Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La exposición el 'Joven Murillo' analiza la actividad artística del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) en los primeros años de producción, es decir en el periodo situado entre 1638-40 y 1650-53. La exposición explora la producción de los casi veinte primeros años del pintor sevillano a través de 40 pinturas seleccionadas entre los museos y colecciones de todo el mundo. El recorrido de la muestra se estructura en varios apartados donde las pinturas expuestas ayudan a definir los principales rasgos de la obra del pintor durante ese periodo: obras juveniles, la serie del Claustro Chico del Convento de san Francisco, pinturas de género que manifiestan su preocupación social, pinturas monumentales, el tema de la Virgen con Niño, las iconografías de la Magdalena y San Jerónimo. Además, la exposición presenta extensa información sobre la evolución técnica del pintor. La imagen más difundida de Murillo y su obra es la que se corresponde con su etapa de madurez, cuando el llamado por Ceán Bermúdez 'estilo vaporoso' queda formulado con evidencia. Pero ya en las obras de juventud del pintor se muestran claramente todos los elementos constitutivos de su personal modo de entender los temas religiosos, entre ellos la intensa presencia humana de los personajes. Estas obras de juventud, aún sin haber gozado de tanta estimación ni ser tan populares como su obra de madurez, son sin embargo tan enérgicas, sólidas y personales como las que realiza más adelante. Murillo se incorpora a la escena artística sevillana a finales de la década de 1630, recién terminada su formación en el taller del pintor Juan del Castillo. En ese momento Francisco de Zurbarán era el pintor más respetado en la ciudad, al que fue suplantando como primero entre los pintores de obra religiosa al ir cosechando sus primeros éxitos profesionales. En esta primera época su obra se caracteriza por un estilo tenebrista y naturalista con influencias de autores de la generación anterior como Zurbarán y José de Ribera. En las primeras obras documentadas se puede ver la huella de Juan del Castillo, especialmente en la que es considerada su obra más antigua, La Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo (Palacio Arzobispal, Sevilla), pintada en torno a 1638-40. Por otra parte, la influencia de Francisco de Zurbarán será decisiva en la ejecución del primer encargo importante que recibe de una orden religiosa: el ciclo de trece lienzos de gran formato destinados al Claustro Chico del convento de San Francisco. Algunos de estos lienzos como San Francisco confortado por el ángel (Academia de San Fernando, Madrid), San Diego en éxtasis ante la Cruz (Musée des Agustins de Toulouse) y San Salvador de Horta y el inquisidor de Aragón (Musée Bonat, Bayona). podrán ser vistos de nuevo juntos gracias a esta exposición. Con Niño espulgándose, (Musée du Louvre, París) y Dos muchachos comiendo melón y uvas, (Alte Pinakothek, Munich), se inicia en la pintura de género, Por lo demás, en su obra religiosa se alternan escenas de la infancia de Cristo, como la Huida a Egipto, de la que podremos contemplar dos versiones procedentes del Palazzo Bianco de Génova y del Detroit Institute of Art respectivamente., tratadas con el mismo tono sencillo y doméstico de las escenas de género, con imágenes más idealizadas de la Virgen y el Niño como La Virgen del Rosario del Musée Goya de Castres. En la década de los 50 realiza simultáneamente imágenes de devoción, sobretodo Vírgenes con Niño, utilizando un lenguaje claroscurista con el inicio de un relativo interés por la obra de Ribera y su naturalismo patente en obras que representan a figuras de varones, como San Jerónimo (Museo de Bellas Artes de Sevilla y Museo del Prado), San Francisco (Catedral de Amberes y Museo de Bellas Artes de Sevilla), San Antonio de Padua (Birmingham Museums Art Gallery), San Lesmes (Museo de Bellas Artes de Bilbao) o a figuras femeninas como la Magdalena Penitente (Colección Arango y Nacional Gallery of Ireland, Dublín), la Sagrada Familia del Pajarito (Museo del Prado), San Agustín y Cristo peregrino (Museo de Bellas Artes de Valencia) o la Santa Catalina (Colección Focus Abengoa), todas ellas en la exposición. La exposición cierra con la Inmaculada con Fray Juan de Quirós, ca. 1653 (Palacio Arzobispal de Sevilla), que inaugura lo que serán las imágenes más habituales del pintor. Esta muestra constituye una oportunidad única por varios motivos. En primer lugar, nos permitirá conocer y profundizar en la etapa inicial de la producción pictórica de Murillo. Por su influencia en las siguientes generaciones de pintores de la escuela hispalense, y por la influencia que a su vez ejerció Sevilla sobre su obra, el Museo de Bellas Artes es un marco excepcional para acoger la exposición. Así mismo, se podrá prolongar la visita y conocer otras obras de la colección permanente del museo que conserva y expone lo mejor de Murillo.
Comisariada por Alfonso E. Pérez Sánchez y Benito Navarrete, la exposición reunirá medio centenar de obras del periodo juvenil de Murillo, una etapa crucial de su carrera de la que los Museos de Bellas Artes de Bilbao y Sevilla conservan ejemplos significativos: San Pedro en lágrimas (c.1650-55) y San Lesmes (c. 1655) en Bilbao, y San Francisco (c.1645-50) y San Jerónimo (c. 1665-75) en Sevilla. Hacia 1640 Murillo obtuvo sus primeros éxitos artísticos e inició una carrera ascendente. Durante ese primer periodo realizó una obra caracterizada por su tenebrismo y su naturalismo, que muestran la influencia de los maestros de la generación anterior como Zurbarán y Ribera, en los contrastes luminosos y en el gusto por la observación de la materia.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España