A lo largo de la Historia de la Pintura encontramos artistas que han basado su obra en la representación real o idealizada de la naturaleza; otros se han servido de ella, modificándola si era necesario, como un medio de expresión de sus propios sentimientos o de los de una colectividad; algunos, los menos, pero los más profundos, utilizan la naturaleza para darnos una visión personal e individual del mundo, convirtiendo su obra en una interpretación del cosmos. Ese es el caso de los artistas que ahora presentan su obra en Medinaceli DEARTE, la madrileña afincada en Murcia, Elisa Ortega junto al albaceteño murciano, Manuel Delgado.

Medinaceli DEARTE expone las últimas creaciones de la artista Elisa Ortega (Madrid 1964) y, aunque su determinación por el arte se revela en la madurez, confiesa haber sentido inquietud por la pintura desde su más infancia. Sus obras ... van del estarcido a las monotipias, el esgrafiado o el collage y le permiten el desarrollo de una sensibilidad delicada y sutil que cautiva al espectador. 'Mi obra pretende reflejar mi posicionamiento como Ser que está en el mundo, y para ello recurro al dibujo, la forma y el color como transferencia de pensamientos y sentimientos, no describo una realidad, sino que intento construir toda una cadena de sugerencias e imágenes poéticas'.

Manuel Delgado (Albacete, 1950), ejerce con entusiasmo su doble vocación, la de grabador y docente. Desde 1972 hasta hoy ha expuesto ininterrumpidamente en diferentes espacios, tanto en colectivas como individuales y cosechando numerosos premios. Para Manuel Delgado, el arte es una actividad inherente al ser humano y entre ambos, surge y se revela el misterio de la existencia. 'El arte no es más que una profunda nostalgia del futuro, el motor de la subjetividad humana y no proviene de la aciaga fe en el 'Progreso' sino que emerge de la añoranza cordial de la humanidad por el paraíso en la tierra donde la vida era un autentico medio para el conocimiento'.

La obra de Delgado refleja la dualidad entre lo cotidiano y lo onírico y utiliza la naturaleza para plasmar por medio de la pintura el mundo que nos rodea, no sólo el mundo terrenal si no también el de los sueños y cómo los hombres interactúan con ambos.