cuerpo del sentimiento (2006).

- a nuestras contemplaciones espirituales del Bodegón infinito (2007).

- a Cartagena, su ciudad nativa, a lo largo de los años.

 

Todas estas series (y las que vendrán) se estructuran y se fijan en latitudes y coordenadas espaciales concretas, que conforman, paso a paso, su cartografía plástica, vital y espiritual. Asimismo hay que resaltar su labor en la campo de la obra gráfica, tanto en grabado como en serigrafía ha realizado numerosas obras, con muy diversas técnicas y variaciones, dedicadas a numerosas series, algunas mencionadas anteriormente; son obras densas, compactas y a la vez delicadas, muy cuidadas y bien resueltas. Pocos autores desean enfrentarse hoy con valentía y sinceridad a ese mundo perfumado de papeles, tintas, ricas técnicas, máquinas y roces táctiles que tanto nos atrae.

 

Salvador Torres ha sido seleccionado en diversas e interesantes exposiciones colectivas que, por sus circunstancias y detalles, resultaron ser canones estéticos en nuestra región:

 

- 'Germinal' en la Sala Verónicas en Murcia, seleccionado por Mara Mira e Isabel Tejeda (2000).

 

- 'Los quince de la Opinión' en la Casa Diaz Cassou de Murcia seleccionado por Antonio Parra e Isabel Tejeda (2003).

 

- 'Cien años, cien artistas para el diario la Verdad' en las salas de Las Claras de Murcia, seleccionado por Martín Paez (2004).

 

Con obras de Salvador Torres, y otros artistas de la galería, ha acudido la galería Bambara a varias Ferias de arte: ARTEXPO en Barcelona (en 2001), LINEART en Gante, Bélgica, (en 2002 y en 2003) y ART MADRID (en 2007), con resultados muy interesantes.

 

En Salvador Torres, desde su adolescente labor en el atractivo mundo del cómic hasta hoy, discurre lenta pero firmemente un río de imágenes metafísicas, que han ido distanciándose definitivamente entre sí, tanto espacial como temporalmente, cumpliéndose así los ritos de la evolución. Son esas mismas imágenes las que van conformando día a día su geografía estética, plena de realismo y de magia, de figuración y de lirismo, de verdad y de ficción, de valor y de sentimiento, de levedad y de nostalgia. Su plástica está inmersa en un rico cosmos privado que se expande en toda la energía y el lirismo de su obra. El suyo es un canto plástico a la poética de sus mitos.

 

 


Imágenes de la Exposición
Salvador Torres

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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