Antaño existió el nombramiento oficial de “pintor del Rey”. Ahora, no. Pero continúa habiendo pintores de los Reyes, como Ricardo Sanz. Tras dos años de silencio, que no de inactividad- en el entretanto ha hecho varios retratos privados o públicos, como el de Jesús Posada para el Congreso de los Diputados- Sanz vuelve a exponer con el hilo conductor de “El lenguaje de la luz”. En esta exhibición se mezclan los cuerpos y las almas, las sombras y su hija la luz, la luz madre de la claridad, la claridad que viene del cielo como un don, don del crisol del pintor. En este realismo, el espectador encuentra desnudos deslumbrantes, cabe un paisaje urbano, etopeyas junto a un interior ebrio de intimismo, un retrato cerca de un recuerdo donostiarra, el luminismo y la melancolía. Todos los lienzos unidos por el espíritu del autor, antes que por el estilo.