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El joven Van Dyck

Exposición / Museo Nacional del Prado / Paseo del Prado, s/n / Madrid, España
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Cuándo:
19 nov de 2012 - 03 mar de 2013

Inauguración:
19 nov de 2012

Organizada por:
Colección BBVA, Museo Nacional del Prado

Artistas participantes:
Anton Van Dyck
Etiquetas
Pintura  Pintura en Madrid 

       


Descripción de la Exposición

La exposición está centrada exclusivamente en la obra de juventud de Van Dyck y abarca a través de más de noventa pinturas y dibujos el periodo comprendido entre 1615, aproximadamente, cuando el artista contaba 15 años de edad, hasta su marcha de Amberes a Italia en 1621. Durante estos seis años de producción temprana, el inquieto y extraordinariamente prolífico Van Dyck había pintado ya unos 160 cuadros, muchos de ellos obras de gran tamaño y ambición creativa, de los que el Prado posee el conjunto más importante.

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Antonio Van Dyck forma parte del exiguo número de artistas que a lo largo de la historia han demostrado un sorprendente talento precoz. La exposición arranca con un autorretrato suyo fechado hacia 1615 cuando contaba solamente 15 o 16 años y abarca hasta octubre de 1621, fecha en la que se traslada de Amberes, su ciudad natal, a Italia. Durante estos seis años aproximadamente de su periodo en Amberes, hasta la edad de veintidós, Van Dyck había pintado más de 160 cuadros, incluidos retratos y obras de mediano tamaño, pero también más de una treintena de ambiciosas composiciones de gran formato. Su estrecha relación con Rubens, al que sirvió como ayudante, plantea algunos de los interrogantes más atractivos de esta etapa: ¿por qué Van Dyck creó obras intentando parecerse lo más posible a su maestro y, sin embargo, se distanció tanto en otras, otorgando a sus figuras un carácter naturalista alejado de la idealización de Rubens? Dar sentido a la evolución del joven y a menudo contradictorio pintor, además de poner de manifiesto la extraordinaria calidad de su obra ya en este periodo, es el propósito de esta exposición que incluirá cincuenta y dos pinturas y cuarenta dibujos, un conjunto que evidenciará su precocidad, manifestada no sólo en su gran productividad, sino en la calidad de sus obras. Incluso de no haber pintado más que los cuadros de esta etapa temprana, Van Dyck ocuparía también su sitio como uno de los pintores más importantes del siglo XVII.

 

Esta es una de las mayores exposiciones que se han dedicado al arte de Van Dyck, la primera que se dedica a su pintura en España, y la primera que se centra en su obra de juventud desde la celebrada en la National Gallery of Canada, en Ottawa, en 1980. El Prado posee la colección más importante que existe de obra temprana de Van Dyck aportando cinco pinturas a la exposición. Al margen del Museo del Prado, las colecciones más importantes de cuadros del joven Van Dyck se encuentran en la Gemäldegalerie de Dresde y el Museo del Hermitage de San Petersburgo. Ambos museos han apoyado el proyecto expositivo con el préstamo de obras (cuatro por parte del museo alemán y dos en el caso del museo ruso).

 

El que fuera el mejor discípulo de Rubens, luchaba ya al comienzo de su carrera por definir su estilo, un concepto que era nuevo en su época, el de la conciencia por crear un sello personal. En sus primeras composiciones se muestra un tanto vacilante en el tratamiento de las anatomías, experimenta con ellas como ocurre en las obras del comienzo de la exposición: La entrada de Cristo en Jerusalén (Indianapolis Museum of Art), La Lamentación (Ashmolean Museum de Oxford) o el Sileno ebrio (Gemäldegalerie Alte Meister Staatliche Kunstsammlungen Dresden) mostrarán su faceta de pintor experimental con una fuerte personalidad que busca nuevos recursos para aumentar el impacto de sus cuadros en los espectadores.

 

En cambio, en cuadros como La coronación de espinas (Museo del Prado), Van Dyck refleja la abrumadora influencia que le dejó el tiempo que trabajó para Rubens (1577-1640), y se traduce en esta obra en que las figuras están muy próximas a su mentor, sin impedir, sin embargo apreciar nítidamente cómo lucha una vez más por definir un estilo propio. Por ejemplo, el gusto de Van Dyck por las texturas y unos físicos toscos y muy realistas se alejan de la belleza idealizada con la que retrataba Rubens a sus personajes.

 

Desde al menos 1617 hasta 1621, Van Dyck colaboró en el taller del flamenco, destacando sobre los demás ayudantes, como evidencia que fue al único al que mencionó por su nombre entre sus discípulos en un contrato que firmó el artista flamenco estipulando que diversas obras debían de ser realizadas por él mismo y por 'Van Dyck junto con otros discípulos'.

 

Es de resaltar que a pesar de haberse acercado tanto al estilo de Rubens llegase a pintar de una forma tan personal como demuestran notables ejemplos de obras maestras de gran originalidad presentes en la muestra, como el San Jerónimo en el desierto (Gemäldegalerie de Dresde) o El Prendimiento (Museo del Prado), probablemente una de sus últimas composiciones antes de partir rumbo a Italia en otoño de 1621 y la de mayor tamaño que pintó Van Dyck durante su juventud.

 

La muestra acaba con el retrato que le pintó a la primera esposa de Rubens, Isabella Brant, 1621 (National Gallery of Art de Washington), que según los cronistas de la época le regaló a su maestro antes de marchar a Italia. En éste y otros retratos de esta época se aprecia un estilo muy personal, definido por la fluidez y estilización de las formas y la elegancia de las posturas, características que le convertirían más tarde en uno de los retratistas más influyentes de la historia del arte europeo.

 

Catálogo

 

El catálogo, editado en español y en inglés, que acompaña a la muestra se ha realizado bajo la dirección de Friso Lammertse, del museo Boijmans Van Beunigen de Rotterdam, y Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca del Prado, y cuenta además con la colaboración especial de Anne-Marie Logan, especialista en dibujo flamenco, y de otros expertos. Los principales asuntos que han ocupado a los autores son la extraordinaria precocidad del talento de Van Dyck, su enorme productividad, las sorprendentes fluctuaciones de su estilo pictórico y su relación con Rubens, su maestro y mentor.

 

El catálogo incluye también una sección técnica en la que se muestran los resultados de los estudios de la obra de Van Dyck llevados a cabo en el Gabinete Técnico del Museo del Prado. Esta publicación es el resultado de un ambicioso proyecto de investigación que sitúa al departamento de pintura flamenca del Museo del Prado como uno de los principales centros de investigación en esta materia a nivel mundial.

 

La exposición en detalle

 

I.

 

En 1609 Van Dyck inició su aprendizaje con Hendrick van Balen, uno de los pintores más destacados de Amberes. Del taller de Van Balen pasó probablemente al de Rubens, aunque no sabemos exactamente en qué fecha.

 

Desde aproximadamente 1613 hasta 1618, año en el que se inscribió como maestro en el gremio de pintores de la ciudad, Van Dyck cultivó estilos distintos. En los que son probablemente sus primeros cuadros le vemos un tanto vacilante en el tratamiento de las anatomías, pese a lo cual demuestra poseer ya una fuerte personalidad y una tendencia a experimentar -por ejemplo en su gusto por los tipos humanos rústicos y por una manera de pintar que hace visible la textura, aspectos ambos que no eran habituales en el Amberes de la época.

 

Obras como el Sileno ebrio y La Lamentación están más logradas que otras que se presentan en el inicio de esta exposición. Van Dyck experimenta en ellas con unas formas de expresión que remiten a la pintura veneciana y a la de la pintura flamenca del siglo XV.

 

II.

 

En 1618, el año en que se estableció como maestro independiente, Van Dyck pintó cuatro retratos, que son de sus pocas obras juveniles -solamente siete- que están fechadas. Es probable que en ese mismo año realizara también su primer encargo público, el Cristo con la cruz a cuestas que pintó para la iglesia de los Dominicos de Amberes.

 

Desde aproximadamente 1617 hasta 1621 Van Dyck simultaneó su colaboración en el taller de Rubens con su trabajo independiente. En los cuadros que pintó en su propio taller, la influencia del maestro se combina con un lenguaje muy personal, visible en el gusto por las texturas y en unos tipos físicos toscos y nada idealizados. En la exposición pueden verse varios cuadros en los que se aprecia esa original combinación de elementos propios y ajenos. Son obras de una energía y una madurez sorprendentes para un artista que contaba solo entre 18 y 21 años.

 

III.

 

Van Dyck colaboró con Rubens desde al menos 1617 hasta 1621. En su taller, formaba parte de un equipo de pintores que ayudaba al maestro pintando algunos elementos de sus cuadros o realizando versiones que luego él retocaba en mayor o menor medida.

 

Con el tiempo Van Dyck acabó por destacar sobre los demás ayudantes. En marzo de 1621 Rubens firmó un contrato en el que se estipulaba que diversas obras debían ser realizadas por él mismo y por 'Van Dyck junto con otros discípulos'. A ninguno de esos otros discípulos se le menciona por su nombre.

 

Rubens preparó de tal modo a Van Dyck que llegó un momento en el que el alumno era capaz de imitar a la perfección el estilo del maestro. Realizó dibujos que Rubens utilizaba como modelos en sus cuadros y, a la inversa, otros basados en ellos para que pudieran ser grabados. La buena relación que le unía con su mentor se refleja en que éste le permitiera emplear dibujos y modelos suyos, como hizo por ejemplo en la Coronación de espinas.

 

IV.

 

En toda la producción juvenil de Van Dyck se aprecia una experimentación constante, que se manifiesta en sus frecuentes cambios de estilo. Es probable que, al mismo tiempo que trabajaba para Rubens y elaboraba una versión personal del estilo del maestro, fuera desarrollando también una manera de pintar más propia. Así lo indican obras que contienen una serie de figuras de gran originalidad, y en las que le preocupa menos la impresión de relieve que la fluidez de la pincelada y la estilización de las formas. Estas características están presentes en cuadros como San Sebastián atado para el martirio y El Prendimiento, que probablemente están entre los últimos que pintó en Amberes antes de partir rumbo a Italia en el otoño de 1621.

 

Se incluyen en esta exposición dos variaciones del cuadro San Jerónimo con el Ángel. La realización de varias versiones de un mismo cuadro era habitual desde el Renacimiento, pero Van Dyck cultivó con especial frecuencia esa costumbre, que le permitía incrementar sus beneficios.

 

V.

 

Algunos de los retratos de Van Dyck pueden fecharse poco antes de partir de Amberes, en octubre de 1621, para residir siete años en Italia. Lo sabemos porque algunos de sus modelos son personas a las que conoció durante los meses que pasó en Inglaterra (desde octubre de 1620 hasta marzo de 1621), antes de viajar a Italia.

 

Asimismo, según varias fuentes, pintó un retrato de la esposa de Rubens (nº. 90) que le regaló a su maestro poco antes de marchar a Italia. En estos cuadros se aprecia un estilo muy personal, definido por la fluidez y estilización de las formas y la elegancia de las posturas. Esas características se irían afianzando en el arte de Van Dyck, hasta convertirle en uno de los retratistas más influyentes de la historia del arte europeo.

 

Llama la atención que un artista cuyo estilo se había acercado tanto a Rubens llegase a pintar de forma tan personal. Ello es consecuencia de su afán por encontrar un estilo original y forjarse una carrera independiente.

 


Imágenes de la Exposición
Anton Van Dyck, Autorretrato, 1615. Akademie der bildenen Künste

Entrada actualizada el el 01 oct de 2019

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