En la selección de obras expuestas en la galería Antoni Pinyol, Pedro Galera muestra al mismo tiempo el interior y el exterior, la descripción y la insinuación, el público y el privado. Las pinturas tienen ventanas por las que accedemos a una dimensión doméstica de la maximización del espacio, el cual sirve de background. Un juego de ventanas a modo de trucos de magia donde la trampa está a la vista. La ilusión del espacio es como un juego de espejos donde lo importante no es lo que vemos, sino lo que insinúa. Y lo insinuado comparte la dualidad que es la sustancia de la pintura de Pedro Galera, lo espiritual y lo terreno.