Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- 1. Antes de 1917 Poner una fecha concreta al nacimiento del jazz es evidentemente imposible. El año 1917 se considera, sin embargo, una fecha crucial por la conjunción de dos hechos decisivos. En febrero, la Original Dixieland Jazz Band, una orquesta formada por músicos blancos, grabaron el primer disco con la palabra Jazz (o más exactamente Jass) en la etiqueta. En noviembre, el ejército americano cerraba Storyville, el barrio chino de Nueva Orleans cuyos famosos prostíbulos habían contratado a un gran número de músicos; la gran mayoría de estos decidieron emigrar hacia el norte de Estados Unidos, concretamente a Chicago y Nueva York. Sin embargo, no hay que dejar de lado las múltiples señales anteriores -mistrels, gospel, coon songs, cake-walk, ragtime-, preludio del fenómeno musical que se estaba preparando para transformar el siglo y que inspiró, antes de esta fecha, a muchos artistas. 2. La era del jazz en América 1917-1930 La Primera Guerra Mundial fue seguida en Estados Unidos por una sorprendente moda por la música de jazz, aclamada en 1922 en Tales of the Jazz Age de Francis Scott Fitzgerald. Esta moda fue tal que la expresión lanzada por el escritor -era del jazz- ha sido repetida incesantemente para designar no sólo a la música que se convirtió en su banda sonora sino a toda una época, incluso a una generación -los «hijos del jazz». De esta era del jazz, además de las maravillosas ilustraciones que decoraban las partituras de los éxitos musicales, son testigo diversas fotografías de Man Ray (concretamente la titulada Jazz de 1919) y muchas otras obras de artistas americanos, como James Blanding Sloan, o de artistas que vivían en Estados Unidos como Miguel Covarrubias y Jan Matulka. 3. Harlem Renaissance 1917-1936 Mientras que la América blanca vivía su era del jazz, la América afroamericana accedía por primera vez en la historia a un auténtico reconocimiento cultural con el movimiento que, más tarde, sería bautizado como Harlem Renaissance. Si el jazz de un Louis Amstrong o de un Duke Ellington constituyó ciertamente uno de los aspectos más importantes de esta efervescencia creativa, la música no fue en absoluto la única vertiente creativa. Detrás de figuras de primer orden como el escritor Langston Hugues o el pintor Aaron Douglas, un gran número de artistas produjeron un prolífico conjunto de obras maestras, tanto literarias como visuales, que encontraron en la música uno de sus temas predilectos. En este movimiento, esencialmente negro, artistas blancos como Winold Reiss o Carl van Vechten desempeñaron, así mismo, un papel importante. 4. Años locos en Europa 1917-1930 Los Harlem Hellfighters, la orquestra militar de James Reese Europe, tuvieron, durante la Primera Guerra Mundial, el privilegio de mostrar los nuevos ritmos sincopados a los europeos. Una vez terminadas las hostilidades, el virus del jazz contagió rápidamente todos los aspectos de la cultura del viejo continente. La llegada a París en 1925 de la Revue Nègre, con Josephine Baker, coronó la invasión de este Tumulte Noir, como lo bautizó la famosa obra de Paul Colin. Desde Jean Cocteau hasta Paul Morand, Michel Leiris o Georges Bataille, es difícil contar a los escritores que se inspiraron de una manera u otra por esta marea viva. Y de Kees van Dongen a Pablo Picasso o George Grosz, el fenómeno fue igualmente sensible en el ámbito de las artes plásticas. 5. La era del swing 1930-1939 A la era del jazz le sigue la moda del swing y de las grandes orquestras, negras con Duke Ellington y Count Basie, o blancas como las dirigidas por Benny Goodman, Tommy Dorsey o Glenn Miller, que hicieron bailar a las masas durante los explosivos años treinta. Con la aparición del cine sonoro, muchas comedias musicales son testigo de esta nueva moda y de su seductor ritmo sincopado que inspiró también a numerosos artistas. En Estados Unidos, el modernista Stuart Davis y el regionalista Thomas Hart Benton comparten, a pesar de ser antagonistas, el mismo interés por la música. En Europa, Frantisek Kupka dedica diversos cuadros a este jazz que los especialistas como Charles Delaunay cualifican de «hot» para diferenciarlo de sus derivados más empalagosos. A finales de esta década se produce un hecho que será determinante para el futuro: Alex Steinweiss, un joven diseñador gráfico todavía desconocido, crea para Columbia la primera carátula de disco... 6. Tiempo de guerra 1939-1945 La Segunda Guerra Mundial marca de una manera dramática la cultura occidental. Mientras que, gracias a los V-Discos producidos por el ejército americano la música acompaña a los soldados en el campo de batalla, el cataclismo no frena las repercusiones del jazz en los otros ámbitos artísticos. Piet Mondrian, recién llegado a Nueva York, descubre el boogie-woogie, que determina de una forma esencial sus últimas obras. Respecto a la danza, William H. Johnson introduce el jitterbug, el baile más de moda. Al mismo tiempo, en París, los zazous, probablemente bautizados con este nombre por un título de Cab Calloway, resaltan por su atuendo extravagante -zoot suit- que manifiesta irónicamente su oposición, indudablemente un poco arriesgada, a los invasores. El jazz goza en Francia de una gran popularidad que explica el interés que demuestran por esta música Jean Dubuffet o Henri Matisse. Con las tijeras en la mano, este último recorta papeles de colores para componer Jazz, su famosa obra. 7. Bebop 1945-1960 Con el bebop, aparecido a finales de la guerra, el jazz, a su vez, se moderniza, mientras que respecto a la pintura, el expresionismo abstracto comienza a tomar fuerza. Algunos de sus protagonistas, concretamente Jackson Pollock, encuentran una inspiración muy directa con la música de jazz, que escuchan continuamente. Con el microsurco aparece un nuevo ámbito artístico, el que ofrecen las carátulas de los discos. De David Stone a Andy Warhol, de Josef Albers a Marvin Israel, de Burt Goldblatt a Reid Miles, decenas de grafistas, conocidos o anónimos, buscan seducir a los melómanos con un formato rigurosamente delimitado: 30 x 30 cm. El cine, finalmente, tampoco escapa del contagio por parte del jazz moderno. Ascenseur pour l'échafaud de Louis Malle o La Notte de Michelangelo Antonioni son algunos ejemplos de películas que recurren a esta música. Jazz-Art en Barcelona Mientras, en la Barcelona de principios de los años cincuenta, en torno a un resurgido Hot Club-Club 49, se agrupan los artistas más activos y relevantes del momento para ofrecer una de las páginas más interesantes de esta conexión jazz-artes. En los 'Salones de jazz' de esta época encontramos obras de Tàpies, Tharrats, Ponç o Guinovart, entre muchos otros. 8. El jazz de la costa oeste 1953-1961 La biblia de la historia del jazz quiso que el bebop fuera negro y de Nueva York, mientras que el estilo típico de la costa oeste, al alcance de los estudios de Hollywood, fuera blanco, refinado y tan fresco -cool- que algunos no dudarían en tachar de acaramelado. En realidad, a pesar de una meteorología más favorable y una gran sutileza, el jazz de la costa oeste gozó de una gran personalidad y fuerza. Sin embargo, el grafismo típico de los sellos discográficos refleja claramente el contrate de las dos costas americanas. Grandes letras geométricas y retratos en primer plano de músicos negros en el Este, playas soleadas y guapas rubias revoloteando al lado del mar en el Oeste... Estas imágenes de vacaciones no nos deben hacer olvidar, sin embargo, que la California de aquella época fue también uno de los lugares privilegiados de la unión entre el jazz y la poesía de la conocida Generación Beat. 9. La revolución free 1960-1980 En 1960, Ornette Coleman graba Free Jazz. Este disco, con un título que escondía un doble sentido -«Liberad el jazz» y «Jazz libre»- y una carátula con una reproducción de White Light de Jackson Pollock, marca unas nuevas reglas del juego: después del período moderno, se abre el de la vanguardia libertaria... A esta revolución free, contemporánea a los movimientos de liberación de los negros -Black Power, Black Muslims, Black Panthers- responden, en el campo de las artes plásticas, las obras de artistas reconocidos o nuevos: Romare Bearden, en plena madurez, Bob Thomson, estrella que se apagó demasiado pronto, o incluso, en Europa, el inglés Alan Davie. Entre los múltiples efectos de este cambio radical, no hay que olvidar Appunti per un'Orestiade africana, el sorprendente montaje de la película de Pier Paolo Pasolini en la cual éste invita a que las improvisaciones libres de Gato Barbieri se reencuentren con Esquilo y África. 10. Contemporáneos 1960-2002 Aunque no es siempre evidente, la presencia del jazz en la escena de las artes, que dejan de ser modernas y que a partir de ahora son contemporáneas, no se puede desestimar. Son testigo de ello las obras impregnadas de Black Music de Jean-Michel Basquiat o las de su predecesor Robert Colescott. De una manera muy diferente, los videos creados por Christian Marclay o Lorna Simpson confirman asimismo esta presencia, igual que la admirable fotografía del prólogo de Invisible Man -la gran novela de Ralph Ellison-, que ha inspirado al artista canadiense Jeff Wall. Finalmente, el trencito azul que ha creado el mítico artista afroamericano David Hammons, que circula sin pararse por un paisaje de montañas de carbón y de tapas de pianos de cola, ofrece a la exposición su conclusión: si el siglo XX, el siglo del jazz, ha realmente terminado, el tren de la música que lo ha acompañado sigue estando en movimiento.<br>
El jazz constituye, junto con el cine y el rock, uno de los acontecimientos artísticos más importantes del siglo XX. Esta música híbrida, que apareció durante los primeros años del siglo pasado, lo ha atravesado marcando cada aspecto de la cultura mundial con sus sonidos y sus ritmos. «El siglo del jazz» presenta de manera cronológica las relaciones entre el jazz y las artes a lo largo del siglo XX. Nos muestra de qué manera el sonido del jazz ha matizado todas las artes, de la pintura a la fotografía, del cine a la literatura, sin olvidar el grafismo o los dibujos animados. La exposición se articula cronológicamente en torno a una línea del tiempo a lo largo de la que se abren un gran número de pequeñas exposiciones autónomas que evidencian las relaciones del jazz con las otras disciplinas artísticas y explican así la historia del siglo siguiendo la huella de este hilo conductor musical.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España