Descripción de la Exposición
EL JARDÍN SALVAJE
“El jardín salvaje” que aquí presento es una continuación de ese homenaje pictórico a la figura de Masanobu Fukuoka. A su filosofía, a su “Wu Wei”, ese concepto de la “no acción” o “no interferencia” que él aplicó a la agricultura natural y cuya importancia, a mi parecer, puede ser vital en nuestro futuro inmediato como especie.
Pero antes de hablar de pintura y de seguir hablando de Fukuoka, quiero hablaros sobre como nuestra óptica condiciona nuestro comportamiento, tanto a nivel individual como a nivel de especie. Porque al final de eso va mi trabajo como artista, de la relación entre humanidad y territorio.
Bien, como ya sabemos, el pensamiento, el habla y la acción están íntimamente interconectados. Se influyen mutuamente. Y no siempre somos sinceros en esos procesos. El hombre blanco es un experto en eufemismos. Un ejemplo: cuando yo era niño en la escuela, aquí en España, me hablaban del “Descubrimiento de América”, y todavía le insuflaban cierta épica a un episodio que se debería llamar la “Conquista de América” o incluso, siendo más realistas, el “Genocidio, sometimiento y expolio de las culturas nativas de América”. Tardé tiempo en darme cuenta de que la narrativa de la civilización que se impone, sea cual sea, dulcifica y edulcora la historia sobre la subyugación de la otra. Al fin y al cabo el que gana la “guerra” es el que cuenta luego la “Historia”.
Lo mismo ocurre con la relación entre humanidad y cuanto le rodea.
¿Cómo es nuestra relación con el entorno? De sometimiento.
De sometimiento absoluto.
Un hecho que lo ilustra: al 99,9% de las especies que hay sobre este planeta les iría mejor sin nosotros.
Y esta realidad arroja una fotografía sobre nosotros en la que no salimos ni tan guapos, ni tan listos, ni tan buenos, como nos creíamos.
Este comportamiento sometedor, al menos el de la civilización occidental cuya óptica se ha extendido a todos los rincones del planeta, viene dado por una serie de errores de “óptica” que condicionan nuestro comportamiento como especie. Nombraré dos: Error 1: Hablar de la naturaleza como si no fuéramos parte de ella. Como si fuéramos algo distinto, diferenciado, opuesto.
Error 2: Dibujarnos en lo alto de una pirámide y pensar que todo lo demás está a nuestros pies. Como si pudiéramos disponer de ello a nuestro antojo.
Esos errores condicionan nuestro comportamiento individual y colectivo. Aunque hace siglos que sabemos que el Sol no gira en torno a la Tierra, parece que la vida gira todavía en torno al hombre. A lo que nos rodea lo llamamos “recursos” y esa palabra es un dardo envenenado. Resulta que aquí el lenguaje, al menos en castellano, nos traiciona y revela nuestras intenciones. Así por ejemplo ya no hablamos de agricultura, sino de explotaciones agrícolas. Tampoco de ganadería sino de explotaciones ganaderas, igual que los bosques son ahora explotaciones forestales. Y para colmo nuestro particular epíteto para las personas trabajadoras: “recursos humanos”.
Rubén Martín de Lucas
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España