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El lecho de Procusto

Exposición / Museo C.A.V La Neomudejar / Antonio Nebrija, s/n / Madrid, España
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Cuándo:
22 nov de 2018 - 13 ene de 2019

Inauguración:
22 nov de 2018 / 12:00

Comisariada por:
Andres Isaac Santana

Organizada por:
Museo C.A.V La Neomudejar

Artistas participantes:
José Manuel Ciria - Ciria
Etiquetas
Fotografía  Fotografía en Madrid 

       


Descripción de la Exposición

El arte no significa nada si la vida no lo rebasa. Esta exposición y estas obras resulta, con mucho, la evidencia de ese rebasamiento. Todas, a su modo, se centran en la dimensión ontológica de un conflicto que es -sin dudarlo- de naturaleza política, ética, existencial y, especialmente, humana: ese que relata el instante denso, a la vez que volátil, en el que el ser es trascendido por su animal humanidad. Desde siempre se advierte a ese otro como el enemigo, el objeto de la perturbación y del horror. Pero ese otro, que es otro y yo mismo, ese que habita en mí, no es nuestro [mi] enemigo. Es factible, dable, pertinente, pensarle como parte sustancial de un yo, de un mí, de un nosotros, que se descubre sujeto a los bajíos del infierno y los dictados -rancios y estériles- del poder de turno. La trama argumental que tejen estas piezas, en su autonomía y en su relación (enfática y simbólica) entre sí, refiere a una figura de la mitología griega de altísimo rendimiento en los espacios del debate cultural contemporáneo, abocado, como lo está, a dirimir el dilema de las diferencias y de los diferentes: PROCUSTO. Esta figura se ha convertido en sinónimo de uniformidad y se define como icono de la intolerancia a la diferencia. Así, cuando alguien quiere que todo se ajuste a lo que dice o piensa, lo que quiere o está pensando es que todos se acuesten en el “Lecho de Procusto”. También aquellos que cogen tus sueños y los adaptan a sus limitaciones mentales para decirte que no se puede, que eres un iluso y que nunca alcanzarás lo que te propones. Esta muestra, entraña, por tanto, una reflexión de carácter cultural, político y antropológico. Señala al centro mismo de esos mecanismos de violencia -fáctica o simbólica, al cabo de igual- que tienen que ver con la homologación de todo, la censura a lo diferente y la simulación de lo que no se es para encajar en el canon que promueva la norma social regida por lo aceptable y lo deseable. Andrés Isaac Santana [comisario de la muestra] ---------------------------------- Procusto [el personaje] Procusto, también conocido como Procrustes (estirador), Damastes (avasallado/controlador), Polipemón (muchos daños), fue, en la mitología griega, un bandido y posadero de Ática, aunque según otras versiones vivía a las afueras de Eleusis. Considerado hijo de Poseidón figura, en el imaginario mitológico, como un gigante. Tenía su casa en las colinas donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a serrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo (de ahí viene una de las variantes de su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos, una muy larga y otra demasiado corta, o bien una de longitud ajustable. Lo que le permitía, con absoluta impunidad, llevar a término sus terroríficas torturas. No fue hasta que tropezó con el héroe Teseo, quien invirtió el juego, retando a Procusto a comprobar si su propio cuerpo encajaba con el tamaño de la cama. Cuando el posadero se hubo tumbado, Teseo lo amordazó y ató a la cama. Una vez allí, lo torturó para «ajustarlo» como él hacía a los viajeros, cortándole a hachazos los pies y la cabeza. Matar a Procusto fue la última aventura de Teseo en su viaje desde Trecén (su aldea natal del Peloponeso) hasta Atenas. La retórica contemporánea ha hallado en este personaje una de las de las figuras tropológicas más elocuentes para hablar de exclusión, intolerancia, locura y vasallaje. Acepciones de uso [sus extensiones o estiramientos] • El lecho de Procusto, también llamado cama de Procusto, es una norma arbitraria para la que se fuerza una conformidad exacta. Se aplica también a aquella falacia seudocientífica en la que se tratan de deformar los datos de la realidad para que se adapten a la hipótesis previa. • En matemática, el análisis de Procrustes es el nombre que se da al proceso de aplicar una transformación euclidiana que conservan la forma a un conjunto de éstas, para eliminar así las diferencias de traslación, rotación y escala entre ellas y llevarlas a un marco de referencia común. De igual forma se aplica por extensión de su campo de aplicación a un método estadístico que puede emplearse para comparar las formas de objetos, o los resultados de encuestas, entrevistas o paneles. • En informática, una cadena procusteana es una cadena de longitud fija en las que se almacena texto de diversa longitud. Si el texto a guardar es demasiado corto, se rellena el resto de la cadena, con blancos o nulos. Si es demasiado largo, se trunca. El término se hizo popular en cierta medida por su uso y explicación en el manual de usuario del Sinclair ZX81. Aunque no logró popularidad, aparece en algunas referencias, FOLDOC. • En general se denomina procústeo a aquello opuesto a lo ergonómico, es decir, que parte de la idea de que es la persona quien debe adaptarse a los objetos y no al revés. ---------------------------------- El síndrome [su rendimiento metafórico] El síndrome de Procusto refiere esa tendencia fácil de detectar en el comportamiento de algunas personas, empresas o sociedades que tienden al rechazo o la exclusión de todo comportamiento que, según el prejuicio del que observa y juzga, excede el umbral de lo permitido, deseado y tolerable. En realidad, se trata de una inequívoca expresión de miedo sujeta al vértigo de sentirse superado o entredicho por ese otro que -en su diferencia- me atemoriza. La literatura universal ha hecho uso de esta figura para explicar algunas de las más frecuentes arbitrariedades que se suceden en los ámbitos de la familia, sociedad, la empresa o la política. Básicamente, esta figura se ha convertido sinónimo de uniformidad y su síndrome no hace sino definir los altos índices de intolerancia a la diferencia, enfatizando así el carácter reglamentario y dogmático de la sociedad y cultura contemporánea. Así, cuando alguien quiere que todo se ajuste a lo que dice o piensa, lo que busca es que todos se acuesten en el “Lecho de Procusto”. Lo mismo ocurre con aquellos que asaltan tus sueños buscando adaptarlos a sus limitaciones mentales para decirte que no se puede, que eres un iluso y que nunca alcanzarás lo que te propones. Esta exposición, en su totalidad, versa sobre esos mecanismos censores, de rancio abolengo tiránico, que se manifiestan reiteradamente tras el fantasma de la oligarquía de la igualdad. La intención de Ciria, apelando a la metáfora y las posibilidades tropológicas del lenguaje del arte, es lanzar una mirada crítica a los fundamentos y premisas argumentales que justifican el rendimiento excluyente del modelo igualitario. El lecho de Procusto, pone el énfasis en la discusión acerca de las retóricas populistas y autoritarias que conforman las propuestas programáticas (de índole política y demagógica) regentes en ciertas esferas culturales. La realidad del sujeto contemporáneo, al que se le han decretado infinitas defunciones, relata la arbitrariedad manifiesta que ejercen los modelos igualitarios, basados -en puridad- en la puesta en práctica de una “antropología negativa o deficiente”. Esa que presupone la autoridad y superioridad de unos seres respecto de otros. Lo que lleva a pensar en la validez de los ejercicios de homologación, de control y de censura frente a todo aquello que, visto desde mi paradigma, resulta ajeno o perturbador. La obstinación, la paranoia, el miedo y el rechazo están, a modo de índice discursivo, en el cuerpo de cada una de las obras que conforman esta gran escenografía del disparate. En resumen, esta exposición actualiza el debate acera de la intolerancia y recupera la vigencia de lo que Hannah Arendt denominó “la tiranía de nadie: la burocracia”.


Imágenes de la Exposición
José M. Ciria, Museo C.A.V. La Neomudéjar Antonio Nebrija, s/n. Menéndez Pelayo/ Atocha Renfe — Cortesía de La Neomudéjar

Entrada actualizada el el 21 nov de 2018

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